Una mirada rara a la causa de Pablo Herreros
6 noviembre, 2011 – 17:18 | 18 Comentarios

Ver que un puñado de anunciantes ponen los pies en polvorosa porque un blogger la lía… eso no se había visto por estos lares. De la madre de El Cuco, El Cuco y sus crímenes …

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Una nueva búsqueda del concepto Televisión 2.0: ¿por qué no liquidarlo y buscar otro?

Escrito por el 26 junio, 2008 – 8:124 Comentarios

Chica de la Tele ha puesto en circulación por la red un nuevo esfuerzo contributivo para delimitar el ámbito de lo que es y no es la Televisión 2.0, concepto que, como todo lo que posee la terminación dos-punto-cero, es resbaladizo en sí mismo. El proyecto se enmarca en un trabajo colectivo dirigido por la Universidad Politécnica de Madrid denominado «Tú marcas tendencias». Haré o actualizaré mis reflexiones, pues hace unos cuantos meses y por iniciativa de Héctor Milla ya hicimos una ronda de contribuciones sobre este respecto, en cuyos enlaces hay una profusísima clasificación de aspectos y de fuentes originales sobre la creación del término.

Algunas cuestiones rápidas que creo que enriquecen y amplían el asunto desde la perspectiva tradicional asociada al concepto:

a) La televisión 2.0 sirve de paraguas para referirse a todos los cambios de consumo y de producción que la digitalización de los medios trae consigo.

Es decir, no existió una televisión 1.0, por hacer analogía con internet. Existía la televisión y, de la noche a la mañana, apareció la idea 2.0: tanto por la concepción original del término (la contribución de los usuarios organizados espontáneamente en redes y comunidades creando y divulgando contenidos y sosteniendo una conversación), como por la puesta en cuestión del modelo de televisión tradicional (atmósferico o por cable, pero estructurado fuera de la Red) que, efectivamente, es o era pasivo, y pasa no sólo a poder ser contributivo, sino a romper su esencia de medio dominante: al entrar en las redes, no es necesaria la regulación, abriéndose un campo inmenso de comunicación a través del vídeo a secas. A eso que ocurre en la red, lo llamamos televisión, pero no se le parece en nada. Es vídeo. Vídeo asociado a tecnologías sociales.

Por otro lado, la digitalización de las emisiones de broadcast convencional y la extensión del sucedáneo del cable que es la IPTV, están produciendo el mismo efecto de las redes, fuera de la Red. Es decir, el potencial (hasta ahora, potencial) de la interactividad y del consumo ondemad propios del internet que conocemos se hacen posibles fuera de internet. El incremento de la oferta de contenidos que conlleva, conduce a la fragmentación de los consumos, a la lucha por la atención y a que existan presiones y proyectos que lleven a la publicidad hacia la misma filosofía que se espera del mundo 2.0 que conocemos los internautas: la no intrusión y la personalización tan precisa que convierta en tan relevante el anuncio que permita decir que es información y no publicidad.

Teniendo en cuenta los desarrollos para plataformas publicitarias basadas en compra de palabras y su asociación a contenidos que se están desarrollando tanto por Google como por otros actores en las televisiones por cable, podemos decir que la televisión 2.0 es un fenómeno que desde la Red contamina y transforma lo que no es o no era la Red.

b) El vídeo tiende a hacerse ubicuo y con una procedencia de la señal que tiende a hacerse indiferente

Es decir, que por el progreso de las telecomunicaciones en todas sus formas, la posibiliad de contar con monitores interactivos que reciben señales de diversas procedencias es real y su aplicación práctica, siendo lenta y en su infancia, se está produciendo. Por ello, la televisión 2.0 ( o transformación de las formas de producir y contar con imágenes) es también un proceso de convergencia en el televisor y de desarrollo de la movilidad. ¿Se quedaría el concepto 2.0 atrasado o superado ya por las circunstancias para definir la nueva televisión? Seguramente sí, porque si aceptamos que la televisión se transforma por la digitalización como base para hablar de dos-punto-cero, no podemos olvidar otros cambios simultáneos que están ahí: móviles, alta definición y estereoscopía (3D) a la vuelta de la esquina. Eso son transformaciones del vídeo tan intensas como la propia interactividad o que, más bien, van a empujar la interactividad hacia cotas que no imaginábamos.

c) ¿Audiovisual, cine?

