Hulu en su segunda fase: crecimiento y rémoras
Si Joost empieza a tener el aspecto de los hombres derrotados, Hulu ha pasado de ser la burla a las grandes corporaciones a la referencia verdadera, por encima de YouTube, de lo que puede ser el espectáculo televisivo distribuido online: como mínimo Hulu sabe cómo ingresar dinero y YouTube sigue en el terreno de los experimentos. Uno piensa que por, pura necesidad, abrirán el camino a formatos nuevos. Wait and see.
Mientras, el adormecido y escaso de propósito Google Video ha sido superado en tráfico por Hulu siempre según Nielsen, que mide de modo diferente a Comscore. Estos últimos presentan siempre juntos los google sites. Con todo, dos millones de usuarios únicos y sesenta y tres millones de streams palidecen ante los setenta y tres millones de uniques de la adquisición de Sergei y Larry, aunque bien podemos preguntarnos por la rentabilidad y no por el volúmen. Siguiendo los datos Nielsen, Fox tiene sólo veinte millones de usuarios, es el tercero en esta escala y la primera de la empresas tradicionales. ¿Se invertirá esta escala con la generalización del streaming? Nunca olvidemos que se consumen cosas distintas.
Además de su irrupción en el who is who del tráfico del vídeo, sabemos ahora que Hulu está trabajando en lo que está trabajando todo el mundo: en distribuirse por todos los medios, incluído el acceso al televisor. Pocos detalles al respecto, pero confirmando mi impresión personal de que el año 2009 puede ser el año en el que se empiece a hablar en las cafeteras de oficina de los compañeros que se han enchufado internet a la tele: de las series descargadas ya se habla. Mientras, la marea del PVR sigue sin llegar a España.
Pero no hay nadie exento de debilidades y hace poco han descubierto ésta: hay shows de Hulu que dejan de poder reproducirse porque expiran los derechos. Una auténtica mala pasada para el concepto: si el consumo on-demand por la red no va a ser una biblioteca para consumir la cola larga, no se producirán los beneficios. Volverá el consumo no monetizado de los usuarios, por pocos que sean, que quieren ver ese cine y esos vídeos que no tienen tanta masa crítica y, seguramente, nuevas acusaciones de ilegalidades y de derrumbe de la cultura occidental.
Se supone que está todo el mundo experimentando. Pensar que los derechos se negocien para espacios temporales reducidos y esperar a que el contenido no aparezca por otro lado resulta un tanto ingenuo a estas alturas.