El diario El País lleva toda la semana anunciando cine gratis en distintas promociones. El Mundo traía ayer también en su portada (no tengo imagen) las opciones de contemplar cine gratuitamente. Sobre este fenómeno comenté hace tiempo: la desvalorización del producto en el quiosco – ahora también online – ofrecido a precio cero gracias a un patrocinador. Son esquemas que demuestran que “lo gratis” compitiendo contra “lo gratis” (desde la televisión, a la descarga no autorizada) es un fenómeno real, persistente y posible: las quejas serán como siempre el receptor del dinero y el poder controlar precio y disponibilidad del catálogo: administrar la escasez. Pero como pasa con el caso de Chico y Rita, la pregunta esencial reside en las legitimidades: cómo convencer al consumidor del precio que se aspira a cargar con tecnologías que reducen a toda velocidad la mera posibilidad de fijar el precio que quieres (ausencia de escasez) si todo el mundo percibe que, al final, siempre se ve “gratuitamente” y que los modelos publicitarios lo permiten.  Expertos en marketing suelen decir que la gente hoy vive experiencias más que compras de productos. El futuro son, pues, experiencias. Lo que estamos llamando financiación colectiva, es también una experiencia.