Revueltas en el aire digital: una sociedad perpleja a la que se le ha hurtado el verdadero debate
¿Es la primera vez que un/a ministro/a de un país occidental se sienta con un grupo de ciudadanos autorepresentados, seleccionados a la carta, que retransmiten un encuentro que nunca se supo bien si estaba destinado a informar y divulgar – generar opinión – o a negociar algo en un movimiento de confusión en el que las expectativas de gente que, en realidad, no tenía nada que negociar puesto que sus vidas son otras ni encabezan movimiento alguno tampoco estaban definidas? Si damos por suficientemente válida la versión retransmitida, contemplamos a un alto cargo ofrecer alternativas y discusión sobre reglamentos, incluso anuncios de maná en forma de subvenciones, metiéndose todo el mundo en un jardín en el que, en realidad y seguramente, ninguno tuvo que estar: ni ministra, ni invitados. Pero lo cierto, el destino es así, tan teatral, que es lo que hicieron y me temo que cambiaron sus vidas.
De ese mar de mensajes cortos de los únicos que lo hicieron (¿debe alguien a partir de ahora aceptar que se tuitee una reunión sin tener su propia voz en twitter y dejar únicamente la versión de la contraparte circulando por el aire?), hay uno, como he dicho, arrinconado: Ángeles González-Sinde explicando en un esfuerzo de diálogo (evidentemente tardío) que, al respecto de los problemas que crea la sociedad red al mundo de la creación y la propiedad intelectual (visto en profundidad, a sus modelos de negocio) hay muchas más preguntas que respuestas. Y tiene razón. Llamo la atención porque cuando sube la marea, todo lo arrastra, y la simplificación termina con verdades, matices y detalles. Ya decía el periodismo (cuando había periodismo) que en una guerra la primera víctima es la verdad.
Alvy, discreto asistente al encuentro y, como es conocido, uno de los fundadores del que seguramente es el blog de más éxito en castellano, en su resumen del encuentro llama la atención sobre una interesante confesión de la ministra y que, sorprendentemente, ha pasado desapercibida. Algo que va en su beneficio, desde luego, y que también prueba que no se lee todo lo que se publica: las dificultades e inconvenientes que encuentra en los DRM’s. Yo creo que habría sido titular de un Techcrunch, por ejemplo, y que en los cuarteles de las entidades gestoras de derechos, o de las majors, tan preocupadas ellas porque sus distribuidores de streaming los tengan (¿para qué?), no gustará nada.
Mirémoslo de esta manera: el personaje central del drama atrapado en las dudas lacerantes que crea un cambio de paradigma. Su papel de usuaria insatisfecha con las propuestas industriales al cambio de paradigma y su rol como miembro de un gobierno occidental que la nombra, es evidente, por sus conexiones con una industria que es la primera (¿la segunda?) víctima de la mutación tecnológica. Pareciera como si todas las contradicciones de la sociedad estuvieran, a la vez, en un solo individuo. O individua. Conflicto y respuestas pendientes en quien tiene que echar la firma. Sin duda, no es una posición sencilla, pero fue libre de rechazarla si todo esto le generara algo más que desconcierto. Algo que no sé.
Un manifiesto. Manifiestamente improvisado.
Todo empezaba con un manifiesto verdaderamente improvisado. Parece ser que la famosa Coalición no se lo cree. Si mi palabra sirve de algo, toménmela: se organizó sobre la marcha. No por la redacción urgente, sino por algo que se revisa por unas treinta y nueve personas que tienen que llegar a un consenso, es imposible que deje plenamente satisfecho a nadie con unas dosis de rigor. Incluso puede tener serias objeciones intelectuales y jurídicas para muchos, hasta algo de disparate, como así se ha mostrado. Sin embargo, lo que decía tenía capacidad para que muchas personas, por pura aproximación, deseo, ambición, cansancio o aspiración, es decir, simbólicamente, quisieran adherirse a lo que en el fondo representa.
