Una mirada rara a la causa de Pablo Herreros
6 noviembre, 2011 – 17:18 | 18 Comentarios

Ver que un puñado de anunciantes ponen los pies en polvorosa porque un blogger la lía… eso no se había visto por estos lares. De la madre de El Cuco, El Cuco y sus crímenes …

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El Mundo pone la artillería y Vasile la munición: la televisión privada se echa al monte

Escrito por el 2 febrero, 2009 – 9:332 Comentarios

Precaución: jugar con todas las variables. Si aceptamos que las casualidades no existen, deben tener en cuenta dos cosas antes de seguir leyendo. Una, que el diario El Mundo tiene una licencia estatal de TDT. Dos, que todas las televisiones privadas están negociando con el Gobierno un nuevo sistema legal que regule su presencia, así como la de las televisiones públicas. O puede que, mejor dicho, RTVE.

Con todo eso en la cabeza, paso a advertir que desde hace varios posts vengo anunciando que mis fuentes generalmente bien informadas anuncian una sacudida de la estructura del sector verdaderamente escandalosa. Siempre y cuando salga adelante la nueva Ley General Audiovisual que quiere el Gobierno que sea por consenso… consenso que, farol o no, más o menos amenaza con romper Paolo Vasile en la entrevista de hoy:

No sabemos lo que nos va a presentar el Gobierno, pero ese proyecto es papel mojado. Hacer un proyecto de ley de la televisión privada sin cambiar la presencia de la televisión pública no sirve de nada.

No hay una línea de texto que no tenga substancia absoluta. Las radios se llenarán hoy de comentarios que ponen a la Casa Real como presionadora e, indirectamente, censora, de la televisión en España. Si así lo piensa uno de los ejecutivos más brillantes de la historia de la televisión (se opine lo que se opine de su trabajo y asumiendo que es humano), debe decirse. Si está amortizado porque vuelve a Italia (algo que se viene diciendo desde hace mucho, pero que nunca parece cumplirse) resultaría mucho más creíble al no tener demasiado que perder. Pero no hay que perderse en que señale con el dedo al rey (más presión, por otro lado, al Gobierno), sino en las muchas otras cosas.

El sector de la televisión no está en crisis, está quebrado. No pasamos por una crisis, sino por una quiebra, y están encendidas todas las alarmas. Los que ganaban mucho, ganan.Los que ganaban un poco, pierden. Los que estaban perdiendo, pierden mucho. Por eso digo que este sector está técnicamente en quiebra.

Interpretación: Telecinco gana. Antena3 debe estar al límite, casi sí, casi no. Cuatro y Sexta tienen un agujero negro. Veo y Net, simplemente no deben tener de dónde tirar. Todo esto asumiendo que se está mirando la foto con los cierres de los últimos meses, no los del último ejercicio completo.

…no necesitamos que nos den dinero, simplemente que dejen de quitárnoslo.

Es decir: las televisiones privadas han pedido su plan de rescate. ¿Y cuál es? Retirarle el dinero al sector público para que lo recoja el privado: aceptar la realidad de que la televisión es un juego de suma cero. Verdaderamente, si no lo es, se le parece mucho:

[el dinero nos lo quitan] con la publicidad y destrozan un espacio determinante, que es el mercado de la compra de derechos. El caso de TVE en 2008 ha sido escandaloso. No le importa vender la publicidad al 40% menos de lo que podría venderla y no le importa pagar el 40% más de lo que podría pagar. Compra y vende a cualquier precio, porque juega con dinero público. En 2008 TVE ha perdido 100 millones de euros, y eso se sabía antes de hacer los Presupuestos Generales del Estado de 2009 y no se ha modificado, con lo que este año su despilfarro será mayor. Es intolerable.

