De acuerdo con estimaciones Nielsen que recoge el New York Times. El análisis de la todopoderosa consultora es interesante porque no procede tanto de la falta de preparación de los hogares – tres cuartos de ellos ya estarían equipados – sino porque no todos los televisores del hogar están equipados: los segundos y terceros aparatos no estarían preparados, que son donde más frecuentemente se ven los programas de mañana y los late nights. Fácil ecuación: si no pueden ver TDT dejarán de sumar en la audiencia.
En EEUU el apagón se producirá en el 2009 (sin duda, un interesante banco de pruebas para el resto de nosotros). Como era de esperar, hay interesantes desviaciones en cuanto a la estructura sociodemográfica y geográfica de la adaptación. Los hogares de hispanos, afroamericanos y los más jovenes tenderían a estar menos preparados o concentran el grueso de los que no han hecho nada, y áreas como Nueva York están muchísimo más equipadas que Milwaukee (vaya, yo pasé allí una temporada hace años) y Salt Lake. ¿Los más preparados? Los mayores de 65 años: no hay interpretaciones acerca del uso de internet y si correlaciona con todo esto.
Uno no cree que la gente deje de ver algo si realmente quiere verlo, así que si no preparan el televisor del dormitorio y el de la cocina es que puede que sea ruido (la tele encendida) y no algo que se veía: qué mala suerte empezar a descubrir la realidad del consumo. Pero lo de quedarse dormidito con David Letterman o Andreu Buenafuente con la inestimable ayuda de los temporizadores es un vicio que yo no sabría quitarme.