Cine y Tele titula así: La ley Sinde-Wert, un fracaso. El texto da igual, lo que cuenta es el titular. Como ha sido un fracaso Hadopi y como ha sido un fracaso (si aceptamos que sigue ahí) la cuestión de la lucha contra la piratería (y van..). El titular no es otra cosa que la constatación de la realidad de nuestro tiempo. Fracaso: depende si entiendes la copia como un bug y no como un feature. Una característica esencial de la vida contemporéanea es que la tecnología convierte los átomos en bits y lo copia todo. El Instituto Autor publica hace pocas horas dos entrevistas muy interesantes con los portavoces de cultura de PP y PSOE: para el señor del PP, el estado de la cuestión de la propiedad intelectual es la búsqueda del enforzamiento más o menos a toda costa y con la aquiescencia de la capacidad legislativa europea. Para el señor del PSOE sucede algo más interesante: existe conflicto y ausencia de consenso social sobre lo que debe ser y, por tanto, legislar es difícil y con pocas perspectivas de éxito. Pero, al final del todo, su problema es conservar el statu-quo: la tradicional ausencia de pensamiento disruptivo (aunque, es ingenuo esperar que proceda del centro del poder) que jamás reconsiderará la idea de si el derecho de autor es, en sí mismo, tan bueno, tan necesario y, sobre todo, tan derecho. El conflicto entre representantes teóricos de los autores (en general, los que viven de ello – abogados, ejecutivos – no tendrán interés o incentivo en cambiar de opinión) y la (parte de la) sociedad que cuestiona el orden establecido se caracteriza por ignorar las consecuencias de la tecnología: Yoani Sánchez ha efectuado una descripción más profunda que la mía de las sneakernets cubanas: la esencia no es descarga o no descarga, la esencia es que los bits son libres y la gente los va a mover sin permiso se quiera o no aunque te llames Raúl Castro. Y esa es la esencia. Pero esto es tremendamente antiguo. Lo que no termina de ser moderno e importante es vindicar la agenda pirata: Deseamos cambiar la legislación global para facilitar la sociedad de la información que emerge y que se caracteriza por la diversidad y la apertura. Lo hacemos exigiendo un mayor nivel de respeto por los ciudadanos y su derecho a la intimidad así como con la reforma de las leyes de derecho de autor y de patentes.