Es evidente que tienen un caso. Y que, cuando teníamos un gobierno que sacaba pecho por su reforma televisiva, el modelo se ha roto: volver a la deuda, que fue la excusa de la reforma, no es presentable políticamente hablando ni moralmente: por el compromiso político y por la crisis. A partir de ahora, todos son torpedos contra la televisión pública y la reglamentación actual. Curiosamente, el diario que lo acoge, cuando no tenía intereses en televisión, no ponía en la picota la presencia de televisiones públicas de la forma en que lo hace, lo que no quiere decir que no sea legítimo. Un afamado presidente de un curioso periódico de Madrid me dijo hace muchos años, cuando sólo era director, que influir para defender tus intereses es legítimo, lo que no es legítimo es la presión. La frontera está en algún sitio. El Mundo cita a Indro Montanelli: «las televisiones públicas son los botines de guerra de los partidos ganadores». Vasile acepta el razonamiento:

El botín es botín. Las públicas son el botín de guerra de los partidos ganadores en todo el mundo. Es evidente, insultante e intolerable.

Es obvio que no hay ciudadano de este país que no haya sentido que las televisiones barren siempre para el partido que gobierna. De forma más o menos escandalosa, pero es notorio.

Que nos vendan como un gran salto democrático que la televisión pública en lugar de responder al Gobierno responde al Parlamento es ingenuo. Ya sabemos el tipo de alianzas torticeras que se pueden hacer entre grupos parlamentarios para que todo siga igual

Pues sigue teniendo un caso, que quieren que les diga. Vamos ahora con el primer 5%, el del límite de inversión en otras cadenas:

El tema del 5% es grave que lo piensen y gravísimo si lo hacen, porque es optar por el amiguismo, y no por el pluralismo. Yo creo en la televisión pública como compensación, o de poder o de calidad. Dos años después de activar el límite del 5% dicen que vuelven a un sistema oligopólico de televisión y lo hacen porque ningún gobierno quiere renunciar a ser el dueño de la televisión pública y manejar el sector privado.

Interpretación: relean lo que han leído. Cadenas con pérdidas millonarias. Amiguismo. Súmenle la existencia de dos licencias nuevas en abierto que emiten en analógico. Más todas las licencias a grupos periodísticos destinadas a la TDT (Unidad Editorial entre ellas). ¿No piensan que aquí se cuece algo? ¿Algo más que la simple inversión de unas cadenas en otras creando grupos con más canales en vez de tener más canales? Tiene mucha lógica de negocio, pero la pregunta es si es eso lo que nos han vendido en nombre de la democracia. De la libertad de mercado, no vamos a hablar. A esperar y ver, que aquí parece todo en el aire.

El otro 5% por ciento, el del cine, tampoco se salva. Es conocido, pero la argumentación es más dura:

Lo del cine español es un impuesto revolucionario, porque a un sector que está en quiebra se le obliga a subvencionar otro, que es el cine. Que las televisiones privadas aunque no ganen dinero tengamos que invertir el 5% de nuestros ingresos en cine español, mientras TVE compra películas americanas a mansalva es una gran contradicción y un abuso. En un momento tan grave el Gobierno debería darnos una moratoria, y no obligarnos a subvencionar a otro sector cada día más ruinoso.

¿Tiene sentido que los ciudadanos paguen impuestos e impongan regulaciones para proteger un sector de la competencia norteamericana y que su televisión pública lo emita – doblado – por doquier? Si fuera cultura estaría subtitulado, digo yo. Eso pasaba antes en La2, pero no sé si existe ya. Cada ciudadano tiene su respuesta, no obstante: son sus impuestos que es lo que se supone que decide con el voto. No se sabe si estos son cosas para el líder de la oposición, que tiene un partido que controla algunas teles con una línea editorial llamativa:

Sin ninguna duda que es una antigualla y un anacronismo. La televisión pública es un arma en contra de la libertad de empresa. Imagine que hoy, con el automóvil en crisis, el Estado empieza a construir coches vendiendo a la mitad de su precio.¿Qué pensaríamos? Con la diferencia de que el dinero de la televisión sale de los ciudadanos. Y aquí el ciudadano está pagando la TVE, la catalana, la gallega… y en todas se despilfarra a manos llenas.

