Si tienes algo más que horchata en las venas, este relato contiene una suficiente colección de ejemplos de que lo que dicen friquis y libertarios, tiene mucho sentido: algo está profundamente mal. Todo eso claro, si de verdad se trata de la cultura. Si quieren más, pulsen las etiquetas de este post. [vía]
27 enero, 2013 10:41 AM
1. Escrito por Jaume
27/Ene/2013 a las 11:31 AM
Pero hay un dato importante que no está bien planteado. ¿Como narices vas a pedir derechos de edición a titulares de derechos de un autor británico que hace 71 años que murió, cuando en su país es dominio público? En este caso se rige, por lo que tengo entendido, por las leyes de su país. Otra cosa serían sus traducciones, que tienen los derechos de autor que se apliquen en el país del traductor. No tengo muy claro que los ejemplos que dice el artículo al respecto sean muy correctos.
2. Escrito por Gonzalo Martín
27/Ene/2013 a las 12:34 PM
A riesgo de decir una barbaridad que no diría generalmente, los detalles (ese sitio del diablo) me parecen en el texto lo de menos.
Lo que me interesa es el relato de la complejidad y el diseño del proceso que entraña: ¿cómo se come que la canción sea de dominio público, pero la grabación no? ¿Cómo se come que, una vez más, se extiendan los derechos y no se reduzcan? ¿De verdad tiene sentido la duración post-mortem para dar de comer a quien no hizo nada? ¿Le vemos sentido a que se pueda burlar la ley sacando una grabación antigua para renovar derechos?
Lo que se muestra, esa es la cuestión, que si lo que se quiere es promover el acceso, disfrute y, lo más importante, reutilización de “la cultura” resulta que los mecanismos sólo están hechos para favorecer la extensión de la explotación mercantil (eh, y estoy a favor del comercio) por quienes no aportan realmente a la creación y se dedican a restringir su difusión.
3. Escrito por Gonzalo Martín
27/Ene/2013 a las 1:00 PM
Como leo con retraso, gracias a Versvs tropiezo con una apasionante entrada de Pedro sobre el uso de la imagen de La Macarena. Otro ejemplo más de una arquitectura para el disparate.
4. Escrito por Pedro Jiménez
27/Ene/2013 a las 3:20 PM
Jaume… el absurdo está en ¿cómo preguntarnos por esas peticiones de derecho en un mundo conectado y con fronteras electrónicas de otro calibre que las del estado-nación? Es decir que acceder a un “original” en dominio público es hoy más sencillo que nunca así que por tanto no hay que pedir permiso si eres capaz de encontrar el original en DP de una obra de Benjamin… ahora bien “el diablo” son las derechos conexos y los de las editoriales…
Sobre calculadoras de Dominio Público Ignasi Labastida hizo un trabajo interesante que luego yo intenté poner de manera más “divulgativa” en este post, por si ayuda, a seguir difundiendo que hay un entramado legal que no interesa resolver.