Pre-Goyas: "En este país se toma demasiado en serio a los directores"
Es el entrecomillado literal que Jesús Franco, ese creador de películas un tanto surrealistas, recibe de El Mundo en una entrevista/reportaje antes de recibir el Goya de honor que le corresponde. La cita completa es muy, muy certera, pero luego le pondré un pero:
«¿Yo un director de culto? No sé ni lo que significa. Suena a director de minorías. Pero yo siempre he sido muy sincero. Para mí el cine es un show, un divertimiento espléndido. En este país se toma demasiado en serio a los directores». La Filmoteca francesa le ha dedicado el 2008 una retrospectiva y clamorosas ovaciones, pero aún así Franco se ríe de la idea del «autor»
Es verdad, y lo comparto, que esa preponderancia de estos conceptos han hecho y hacen enorme daño a la producción de cine español. Decía lo del pero porque estas frases, al mismo tiempo, tienden a devaluar a ignorar el valor del talento en el proceso creativo, que es la esencia del juego y, por tanto, debe ponderarse para poner la afirmación en su sitio. Para que se me entienda: la publicidad entraña un proceso creativo a cargo de personas de enorme talento puestas al servicio de un propósito industrial. En la publicidad es vender y, en el cine, entretener. Mucha gente cree – creemos – admirables las piezas que produce la publicidad aunque, como pasa en el cine, no todas vendan, es decir, no todas sean un éxito: es lo que tiene trabajar con esa materia tan incierta que es la creatividad. Asunto que debería hacer reflexionar a los que creen que con la publicidad nos convencen de cosas que no queremos. Muchas veces no sabemos que las queremos hasta que las vemos.
Lo esencial es que la existencia de un propósito industrial o, lo que es lo mismo, una concepción que considera desde el origen la necesidad de la recuperación de la inversión (en la publicidad, es por la vía de lo que se vende) no sólo no impide crear cultura sino que la hace posible. Consecuentemente, es la que pone en evidencia a los autores, pero no tanto al revés, hasta el punto de volverse contraproducente y dar la espalda al público que, encima, lo paga tres veces: como espectador cuando va a la sala o alquila un DVD, con las subvenciones y con los impuestos que pagan el déficit de las televisiones públicas. En justicia, se pagan otras cosas que puede que haya que poner en revisión, como las subvenciones a la agricultura o los paneles solares, en donde hay análisis que plantean cuestiones de lo más peliagudo.
Pero volviendo a los Goyas, conviene decir que los cineastas representados por su Academia nunca han terminado de conseguir, en mi opinión, que su ceremonia tenga el concepto y la organización que verdaderamente necesitan: no es una fiesta cultural – debe parecerlo, no obstante – es una fiesta comercial, un anuncio larguísimo para atraer al público. Proceso en el que hasta el diseño televisivo debe estar pensado para ello. Siendo el sector audiovisual español el que lo controla, resulta decepcionante casi siempre el resultado, lo que no contribuye al objetivo: vender a sus estrellas y sus productos.
Y terminaré con un discurso propio que saben que repito: para una cinematografía que tiene el español como materia prima, ser tan simple de querer dar sólo premios a los españoles (con esa tontería del goya a la producción en lengua hispana o como quieran llamarlo) es un tiro en el pie: se trata de crear mercado fuera de España haciendo que las películas en español compitan entre sí y creen una OTI del talento y la producción. Una entrada en México se paga mucho menos que en España, pero siempre será mejor que quieran ver la tuya y siempre será mejor tener trabajando para ti a los mejores guionistas, realizadores e intérpretes aunque no residan en Iberia o digan remera y no polo. Eso hace cien años que Hollywood lo puso en marcha y ahí están. Y nosotros seguimos quejándonos. No he dicho que sea fácil, lo que no sé es si hay alternativa mejor que seguir lamentándose. Lo que no impide que, a lo mejor, hay que hacerlas en inglés para poder tener acceso a la distribución o poder crearla, lo que ahora no hay.
P.D.: Hoy El Mundo descubre Nollywood. No se lo pierdan. Hace algún tiempo – cuando este blog no existía – empecé a seguirlo. Si pueden acceder a este antiguo artículo de The Economist, podrán leer muchas cosas interesantes. Entre ellas, cómo se ha creado una industria la escala presupuestaria que permite el consumo local. No esperen a Woody Allen, son historias cuyo éxito se basa en el interés local, que puede ser tan vulgar como el nuestro cuando es vulgar. Pero del carromato de feria llegó el arte.
P.D.: A mis amigos cineastas: no se me enfaden. Simplemente creo que el sistema debe abandonar una estructura que no ló está haciendo bien.