Seguramente por cosas como éstas, declara: «No somos amigos de nadie, nos odia tanto la izquierda como la derecha. Estamos en el buen camino.» Y la entrevista se entretiene en ofrecer interesantes valoraciones sobre las presiones del Gobierno (el Gobierno no llama, la Casa Real sí), que solo ha retirado un programa por presiones políticas (Pecado original y no el Tomate) y cierra con un colofón que, seguramente, servirá para destrozar su reputación en sitios como Menéame. Si lo leen con detenimiento, encontrarán la llave de la gestión de la televisión comercial. Una vez entendido lo que dice, apliquen control de costes:

… falso que Telecinco haga televisión basura. Es un argumento capcioso que se remonta al Pleistoceno, a la etapa de las mamá chicho. No puedo pensar que el público de Telecinco es coprófago, que come basura. Come lo que le gusta. Y Telecinco, líder de audiencia durante mucho tiempo, no parece que lo haga mal. No existe la buena o la mala televisión, existe la televisión que la gente ve y la que no ve

Mientras acabo estas líneas, un pajarito me dice que la negociación entra en la fase decisiva. Otra frase de la entrevista me lleva a pensar que la sangre no llegará al río, pues siempre es un pacto cerrado:

Cuando firmamos la renuncia a recurrir el cambio de Canal + de pago a abierto, y el nacimiento de La Sexta, era a cambio de que la televisión pública iba a reducir la ocupación publicitaria. No fue un regalo, sino un acto de justicia, y, de hecho, cuando redujeron el minuto ya era tarde, porque las pérdidas eran muy superiores.

Como se puede ver, la televisión en abierto es un oligopolio cerrado donde las decisiones se toman en un juego de intercambios donde sólo unos pocos elegidos tienen sitio. «A cambio de que». Todos haríamos lo mismo en su lugar, seguramente, y no hemos descubierto la pólvora. ¿Y el final? Yo espero este escenario: en esta fase de la transformación de la comunicación, se terminará con una televisión pública pagada con impuestos, sin publicidad y con contenidos limitados. Ahora o en los próximos ejercicios.

Una reflexión mínima de todo lo que rodea el fin de la televisión as we know it permite llamar la atención de que si se quiere un consumo de entretenimiento audiovisual libre de todo este tipo de negociaciones propias del mundo de la escasez, y si se quiere que la ciudadanía recupere la libertad para crear, emprender o, simplemente, dejar de ver, todo pasa por el desarrollo de las redes: libertad para emitir y garantizar el acceso a todos los hogares tal y como nos garantizan una carretera o una calle por la que poder transitar.

Actualización: El Mundo ha incluido un comentario editorial sobre la entrevista que ahonda en lo esencial de la estrategia. Que esto será papel mojado si no se toca a las teles públicas. ¿Saben que pienso que lo mismo el gobierno presenta como una concesión lo que, en el fondo, quiere hacer? La tele es un dolor de cabeza…

2 Comentarios »

  • Anonymous dice:

    Como dice la copla, Gonzalo,» qué razón tenía la pena traidora»…» que el niño sufriera por la Salvaora»…

  • Jack Lab dice:

    Lo de la tele en España es una pena. 17 TVs autonómicas. 2 nacionales. Ninguna gana dinero, ni siquiera pierde poco. Todas compiten contra empresas privadas y están al vaivén de los gobiernos. Esto en cualquier otro lugar no pasaría. Y hay miles de personas que trabajan para ellos.

    Luego tenemos las concesiones. Televisiones amigas que por arte de birbiloque pasan de codificadas a en abierto. La TDT es una merienda de negros, que ha contado con el boicoteo expreso de las televisiones privadas y la pasividad total de las públicas.

    Si la pública se retira de la guerra por la publicidad, que venda su espacio a las privadas. Con eso podrán pagar la deuda. El problema de fondo es otro, el de la financiación de la televisión pública. Y el único modelo decente es el británico. Da gusto ver la BBC.