Sí, estuve allí, yo también soy Armando Zaplana
Las damas y caballeros que se esconden bajo el apelativo Zemos (¿zemos nosotros?) tuvieron a bien hacer una de esas cosas que les distingue durante el último EBE. Nos pusieron un bigote, un sombrero y unas gafas y se obró el milagro: ya fuimos Armando Zaplana. Aunque tiene una genética camaleónica y un cierto aspecto mutante. Ah, que se dice fake. Pues busquen el mío.
¡Viva la TV social! 🙂
Hasta el contenido más casposo se vuelve divertido con el chat… ¿no será que el contenido es lo que nos agrupa, que la caspa nos atrae, y que lo divertido es comunicarse?
Abrazos al viajero
Bueno, bueno… dos representantes de la industria dura o de la detestada… :-))
Lo divertido es comunicarse, creo que sí. Pero con contenido casposo estaba pensando en las cosas defectuosas, no en las caspas morales. En las pelis de cartón piedra, el terror cutre y sí, también, los programas de horror moral y estético. Si te ves en la tesitura de verlos y puedes decirle a tu amigo «esto es una mierda», es mucho más soportable y divertido.
Gonzalo, muchas gracias por el post! Armando Zaplana te lo agradece enormemente =)