Este artículo del país sobre las cadenas de cine americanas pensando en dejar usar móviles para atraer adolescentes, junto con el contrapunto del cinéfilo histórico que crea cines para experiencias clásicas superlativas que reniega de semejante horror, es un gran signo de los tiempos. Me recuerda a algunas conversaciones con Juan Herbera sobre el futuro del espectáculo. Conste que soy de los que les horroriza la perspectiva de un zangolotino contestando un whatsapp a mi lado, pero no es descabellado imaginar que son los espectadores que van a condicionar la producción. A lo mejor es por eso por lo que ya voy tan poco a los cines. Por otro lado, no me parece irracional pensar que se den los dos modos de exhibición (recordemos a Heráclito: nada muere, todo muta) y que las posibilidades creativas de aprovechar la interactividad pueden tener su aquél. Eso si las redes de ahora no pasan de moda y esas cosas: merece que se desgañiten en comentarios.
4 mayo, 2012 7:15 PM
1. Escrito por Gonzalo Martín
4/May/2012 a las 7:35 PM
Es interesante para este aspecto los debates dentro de este post de Juan: el combate entre cierta pureza del espectáculo y lo que el público mayoritario parece desear. La frase de uno de los comentaristas es buena y da para debatir mucho: “Porque el cine, con digital, es más tele”
2. Escrito por Alberto
4/May/2012 a las 7:53 PM
Grand debate.
No tengo yo muy claro que esa afirmación del artículo que enlazas sea cierta:
“el gran problema y la causa por la que los adolescentes han dejado de ir al cine es que “allí se sienten esposados” porque no pueden usar con libertad sus dispositivos móviles.”
O al menos no tengo claro que sea la única explicación al fenómeno de las salas de cine vacías.
3. Escrito por Juan Herbera
4/May/2012 a las 8:12 PM
Gonzalo, gracias por tus menciones.
Como ya dejas entrever en tu post, yo soy de los que prohibiría el uso de los móviles en las salas de cine. Vaya por delante que no tiene nada que ver con ninguna oposición al uso de los mismos en el día a día de las personas. Pero si la única solución para atraer a los más jóvenes a una sala de cine pasa por aceptar ese tipo de comportamientos o por producir contenidos que permitan esas interacciones, entonces sí que lo que hasta ahora hemos entendido por cine está acabado. Y si ha de ser así, que sea. No pretendo convertirme en un guardián de las viejas esencias. Sólo faltaría. Sencillamente sigo creyendo en cierta liturgia de las salas. Eso sí, evitando comportamientos que ahuyenten a otros espectadores que cuando asisten se sienten incómodos. No con el cine, sino con quienes acuden a él o con quienes no se preocupan lo suficiente por mantener un mínimo de comodidades garantizadas.
Se sigue agradeciendo que haya debates así y espacios para celebrarlos. Un placer!
4. Escrito por Gonzalo Martín
4/May/2012 a las 8:19 PM
@alberto A mi hace años que algunos fabricantes de equipos me hablan de estudios de esta clase donde los teenagers sienten aversión a ir a los cines por tener salas oscuras, la dificultad de hablar y mandar mensajes. Conste que hablamos de americanos. Unos cines, como dice @Juan, donde la gente esté tuiteando el argumento… cambiarían el espectáculo para siempre.
Yo he crecido con amor religioso al silencio y atención en las salas. Y no me gusta otra cosa. Por eso lo veo en casa, experiencia a la que solo le percibo cada vez más ventajas que a la alternativa de sentarme con gente. Pienso, también, que este tipo de público – el de los móviles – condiciona la producción mainstream que, al final del día, es el grueso del dinero. Y eso condiciona todo lo demás. Pero las películas seguirán existiendo con muchas fórmulas de verse. Y utlizarse. Creo.
5. Escrito por Gonzalo Martín
4/May/2012 a las 8:22 PM
@Juan Somos dos. Pero es que yo me veo ya con otra sensibilidad. Hay público cinéfilo joven que no disfruta con esto, pero hablamos de segmentos seguramente minoritarios. Aún así, creo que puede faltar mucho para que se generalice. O no.
Escena de ciencia ficción: un exhibidor que le dice a un productor, “denme películas que aunque tuiteen lo que pasa, la gente quiera venir a verlas igualmente”.
6. Escrito por Goio Borge
5/May/2012 a las 9:38 AM
Todavía sigo yendo a las salas al menos dos veces por semana. Claro que no suelo consumir cine para dolescentes o grandísimos blockbusters, y si por un casual lo hago escojo sesiones libres de muy jóvenes (tipo un domingo a la noche). Que la industria quiera buscar que los adolescentes vuelvan al cine me parece lógico, pero quiero apuntar algunos matices. En primer lugar, ¿no es obvio que son los mayores los que van a las salas actualmente? Los éxitos del año lo demuestran, y la asistencia frecuente también. Y yo diría que la producción lo está buscando (obviamente, esto no tiene que ver con la calidad final de las películas, marigold no tiene razón para ser mejor que avengers, incluso moralmente -en el sentido godardiano-). Y qué quieren que les diga, el negocio dará menos dinero, pero también da menos riesgos. No es lo mismo estrellarse con el presupuesto de john carter que hacerlo con el de the artist.
Por otro lado, es necesario indicar que la ausencia de jóvenes no garantiza la paz en las salas. Se lo digo yo que ayer mismo chisté y tuve que acallar un par de móviles y muchas pequeñas conversaciones en una sala llena de jubilados (casi todo mujeres) viendo una cosa tan ausente de efectos como Adios a la reina.
Finalmente, como cinéfilo considero que la liturgia del cine se convertirá en rareza de festivales o similares. LAs nuevas generaciones no han aprendido esa liturgia salvo minorías y creo que no la aprecian. Considero que la responsabilidad, por así decir, no es sólo de las nuevas tecnologías, de las descargas y su facilidad, etc. Siempre he pensado que los distribuidores y exhibidores son un sector poco innovador, bastante inmovilista, poco educador. Y no, no hablo de instalar mejores proyectores, sonido o butacas, no, que eso es obvio. Hablo de educar al público que quieres conservar durante años. De ser consciente del valor académico de tu actividad y potenciarlo. De construir un gusto que permita continuar con tu negocio y su modelo. De trabajar con instituciones, con los autores, etc… para entender que las sesiones de cine no son sólo un lugar donde mascar palomitas. Muchas veces se habla del modelo de la excepción cultural francesa, y, francamente, parecen hablar sólo de cuotas, impuestos, exenciones y demás zarandajas, y me da por pensar que no entienden nada, que no saben lo que puede llegar a organizar una sala de vo francesa en una modesta ciudad de provincias a la hora de articular la vida cultural de su entorno. Aquí, se ve, no puede haber una I+D si no es la tecnológica, y así es lógico que no salgan las cosas.
(hacía mucho que no participaba, pero sigo leyendo y aprendiendo mucho, Gonzalo; gracias siempre por tus aportaciones)
7. Escrito por Gonzalo Martín
5/May/2012 a las 9:54 AM