En estos días se ha producido el lanzamiento de Friends&Family, una plataforma para realizar procesos de crowdfunding (es decir, las pequeñas donaciones realizadas por particulares para proyectos de otros particulares) por BBVA empleando, obviamente, su infraestructura bancaria. Uno se pregunta si no había un nombre menos geek (recuerden que la tercera efe es la de fools, clásico de las startups tecnológicas), pero es altamente astuto. No obstante, las primeras sensaciones son algo tristes: los proyectos de pequeños empresarios pueden verse machacados en las plataformas que han construido para poner en contacto a la gente ante la fuerza y la credibilidad en el movimiento del dinero que tiene un banco, a pesar de la baja popularidad de estas entidades en estos momentos. Supongamos que todas las entidades abren una, observemos que tienen redes internacionales. Pero así es la vida. Por otro, confirmaría una fuerza más de lo que JWT cree que es una de las tendencias de futuro: la hiperpersonalización. No es que JWT sea muy original, pero lo cuenta muy bonito y lo pone en el contexto de la publicidad y las marcas. En este reciente artículo refieren al uso de los cajeros automáticos para facilitar donaciones, en este caso de las clásicas, grandes entidades humanitarias, catástrofes etc. Los pequeños, en cambio, tienen como mayor problema romper el círculo de amigos y conocidos cuando lanzan un proyecto de recaudación por la red. Lo interesante de la suma de todos estos episodios es el crecimiento de la normalidad de la microdonación como vía para lograr los proyectos que uno desea y que tantas veces, al menos en la mentalidad local, se pretende que sean cosa del estado: lea aquí el arte y la cultura, eso que se iba a morir. Lo interesante es también la progresiva generalización de la estructura tecnológica para hacerse uno mismo la búsqueda del dinero.