Una mirada rara a la causa de Pablo Herreros
6 noviembre, 2011 – 17:18 | 18 Comentarios

Ver que un puñado de anunciantes ponen los pies en polvorosa porque un blogger la lía… eso no se había visto por estos lares. De la madre de El Cuco, El Cuco y sus crímenes …

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El cine descargado: de Hollywood a Joan Jiménez pasando por los indies

Escrito por el 17 noviembre, 2007 – 17:306 Comentarios


En el formidable retraso que acumulo en la lectura de mis medios favoritos, tropiezo con este artículo de Variety de Scott Kirsner, el autor de un blog de los verdaderamente notables que es Cinematech. El artículo narra el dilema en el que viven las descargas de películas ante la ofensiva de Apple, que ya controla el negocio digital de la música (iTunes) y que puede hacerlo de nuevo, esta vez con el cine, si el caso Ed Burns, del que hemos hablado aquí, se convierte en un breakthrough. En castellano: un salto cualitativo. Kirsner aplica un calificativo a Apple que me resulta verdaderamente brillante: es el Wal-Mart de los medios de internet.

¿La conclusión? Algo sabido, que las descargas no despegan, que tardan más de lo esperado en hacerlo y que, ojo al dato, la dificultad de determinar un modelo de negocio que funcione bien. Vender, como está ocurriendo, descargas online al precio de DVD en una tienda resulta un tanto disparatado. Filmotech, el caso español liderado por EGEDA, cobra precios inferiores a los de la calle, pero la limitación que introducen los DRM y otros aspectos de uso de lo adquirido me crean la sensación – personal – de barreras para el éxito.

El momento es fascinante: Apple tiene la mayor cuota de mercado, el prestigio, el reproductor de moda y los estudios están literalmente asustados de que ni Joost, ni Hulu ni otros sistemas de distribución le hagan sombra y otorgen a Apple una capacidad de negociación lo suficientemente fuerte como para decidir los precios, motivo de la retirada de NBC del Apple Store.

Pero mientras se dilucidan estas cuestiones el mundo sigue su marcha. Si el modelo de negocio de los clásicos creadores de contenidos sufre porque lo difícil es cobrar las cantidades que se han cobrado por los vídeos domésticos y los DVD (por no hablar de las entradas de cine), si sufren porque su modelo clásico es el de el control de las copias en contra de la distribución libre y la transformación, los que buscan una oportunidad empiezan a dar las cosas por dos duros. No es sólo Radiohead: presten atención al caso 10Mph (diez millas por hora), el documental de unos tipos que lo dejan todo – una buena posición corporativa – para hacerse un viaje en un Segway a lo largo de EE.UU. Diez millas es la velocidad de los antiguos pony-express. La película se vende en internet, eligiendo el precio el usuario. Uno puede descárgarsela por un mínimo de diez centavos (a centavo la milla, eso que el coloquialismo americano llama one dime) o por casi siete dólares si se quiere un DVD como dios manda. Por cierto, la peli tiene sus premios.

He decidido pagar un dólar porque me ha apetecido: diez veces los diez centavos. Si tenemos en cuenta la paridad del dólar, he pagado veinte duros de los de antes, peseta arriba, peseta abajo, para tener la película en mi PC (tengo derecho a cinco descargas…), aunque pude haber pagado diez centavos, un regalo. Pero van más lejos: te venden un manual en pdf para vender documentales como el suyo por internet. También cuesta un dólar y se lo he pagado (si alguien lo quiere, que lo pida). ¿Cuántos dólares al día pueden recaudar? No sé si da para hacerse rico, pero juro que hay documentalistas que no recaudan eso todos los días.

La pregunta es por qué Joan Jiménez no lo hace. Miren, ha producido él sólo con su mujer un festín visual de cincuenta y dos minutos acerca del cambio climático. No esperen nada científico o una proclama política, es una reflexión personal de una calidad visual fascinante. Todo hecho en casa, con un croma, sus máquinas para efectos y buenas ideas… hasta la música ha salido de sus dedos y neuronas. Se ve libremente desde su página completamente gratis. Pero Joan, ¿por qué no pides un euro? Google checkout ha funcionado de forma impresionante en estas microcompras y está ahí al alcance de todos. También tú puedes explicar cómo hacer una película en casa con unos pocos dineros… y unas cuantas habilidades: el talento, que mueve el mundo (el capital, no tanto; extraño desenlace para los libros de Carlos Marx).

Pero puede que tenga una buena razón para no cobrar. Chris Anderson, el hombre del long tail y cuya síntesis del mundo futuro encabeza esta página de todos ustedes, acaba de anunciar la firma del contrato de su próximo libro. Pide ideas para acompañar el título. ¿De nombre?: Gratis. Es decir, cómo hacer dinero dando las cosas gratuitamente a la gente. Parece un imposible… pero haciendo este blog gratuitamente hasta a mí me han llegado propuestas para hacer algún dinero indirecto. Qué decir del anuncio de quienes pretenden dar coches gratis.

