A lo mejor es demasiado aventurado, seguro que requiere montones de matices. Pero, a saber: tanto algaradas como formas de activismo y resistencia organizada por el público normal (para dejar de llamarlo la red, pero que sí se organiza en lógica de red), se han llevado por delante unas cuentas cosas en muy poco tiempo. El fiasco del canon no podría entenderse sin ello, la dimisión de Alex de la Iglesia, las denuncias y actuaciones judiciales posteriores sobre la SGAE iban a caballo del público. Asalto tras asalto, todo lo que rodea la denominada Ley Sinde, tropieza una y otra vez con políticos temerosos – ¿con conciencia, cálculo electoral? – de sus consecuencias de percepción. Sólo queda esperar la fecha en que La Noria doble la rodilla. Maldades y bondades del asunto están relatadas. No tomo partido ahora – ya se conoce – pero, aunque no me sorprende, no dejo de poner el dedo en lo llamativo: la protagonista principal del fiasco antidescargas, sus compañeros de industria, no cesan de buscar a la prensa convencional y a periodistas en radios amigas para tener altavoces sin problemas. La opinión de los internautas ofendidos no ha cambiado nada. Los que no tienen opinión o, directamente, piensan lo contrario, no han movido un dedo ni organizado campaña de ninguna clase para provocar el mismo efecto en los políticos y directivos involucrados. Uno de los males del hype del dospuntocerismo es que conduce a que la gente piense que basta con un tener un twitter o un facebook para ser moderno. Se han olvidado de que lo real son conversaciones y deliberaciones entre iguales que, o son honestas, o son expulsadas del circuito. Otra forma de decirlo: o se abraza la discusión abierta y el debate existente en la sociedad para interactuar con él, asumir que se depende de la interrelación con el público, que no funciona un mensaje unidireccional, o todo esto seguirá. Cada día más. ¿El fracaso es no aceptar que la economía digital trae de por sí una reducción inevitable del precio del llamado producto cultural y que las estructuras económicas que lo sostenían, esas, como las golondrinas, no volverán, y que sin comunidades de usuarios comprometidos todo se vuelve mucho más difícil? ¿O precisamente por eso se aspira a construir un (E)estado de vigilancia permanente? No le pasa solo al cine, músicos y editores: obsérvense algunas publicidades contraproducentes de grandísimas empresas. En realidad, se puede profundizar más en la respuesta: «coacción para mantener los flujos de renta -deuda mediante- hacia los distintos sectores privilegiados» en medio de la promesa incierta de la disipación de rentas.
3 diciembre, 2011 11:25 AM
1. Pingback por La semana en los blogs CCLXVI | RSS Tecnología
4/Dic/2011 a las 11:16 AM
[…] Desconciertos y cortocircuitos con nombre de ministra. Por Gonzalo Martín. […]
2. Escrito por indarki
5/Dic/2011 a las 9:19 AM
>Se han olvidado de que lo real son conversaciones y deliberaciones entre iguales
Uno de los problemas de todo este asunto para el bando internauta: los políticos y los directivos audiovisuales no hablan con ellos. De hecho la SGAE tenía esa política hace unos años. “Con ellos no se habla o debate porque eso supondría que hay algo que debatir”. Y el canon y la interpretación de la propiedad intelectual no era interpretable. Entre ellos se la guisan y entre ellos se la comen (tienen el negocio y tienen los políticos para hacer las leyes para su negocio). Una interpretación muy simplista del suceso dice que a Alex de la Iglesia se le ocurrió hablar con “la otra parte”, entender sus argumentos y acercar posturas y salió escaldado. “Con ellos no se habla”.
La única posibilidad era hacer masa, tener fuerza “electoral” y ciudadana. El Hype era el único camino. Creo que en eso, sería una crítica injusta. Pero el hype es temporal y una vez que has demostrado tu fuerza, que te has mostrado como igual hay que saltar a la arena de la conversación y deliberación entre iguales. El problema es la representatividad. ¿Quién es el que conversa, delibera, debate y, llegado el caso, negocia? En internet, pasa como en el fútbol; hay un seleccionador por cada aficionado…
3. Escrito por Gonzalo Martín
5/Dic/2011 a las 9:33 AM
Yo creo que el problema de no debatir es para el lado oficial. No hablo de negociación, sino de abrazar el debate social. Una prueba son los eventos que organizan desde ese lado “oficial”: sólo se seleccionan ponentes afines para público afín. Esto sería igual para el bando “internauta”. Sólo que tiene algo a su favor: la movilización y medios propios para canalizarla que terminan contaminando a los interlocutores políticos y periodísticos del entramado de la propiedad intelectual y las grandes industrias culturales.
El hype también es a la inversa. Un día se caen del guindo y se ponen un twitter. Y aparecen por todas partes. Donde antes no había voz de “la industria” súbitamente aparecen interlocutores cualificados. ¿Y qué hacen? Limitarse a las restricciones de twitter y facebook. El discurso de las redes sociales como modernez para actualizarse y llegar a internet está mal comprendido, es de deliberar con aquéllos que tienen que decir. Las marcas saben bien que no pueden estar toda su vida en contra del público si están sometidas a algo de competencia. El deterioro de la marca SGAE es para los manuales del futuro y ha derivado en una persecución judicial en la que políticos cansados del desgaste que les supone no solo no han movido un dedo, sino que han empujado en los vericuetos convesacionales que no salen a la luz.
