Endemol: al asalto de la nueva televisión con un ojo puesto en la incertidumbre
O los dos. Pero es, qué duda cabe, la productora más notoria del mundo y seguramente una de las pocas que el público de a pie conoce. Gran Hermano fue calificado en su día por Paolo Vasile como «lo mejor que se había inventado en la historia de la televisión», dicho con esas palabras u otras parecidas. En general, al público le va a extrañar una aseveración así, pero es porque no comprende la dinámica económica de una cadena de televisión comercial. Gran Hermano es un invento Endemol, como a Endemol pertenece Operación Triunfo. Una productora que es auténticamente global y que considero que ya tiene de sí misma una completa percepción multimedia: sólo ver sus ideas en Portalmix (el portal de internet de su propiedad, tres millones de usuarios únicos) y las que manejan en los websites de los programas que producen lo dejan claro. Después de haber pasado por las manos de Telefónica, de haber cotizado en bolsa, ahora es propiedad de un consorcio que lidera Mediaset y que incluye a su filial Telecinco dentro del accionariado.
Jordi Bosch, su consejero delegado, participó en la misma jornada (de la que ya hemos extraído dos entradas, en mi opinión con jugo) que Ericsson y Unidad Editorial (El Mundo, Expansión, Marca) ha celebrado ayer viernes sobre la nueva televisión, calificativo que yo empleo para simplicar el largo título de la conferencia. Tengo en mente una más, no desesperen, el horror también termina alguna vez.
El primer punto obvio, es que es un protagonista de la vieja industria, mejor dicho, de la clásica, quien explica en público no sólo su visión de los cambios, sino también las líneas maestras de sus planes. Planes que se miran con tiento – con ojito – pero no con ello quiero decir faltos de decisión, sino comprometidos con un futuro que tiene todavía que desvelar sus claves monetarias.
El escenario que toma en cuenta Endemol es el de un consumidor que desea emplear la televisión de otra forma y que esa otra forma de consumir la televisión implica que quiere hacerlo compartiéndola con otras personas. Hasta ahí bien, pero como hemos visto con el caso de Telecinco, la cuestión es hacerlo de tal forma que no erosione el negocio tradicional. Y eso plantea dudas serias sobre la financiación. Es decir, como tantas veces hemos repetido, el espectador hace otra cosa diferente a ver la tele como debería, pero es en el deber ser donde está el dinero que paga producciones tan inmensas y no en los nuevos gustos del espectador. That’s the question.
Expresamente dice Jordi Bosch «no vamos ciegos» ante el reconocimiento de la incertidumbre. No sé si la mención a la ceguera tiene que ver con el clásico sobre el negocio de la televisión Tres Ratones Ciegos (Three Blind Mice, sobre la pérdida de orientación de las grandes cadenas norteamericanas), pero sus observaciones coinciden con el punto de partida que tantas veces pone encima de la mesa el mundo externo a la industria: la gente quiere ver la televisión en más de un soporte alternativo. Quizá sucede, nos dicen, que los espectadores no son fieles a una cadena pero sí lo son a un contenido. Saben también que hay interés en la oferta que pueden ofrecer los móviles, pero que el usuario no está satisfecho con el contenido que hay. Y, madre mía, entienden que existe un pequeño grupo de usuarios que están dispuestos a pagar algo.
Con ello, no sólo han decidido crear una división digital sino que, aunque no fue mencionado ayer, su rama británica adquirió el 40% de la productora Grass Films por su experiencia en producción de contenidos para la red. En una compañía global, lo que aprendan allí lo llevarán a otros mercados, pueden cruzar apuestas. Mientras el mundo avanza, ellos no piensan estarse quietos. Jordi Bosch comentó que en este año piensan desarrollar cinco formatos digitales destinados a internet y móviles sin vinculación con el resto de sus proyectos (televisivos, se entiende), que piensan ofrecerlos ¡gratis! (es decir, financiados con publicidad) y que están madurando la idea de crear un reality especialmente destinado al mundo de internet y móviles.
Muchas de las personas de la red suelen mostrarse desencantadas con la visión que el mundo de la producción audiovisual tiene de internet. Casi siempre ese disgusto tiene que ver con el conflicto de las descargas y los calificativos que conlleva, que si es piratería, que si es ílicito, que si es plenamente legal sin ánimo de lucro… Deben comprender que son organizaciones con cuentas de resultados complejas y con accionistas que reclaman sus legítimos dividendos a cambio del riesgo que corren por el dinero que han puesto. Así que el hecho de que capten las tendencias y estén trabajando detrás de las dos únicas realidades que pueden seguir, los hábitos de los clientes (espectadores, cibernautas, lo que sean) y el dinero que acompaña a esos espectadores (publicidad, subscripciones) sólo pueden considerarse buenas noticias para la salud y él éxito futuro de eso que todo el mundo llama televisión y que yo creo que sólo va a poder llamársele vídeo. Es más, si organizaciones como Endemol ponen los recursos organizativos que están poniendo para hacer este mercado – hay que construirlo – implica que tarde o temprano la realidad se verá nuevamente transformada.