Telecinco vs YouTube llena el verano
En la vieja prensa, los meses de agosto solían ser duros. Hubo un tiempo en que fui periodista: participé en los primeros meses de vida de La Gaceta de los Negocios y yo, modesto becario, vi cómo los viejos reporteros se henchían de orgullo de ver cómo la prensa económica había sido capaz de pasar el verano… teniendo algo que contar. Esa escasez de contenidos es lo que provocaba aquéllo que se llamaba serpiente de verano (el monstruo del Lago Ness, vaya), historias que permitían seguir contando cosas en pleno vacío.
La red hace que, precisamente, la escasez de contenidos no sea más que un fantasma del pasado y sucede que la demanda de Telecinco contra YouTube no es de ninguna forma una serpiente de verano, sino algo verdaderamente trascendente que va a dar mucho de sí. Lo que me sorprende bastante es la vida informativa y la expectación que alrededor de ella se ha causado incluso en el mismo mes de agosto, por muy diferente que sea de los tiempos de maricastaña (o sea, de antes de internet): cómo seremos los seres conectados, que veo que mis feeds no dejan de llenarse de producto nacional intenso e interesante. Por ejemplo, si el otro día hablaba, de nuevo, María Farreras y explicaba el asunto Telecinco vs. YouTube y la red se llenaba de comentarios (aquí, el mío), es ayer cuando Enrique Dans daba su opinión sobre el asunto y eso, inevitablemente, lo pone en primer plano. Agosto, ya no es el vacío ni siquiera para el vídeo en la red y, si no lo han leído (que lo dudo) léanselo porque en su entrada queda muy bien reflejado por qué cosas como YouTube son disruptivas para la industria clásica.
Le he dejado una respuesta que pretende matizar su texto con algunos aspectos que había desarrollado más ampliamente en mi entrada sobre las posibilidades de la tecnología como respuesta al conflicto sobre los derechos y de cómo, en una opinión exclusivamente mía, la tensión judicial (mundial) que asola a Google/YouTube puede estar creando una espiral que, al final, sea positiva para todos: porque generará las herramientas para que los modelos de negocio que todos esperamos que sea posible desarrollar en la red, se desarrollen. Por cierto, gracias a Carlos Blanco y a Error500 por hacerse eco y recomendarlo a sus lectores.
Que siga el debate: resulta que el vídeo en la red se pone en primera línea en la discusión en la vida pública y eso creo que va a ser estupendo para que arraigue un mercado en el que se dice demasiadas veces «sí pero, en el futuro…».