Abrazar el debate es, precisamente, lo que explicas: aceptar que hay algo que discutir porque, gran porque, todo lo que tengo depende de esos que gritan, que votan y que se rebelan usando herramientas incómodas, que objetan en la práctica a consumir tus productos y que te despedazan tantas veces con malas formas. Y es la moraleja del post: si no aceptas que hay algo que discutir, te seguirá pasando.
4. Escrito por Antonio Ortiz
5/Dic/2011 a las 10:19 AM
Estando muy de acuerdo en gran parte de las tesis del artículo (que bueno, son las que llevas años defendiendo) creo que en la cultura de la adscripción hay un valor que incluso en la época dorada del “blogging” no se ha conseguido: que sea ineludible, evidente, un posicionamiento de parte de la “opinión pública”
No niego el empobrecimiento y la dependencia que la cultura de la adscripción genera per sé, pero sí creo que la gente está percibiendo que adhiriéndose a ella empieza a participar de ese fenómeno de “agenda setting” para políticos, medios y marcas. Los Actuable, trending topics, páginas de facebook tienen el poder de llevar asociado un número o reflejar un apoyo considerable, lo cual constituye un nuevo incentivo para utilizarlos
Y todo esto lo digo manteniendo que en la cultura blog está el matiz, el debate, la reflexión…. veremos si vamos a un escenario en el que se complementan (el caso Noria casi podríamos entenderlo así) o la adscripción absorve lo distribuido/dialogado (lo contrario lo dudaría mucho)
5. Escrito por Gonzalo Martín
5/Dic/2011 a las 10:44 PM
Bueno, de hecho, estamos de acuerdo.
Creo que no se explica correctamente en el blog lo que quiero decir: es la industria la que, al solo depender de twitter y poco más, y haber llegado tarde y no haber creado un espacio reflexivo desde sus posiciones, un espacio que podemos llamar blogosfera, está padeciendo no tener líderes de opinión que les permitan contrarrestar la fuerza de una masa de usuarios que, aunque empobrecidos al carecer de blog e, incluso, de toda cultura bloguera, sí tiene como referencias para formarse su opinión, directa o indirectamente, a quienes se convirtieron en líderes de opinión en twitter gracias a su posición en la blogsfera: Julio, David Bravo, Enrique, Galli, Javier de la Cueva y seguramente alguno más son la fuente verdadera para tomar partido y que salta a Menéame y a los hashtags. La ministra y la industria, van corriendo a El País y la SER. Y, a falta de prueba empírica, creo que es inútil porque la opinión que importa se ha formado en la red donde no existe un cuerpo de personas con credibilidad para corregir errores, suavizar posturas y generar propuestas diferentes. Hay equilibrios diferentes, pero como dice Indarki, “Con ellos no se habla o debate porque eso supondría que hay algo que debatir”.
Curiosamente, es la misma incomprensión de los fenómenos de red que muestran las grandes empresas privadas cuando se enfrentan a comentarios educados aunque críticos en sus redes y te preguntan atónitos si tienen que responder: hombre, si pediste que te escucharan, ahora deberás escuchar tú. Y lo que responden es un mensaje institucional en el que, palabras reales a las que me he enfrentado, ellos «no van a ponerse a la altura del comentarista».
Por tanto, la causa de la industria ha quedado indefensa ante los vendabales – las “ciberturbas” que acaban doblegando a los políticos, temerosos de su futuro electoral. Cuando digo «abrazar el debate» consiste en salir a la palestra diciéndole a la sociedad que desean una reforma y ofreciendo concesiones sencillas. Que pueden. Ese día ganarán y la reforma inevitable será más leve que si el viento se las lleva por delante.
6. Escrito por Antonio
5/Dic/2011 a las 11:47 PM
hoy hemos tenido un caso curioso con lo de @cuatrotuiteros , para demostrar la fuerza de la red, se ha conseguido y celebrado un TT en Twitter. La cultura de la adscripción tiene un atractivo inevitable me temo…
… y el peligro es perder la óptica, de que el contexto de twitter es el de las máximas, los lemas y eslóganes, y que la elaboración de un discurso pasa por tener espacio para articularlo y, como apuntas, actitud para participar desde una óptica de red y no de “super nodos aislados”
Los próximos años van a ser divertidos, seguro 😉
7. Escrito por Gonzalo Martín
5/Dic/2011 a las 11:56 PM
Tiene fuerza, si no no triunfaría: el problema para determinados discursos ideológicos que se forjaron en la era anterior a Twitter/Facebook es que lo que se hace ahora está en plena contradicción con ese discurso. Y, aquello que ese discurso iba a combatir, se está viendo reforzado: los bloggers iban a cambiar el mundo desintermediando a la prensa, pero desde que la prensa ha convertido a twitter en fuente y, no sólo eso, sino que ratifica qué es importante de lo que sucede en twitter, ha recuperado el papel que los blogs le estaban retirando. Y todo eso se jalea, en parte amparado por los mismos que se hicieron grandes con los blogs. Ahí es donde está lo chungo. Que la gente no sepa nada de ética hacker y cultura digital es casi lo normal. Y así vemos las cosas que vemos: esa cultura digital no es, la que es es la de ahora, que es la dominante. No tiene nada que ver, pero es lo que hay.
8. Pingback por Bocados de Actualidad (139º) | Versvs
23/Feb/2012 a las 11:44 PM
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