6 Comentarios »

  • Andy Ramos dice:

    Interesante reflexión Gonzalo. Nadie discute que el futuro de los contenidos está en Internet y en la distribución online, pero nadie tiene claro el modelo de negocio que triunfará. Resulta paradójico comprobar que después de 10 años desde la popularización de Internet, todavía nadie ha encontrado la forma de vender contenidos, ya sea porque no somos lo suficientemente listos o porque la industria no puede competir con la «competencia» de las descargas gratuitas de Internet.

    Yo me pregunto ¿sería diferente la situación si no existiese el peer-to-peer? ¿se habría encontrado ese modelo de negocio?

    Soy un tanto negativo; yo no soy usuario de redes p2p, estoy dispuesto a pagar por los contenidos que disfruto y todavía no he encontrado una forma legal de comprar los contenidos que quiero por Internet.

    A la hora de regalar obras a través de Internet no creo que el cine y la música sean comparables; si bien es cierto que puedes dar gratuitamente tus grabaciones musicales para obtener ingresos a través de conciertos, la explotación de obras audiovisuales no tiene estos mercados alternativos. Y sólo unas pocas películas consigue hacer una explotación masiva del merchandising de la misma.

    El experimento de Radiohead ha sido interesante, pero me gustaría ver los números reales y las verdaderas intenciones de la banda; ya su manager reconoció que este movimiento era una estrategia para obtener publicidad gratuita y así vender más discos porque ¿qué artistas son los que acuden a fórmulas alternativas de distribución, los que están de «capa caída» o los top-ten? ¿no es esto indicativo?

    Creo que son demasiadas interrogantes para poderlas responder en 2007.

    Por cierto, enhorabuena por el blog, leo cada entrada con mucho interés.

    Saludos.

  • Gonzalo Martín dice:

    Gracias por venir y participar.

    Sí puedes hacer descargas legales: en España tienes Filmotech, aunque es un poco engorroso, estás siempre atado al PC. En USA tienes Netflix y Movielink. En Babelgum tienes cine legal (indie) que no tienes que descargar porque es ondemand. Como se dice en el artículo, también puedes hacerlo en el Apple Store… pero el problema de todo esto es que es casi todo para USA.

    Es cierto que no se ha encontrado un modelo de negocio claro… para el cine. Radiohead lo que significa es el cambio de modelo de negocio de la música al convertir la grabación en un anuncio para vender otras cosas: actuaciones, merchandising, publicidad, etc. El audiovisual tiene otros retos porque no se consume igual que la música: una solución está no en la descarga, sino en el stream, vg. Joost o Stage6 con servicios de subscripción muy baratos y/o publicidad no intrusiva. Yo creo que el futuro está en modelos como Netflix en IPTV: subscripción baja por ver lo que quieras.

    La otra salida del negocio audiovisual está en el incremetno de la complejidad: contenidos más sofisticados tecnológicamente y por temática, que conduzcan a más visionados. Tengo pendiente un post sobre esto. Pero la premisa que se cumple sin cesar es que los bits son libres y las restricciones a su movimiento generan menos valor (además de ser rotas una y otra vez) que el que tienen circulando.

    Preciso: esto último suele ser bueno para el desconocido, para el artista consolidado es, seguramente, una pérdida. Especialmente si está posicionado en el modelo de negocio analógico o tradicional.

    Quedan muchas preguntas por resolver y lo que realmente sucede es que la adaptación será costosa. O, en palabras más dramáticas, sangrienta.

  • Gonzalo Martín dice:

    Una nota más sobre Radiohead:

    ¿Tiene sentido económico para los artistas vender directamente en descargas o recurrir a la venta de un objeto físico repleto de intermediarios?

    Se dan muchas cifras, pero teniendo en cuenta lo que le queda al talento después de pagar a distribuidores y editores… pues se entiende que Madonna rompa con una discográfica y firme con una empresa de conciertos. Se gana más.

    El problema es que el modelo de vida (¿de negocio?) de los autores consolidados se basa en un sistema que a ellos les mantiene, pero que si se mira con detenimiento es demencial: las entidades gestoras de derechos tienen un concepto muy atrasado en su gestión y en su concepción legal. Es mi opinión. (ojo, no quiere decir que sean ineficientes en su gestión, sino que el modelo no es acorde a los tiempos: ¿tiene sentido que dediquen el dinero a comprar inmuebles y subvencionar estudios de grabación amparándose en el nombre de la cultura y no repartiéndolo a los autores, especialmente a los pequeños autores que apenas ven nada? Son precisamente estos los que más tienen que ganar con los sistemas p2p y las descargas gratuitas, por no hablar de las licencias CC)

  • Andy Ramos dice:

    A ver, la postura de Radiohead puede que tenga sentido sobre el papel, pero es evidente que cada grupo es un mundo. A Radiohead les ha salido bien la jugada (creo) porque son un grupo famoso que ha decidido apostar por un medio alternativo de distribución de su disco, lo que me parece genial. Así ha conseguido publicidad de forma gratuita, saltándose así al intermediario.