Creo que varias veces he dicho que no me gusta la palabra televisión para referirse a estas cosas, especialmente al uso del vídeo en internet, porque confunde los conceptos entre el público normal. Si bien todo el mundo lo entiende a la primera, tarda en percibir las consecuencias: se queda con su idea tradicional de televisión. A mi primer cliente le tuve que explicar que una televisión por internet no era algo que estuviera en directo veinticuatro horas. La convocatoria habla de cine y, si no recuerdo mal, es la primera vez que veo hablar de cine 2.0. Y eso está muy bien porque de lo que estamos hablando es de una revolución en la distribución, de una revolución en la concepción de los contenidos y de la involucración de los espectadores. Que no sólo participan, sino que contribuyen a forjar lo que es el producto en sí, pues llegan a proponer guiones, tramas, desarrollar personajes y empujar la creación colectiva.

El cine es un arte del siglo XX. Y conviene tener en cuenta que ninguna forma de expresión ha matado a la anterior. Luego el cine, esa experiencia en una sala en dos dimensiones, en oscuridad (puede que en el futuro menos) y con cierto silencio reverencial (cada día menos) tendrá sin duda su espacio, pero dejará de ser el centro del espectáculo con permiso del cine en tres dimensiones que viene arrasando creando otro tipo de experiencias.

Lo cierto es que el conjunto de la experiencia audiovisual será distinta y cabe pensar si lo que debemos hablar es de consumo de contenidos multimedia y nada más: la extensión de las tramas y personajes de la ficción por vídeo, audio, foto y texto que se intermezclan para realmente consumir historia, escenarios y personajes.

Adicionalmente, nos olvidamos de que la democratización de la producción y acceso a la distribución conduce a que lo que antes llamábamos televisión deje ser una cosa exclusivamente centrada en la información y el entretenimiento y prácticamente no existiera en otros ámbitos: es ahora cuando la televisión educativa y los usos corporativos e institucionales se van a desarrollar con dimensiones extremas: toda la comunicación vinculada al vídeo.

Por todo ello, veo que seguir hablando de dos-punto-cero puede ser enteramente restrictivo para lo que cambia en la comunicación. Sospecho que muchos lo han dicho ya, pero se me antoja urgente: internet nació digital y su crecimiento ha hecho que se crearan nuevas formas de producir y consumir vídeo, pero la digitalización de la vida y la manera de ganarse la vida se extiende por todos lados transformando todo plenamente.

d) ¿La televisión 2.0 es presumir la muerte del broadcast?

Sin duda, no. Sigue y seguirá siendo necesaria la concentración de grandes masas de espectadores en torno a determinados acontecimientos. Un acontecimiento es, como vemos estos días, un campeonato deportivo, o una expulsión de un reality. Corrijo lo dicho: no es que sea necesaria, es que es inevitable. Y durante mucho tiempo sólo las redes tradicionales de tipo atmosférico serán capaces de llegar a toda la población. Eso presupone la superposición de varios modelos de negocio y varias formas de hacer publicidad simultáneas. Primero porque parece que los gobiernos tardarán bastante en dar carta blanca a la publicidad de ese tipo de emisiones (aunque está por ver cómo van a hacer para evitar que suceda en otros ámbitos). Y segundo, porque siendo el medio que más población puede alcanzar es el que más problemas va a tener para personalizar la publicidad. Sin embargo, al poder concentrar grandes masas de espectadores, es probablemente el único sistema que pueda aspirar a grandes cantidades de dinero por sus productos.

e) Televisión 2.0 (o como le llamemos) es también la incertidumbre sobre los modelos de negocio.

Son tales las consecuencias de la digitalización y de la puesta en cuestión del sistema tradicional del copyright que es imposible saber aún no tanto cómo ganar dinero con el vídeo, sino más bien quién lo ganará y en qué cantidades. La paradoja de la personalización máxima es que hace muy difícil tener audiencias con tamaño suficiente para ser monetizadas de modo efectivo. La forma de casar esas audiencias con quienes quieren comprar esa atención están muy atrasadas, aunque tengamos fe de que llegarán. Eso sí, asociamos hacer un programa de televisión con el vellocino de oro para el que le toca: seguirá siendo cosa de pocos. Otros costes, otras formas de hacer negocios, muchos usos diferentes del vídeo tienen que encontrar su espacio de mercado. Al tiempo que, más que nunca, la reinvidicación artística del vídeo y de la expresión individual o colectiva sin ánimo de lucro está y será más presente que nunca antes.

