La ruta hacia la nueva televisión viable: cinco años de camino de la mano de Jeff Zucker
Charlie Rose hace una televisión sorprendentemente antigua y sorprendentemente eficaz: un fondo negro, una mesa redonda, un vaso de agua. Es todo. Un presentador entrevista (pregunta y deja responder) a un personaje. El personaje tiene tiempo, habla, se explica, la conversación se prolonga y los cincuenta minutos de programa terminan convirtiéndose en auténticas lecciones magistrales, en resúmenes que encapsulan vida, pensamiento y obra del interlocutor. En mi casa se decía muchas veces que estas piezas terminaban convirtiéndose en radio televisada, el mayor anatema antiespectáculo que podía darse. Pero la suma de voz (que, en la radio, provoca complicidades especiales) con miradas, gestos y reacciones, crean otra dimensión más de una experiencia que, por su sencillez, parece que no tiene mérito. Y lo tiene. Más en un tiempo en el que este tipo de televisión ha desaparecido en las llanuras y montañas celtibéricas.
Joaquín Soler Serrano podría ser el antecedente español de Charlie Rose, toda una referencia en EEUU para la clase intelectual y cuyo prestigio sirve para abrir y situar al personaje principal de Elegy, la película – excelente – que Isabel Coixet ha rodado a partir de la novela de Philip Roth y que tiene de protagonista a un académico consagrado. Nada más fácil para hacer comprender su status de intelectual insigne que su invitación a ser diseccionado por el señor Rose.
Si algo puede recuperar la nueva rtve.es de verdadero servicio público son los programas de Joaquín Soler Serrano que, en una era de escasez, fueron poniendo al alcance de todo el mundo las mejores mentes de la cultura. Salieron hace un tiempo en DVD, pero la era digital exige que estén presentes en internet con acceso libre a todo el público. Guardo en casa como oro en paño una entrevista a Josep Pla y añoro disponer de la de Julio Cortázar: nueva televisión de servicio público es precisamente esto, de un valor mucho más inmenso que hacer camisetas virtuales de Chikilicuatre. Nueva televisión como negocio de entretenimiento y comercial es de lo que Jeff Zucker habla largamente con Charlie Rose en esta entrevista que es casi un compendio de lo que ahora mismo se sabe de gestión de televisión en la era de internet, precisamente por lo que recomiendo a ejecutivos, aficionados y aspirantes a contemplar con detenimiento.
Sería conveniente crear un club de fans de Charlie Rose para poder hacer lo que se hace con las series: subtitularlas a toda pastilla para disfrute y goce de todo ciudadano de a pie, si la FAP no lo impide. Yo no puedo hacerlo, pero si el inglés es la asignatura pendiente del lector yo les cuento lo esencial: hacen falta cinco años para saber cómo y de qué forma va a ser viable el negocio de la televisión en el mundo digital (porque ahora no lo es demasiado) y que el reto de toda persona en una posición como la suya es pilotar una transición sin demasiadas estrellas en lo alto para encontrar el rumbo, aunque el puerto existe. Frente a lo que puede pensarse de un ejecutivo tradicional, considera que lo que sucede es extraordinario para el consumidor. Que el gran contenido es la madre de todas las batallas: contar bien buenas historias y que la televisión de siempre sigue y seguirá siendo el medio insuperable para conseguir congregar grandes masas de espectadores alrededor de experiencias tan vívidas como los Juegos Olímpicos o American Idol. Que hay que resolver aspectos de propiedad intelectual y, en referencia a sitios como YouTube, un argumento que es todo un caso: si son capaces de evitar que haya porno en su servicio, ¿no son capaces de evitar la presencia de contenido protegido por copyright?