    El problema es que muchas veces los intermediarios son los que invierten dinero para que la gente sepa que ese grupo acaba de publicar un álbum. Si a partir de ahora, todos los músicos siguen la estrategia comercial de Radiohead, ésta dejará de ser noticia y el público no sabría de la salida de un nuevo disco a no ser que se publicite o que se realice otra campaña que consiga atraer la atención del público.

    Conozco Filmotech y probé hace años (cuando salió) Movielink (durante mi estancia en EE.UU.) pero por ahora no creo que consigan que sus usuarios tengan más que curiosidad por el servicio. Por ahora, el único servicio, llamémosle «interactivo», que creo que tiene buena usabilidad, calidad y a un precio competitivo es Ojo de Ono, que uso cada vez que voy a casa de mis padres y Digital+ (he tenido muy malas experiencias con Imagenio). El resto de experimentos son simplemente eso, experimentos.

    No me meto en el tema de gestoras porque creo que no influyen directamente en el modelo de negocio de las obras que gestionan; para ello habría que culpar a las productoras.

    Radiohead lo que significa es el cambio de modelo de negocio de la música al convertir la grabación en un anuncio para vender otras cosas: actuaciones, merchandising, publicidad, etc.

    Me gusta demasiado la música para darle ese matiz mercantilista. Si la música es buena, se debería vender por sí sola, no como un complemento a algo o con una finalidad diferente a la de transmitir. Aunque sí, sé que los tiros van por donde tú dices. Será cuestión de adaptarse.

    Un saludo.

  • Gonzalo Martín dice:

    Gracias, Andy. Me parece un debate apasionante.

    Correcto el modelo es válido si eres famoso, ¿pero qué pasa con el 99% de los artistas que no son famosos? Que regalan su musica por la red y esperan crearse una comunidad de seguidores a través de redes sociales. Esto es lo que antes hacían las discográficas y que ahora está al alcance de gente que sea lista y le guste al público.

    Los gustos del público siempre han sido un misterio: si las discográficas lo supieran, no hubieran fallado nunca, y los negocios de contenidos tienen una tasa de fracaso monstruosa. Las pequeñas discográficas hacían de filtro de talento para las grandes que los lanzaban a las masas.

    Eso ahora ha cambiado. El artista grande y el pequeño donde ganan dinero de verdad es en las actuaciones y en el mercandising, no en el trozo de plástico que se compra en una caja. Muchos grupos se crean su comunidad de usuarios por internet y empiezan a seguirles en las actuaciones y a comprar camisetas, si esperan a que llegue Warner, van listos. Esto ya ocurría: la gente iba a los bares, veía a un músico, se lo contaba a sus amigos e iban a otra actuación. Lo que sucede ahora es que se propaga en propensión geométrica, creando otro modelo de negocio.

    Así, la canción grabada (ojo a grabada) es un anuncio de lo que puedo hacer y me pagas por otras cosas. Incluído la explotación de mis partituras para usos comerciales (bandas sonoras, publicidad, etc.). Yo no lo veo mercantilista: el músico tiene que comer y si quiere que los demás le mantengamos por vivir de la música nos tiene que gustar. Antes lo hacíamos comprando pedazos de plástico, hoy lo vamos a hacer a la antigua manera: pagandole por verle tocar. Si se hace muy popular, llenará estadios y, si no, será como antes, de café en café y trabajando como músico para otros.

    Siempre hay algo de mercantil (que no es una palabra negativa) en la explotación de un arte: el músico elige la amplitud de su público. A muchos nos gustaría que autores minoritarios que nos gustan fueran de gusto más extenso. Pero así es el mundo de la creación y el arte. Determinar lo que tiene seguidores y lo que no, es un misterio. Y el modelo de negocio basado en la venta de copias (que a mi generación se la han vendido cuatro veces: en vinilo, en cassette, en cd y ahora quieren cobrar por mp3) no tiene sentido. Además, si la música no es algo mercantil, ¿por qué se empeñan en cobrármela?

    Y lo dicen los que gobiernan la industria, no yo.

  • Andy Ramos dice:

    Cuando dije que no me gustaba ver a la música con un matiz mercantilista no quería decir que ésta no se vendiese (vivo de prestar asesoramiento a productoras, artistas, autores, etc.), sino que considero que la música tiene un valor en sí, y que independientemente de que se explote en mercados secundarios, ésta genera un valor por sí sola.

    Estoy de acuerdo con casi todas tus afirmaciones, aunque con matices. Por cierto, muy bueno el post de hoy.

    Un saludo