De Fernández a Oliart: por qué se va, por qué viene.

¿Por qué viene Oliart? Primero porque las condiciones legales obligan a un consenso necesario y no hay tantos candidatos. Lo segundo, porque quienes impulsan el perfil del sucesor quieren cambiar de un modelo clásico de profesional televisivo a un modelo de gestor de servicio público, a un modelo que tiene que contactar con la sensibilidad de la sociedad, transmitirlo al Parlamento y asegurarse de que los principios que marcan Estatuto y Contrato Programa se cumplen en su letra y en su espíritu. Algo que no pasaba plenamente. Encontrar un candidato de alta talla y experiencia política, con experiencia de gestión en los entornos públicos para responder a la sociedad no es nada fácil y el único que debía quedar era un caballero de ochenta años que es, además, un gigante del servicio público español. Lean sus memorias, que son excelentes.
Estamos ante un hombre que no tiene nada que demostrar ni nada que perder, con una hoja de servicios y preparación intelectual excelentes: perfecto para ser independiente. El negocio de la tele no es tan complicado, en serio, lo que tiene que aprender lo aprenderá y tiene todas las condiciones para hacer lo que de verdad tiene que hacer un servicio público financiado con impuestos en una sociedad democrática. Además, para todos los que bramen por su desconocimiento, que tengan en cuenta que ya no tiene que responder a la audiencia, que es lo que requiere enorme experiencia, sino al servicio público. La publicidad terminó y la necesidad de ser el mejor para recaudar más también terminó.
Otra cosa es que el modelo de televisión pública que se intenta de nuevo hacer bien siga siendo un modelo del siglo XX, por mucho internet que tenga. Plenamente prescindible como saben los que me siguen. Los ochenta años de Oliart seguro que contienen una muestra de sabiduría, experiencia y, como he dicho, independencia que pocas personas pueden dar. Pero tiene riesgo de ser presa fácil de las trampas de las mutaciones del tiempo y de las críticas de los contemporáneos. A ver qué tal le sale. Otro caso apasionante.