f) El fin de la televisión como gran monstruo moral

La superabundancia de emisiones que acarrea la digitalización (y su versión 2.0) es posible que deba suponer o significar además la pérdida de presencia de la televisión como una categoría única que se refiere a nuestra vida social. Me explico: ha sido el instrumento de comunicación, propaganda, adoctrinamiento y divulgación hacia la masa por antonomasia. De ahí la preocupación de los agentes sociales por su control político y moral. De ahí el pudor por si hay más o menos publicidad. La notoriedad, junto con su falta de alternativas reales (escasez), lleva a preocuparse por lo que se ve de una forma que no aceptamos para los libros o la prensa: a nadie se le ocurre que porque se publiquen libros zafios se destruyen los valores morales de una sociedad. Es decir, ya no. La libertad de imprenta fue algo duramente trabajado. Hubo tiempos de fotocopiadoras numeradas. La televisión era fácil de controlar y todo grupo social cree que sus intereses y opciones políticas y morales deben ser tenidas en cuenta por la televisión como medio que da ejemplo. Estamos pasando de la televisión a las televisiones o los vídeos, y por mucha preocupación que tengan los gobernantes por lo que hacen los creadores y los espectadores (vean lo último de Sarkozy) la reducción de la notoriedad de la televisión hará que dejemos de hablar de la televisión para hablar de tal o cual cosa, al igual que recomendamos películas y recomendamos libros. Por tanto, la televisión como instrumento político también cambia: las campañas están en youtube y este mismo año la televisión pública ha tenido que transformar aquéllos tediosos minimítines de cinco minutos a los que todo partido tenía derecho. No lo veía nadie, ahora pueden hacérselo ellos aunque siga sin verles nadie.

Si aceptamos televisión 2.0 como animal de compañía, entonces estamos diciendo que el control gubernamental también tiende a desaparecer.

4 Comentarios »

  • Anonymous dice:

    He leido atentamente,y con mucha curiosidad todas las explicaciones -tan razonadas-que exponen con tanta claridadque hasta yo puedo entender. Hay un efecto social que para mi es fundamental y que todavia no estoy preparado para dimensionar ya que es una coyuntura que hasta ahora no habia surgido-auque veo que ya hay gentes jovenes y muy preparadas estudiando el tema. Pero hay algo que no acabo de v er: Si hay un exito, un trabajo, un movimiento o como se le quiera llamar conocido como T.V 2.= ¿porque hay que liquidarlo y buscar otro?Bueno, perdonad, los expertos mi intriga.En el umbral de una era que avanza como un sunami quiero agarrarme a los viejos estudios para, simplemente intuir.
    Gracias.El conjunto de usuarios casi nacidos espontaneamente, comunicandose, creando, extendiendose organizadamenteexcede ñps conceptos politicos, economicos y mediaticos.. y los publicitarios en este sinfin que es como yo adivino el vacio ocupado por una masa incontrolable en cuanto a capacidad de expansion
    Has sido muy explicito y os sigo, a ti y a tus compañeros bloggeros con autentica curiosidad y os confieso que con un gransentido pedagogico..
    Gracias otra vez. Mi comentario no es para aportar nada, perdonad la intrusion, pero me chifla lo que contais..Pero lo que mas me gusta es lo del contro gubernamental una vez aceptado todo como animal de compañia-

  • Enrique Castro dice:

    Gonzálo:

    supongo que conocerás lo que pienso al respecto del 2.0, me parece un recurso agotado.

    Creo que una reflexión crítica y autocrítica de este concepto sería bueno empezar a realizar/nos.

    Un abrazo.

  • Anonymous dice:

    Leo hoy que la fiscalia de Menoresde Granada ha reclamado a Google,propietaria de Youtube, la indemizaciona a un menor cuya agresion por otro grupo de menores fue colgada en la red. Ya estamos ante un caso que al ser tratado desde un portal de apertura total provoca situaciones indeseadas, y que va a responsabilizar al dueño de este portal de internet. No sé si es la primera vez que esto sucede en España, pero que, entiendo, va a modificar absolutamente la praxis legal.En el alborear de la Nueva Industria Audiovisual tambien habrá que agarrar los cabos de la legalidad y muy bien, para evitar que la responsabilidad de los irresponsables genere efectos negativos.

  • Anonymous dice:

    «Luego el cine, esa experiencia en una sala en dos dimensiones, en oscuridad (puede que en el futuro menos) y con cierto silencio reverencial (cada día menos)»

    Es curioso como muchos «gurús» habláis en esos términos y, de verdad, parecéis recién caídos del guindo, y provincianos. Me recordáis a esos artículos de hace 90 años en los que un gurú de los años 80 del Siglo XIX hablaba de lo genial que será un mundo lleno de bombillas eléctricas.

    No confundáis. Silencio reverencial lo hay en una sala de conciertos. ¿Por qué no en un cine? Hablamos de educación, señor, de respeto al prójimo. ¿Qué cojones tiene eso que ver con el audiovisual y sus nuevas formas? ¿Están acaso reñidas?

    Si la gente se acostumbra a ver pelis en su casa gritándose no significa que deban hacer lo mismo en un cine, ya que lo segundo es comportamiento social e implica decoro y RESPETO AL OTRO.

    De verdad, a veces me sonrojáis.