La cuestión simbólica del manifiesto reside en que la sociedad, confundida y comprendiendo o no (se mueve entre el gratis y el robo), dividida en sus opiniones y ambiciones, acumula una masa crítica de personas que creen o creemos que aquí se legisla siempre en función de los necesidades y a medida del gran conglomerado industrial y de intereses de las entidades de gestión de España y, desde luego, de las de allende los mares, allá donde está ese ángel negro de la salvación mundial y que, en la lista de problemas de su gobierno de cara al exterior, la salvaguarda de la propiedad intelectual del software, cine, televisión y música que genera su país o cuyos derechos controla su país a través de las filiales respectivas, figura en los primeros puestos.
Escolar lo contaba estos días, un servidor ya lo explicó hace meses frente a algunos argumentos que, sin ánimo de ofender, me parecen más de novela conspirativa y que ahora se quieren presentar como profecía: a ver qué gobierno quiere tapar su ley estrella con el argumento de que así no se habla de paro… con un tema de contestación social en el voto joven y urbano. En realidad, tienen prometida una legislación antidescargas que no saben cómo meter sin hacerse daño y que ya se aplazó antes del verano. ¿Porque no tenían a qué ponerle el humo? Llega 2010, llega la presidencia europea.
Debates entre dos aguas
Álex de la Iglesia, otro miembro de la sociedad que vive entre dos aguas (bienvenido al club) manifiesta en un debate de El País, que Hago una película, invierto mi dinero y me la cuelgan al día siguiente y lo identifica como el ejemplo de lo que no puede ser, justo al tiempo que admite que No hemos sido lo suficientemente rápidos. Hemos perdido el tiempo y no hemos visto venir al lobo en absoluto cuando se le pregunta por modelos de negocio. César Calderón le recuerda la reconversión del acero, y Álex anteriormente hablaba de familias, joder, familias que están perdiendo su trabajo por culpa de páginas web que venden sus películas. Menos lobos, Álex.
Si nos fuéramos a los problemas de la era de los luditas, los años de la reconversión naval, del carbón y del acero, nos encontraríamos que los diálogos serían parecidos. Las reclamaciones de los afectados de a pie, similares. La contraargumentación a Álex de la Iglesia, evidente: si no es negocio, no inviertas (si es que a lo que se hace en cine español se le puede llamar invertir en el grueso de los casos). Nos dirán entonces que si la cultura y la diversidad cultural. En los años del acero se decía que España quedaría para servir cafés. Diremos que la cultura, la real, sigue adelante. Que eso que se llama el país, también, y que en vez de servir cafés ha habido empresas que han seguido adelante: se hundió el textil de Sabadell, pero se inventó Zara y Mango. Precisamente, durante la reunión de la ministra se trasladó al exterior la posición de González-Sinde en favor de que los gobiernos estuvieran obligados a ayudar a los sectores en crisis, y eso generó un cierto debate a través de twitter sobra la bondad de la postura.
A mí, que me conocen, se imaginan que no soy de esos. Que desconfío de las subvenciones y del enorme poder arbitrario de las administraciones públicas (recordemos ahora la insinuación de la manguera de repartir subvenciones de los miembros del staff de Sinde) y que, como muchos, vivo en la contradicción de tener que trabajar con un sistema y unas reglas construidas para un mundo apoyado en unas formas de construir el negocio y acceder a la financiación, el análisis demoledor de las economics de cualquier industria y las elecciones sociales que uno aspira a realizar.
Aquí he reiterado en ocasiones que, si bien la creatividad y el talento (eso que ahora se llama cultura por cualquier motivo) son la esencia de la industria del entretenimiento (las llamadas industrias culturales, aunque ahora meten la arquitectura, que seguramente es ya también show business), el dinero está en el copyright. Esto es así todavía hoy: la creación del monopolio de explotación de una obra que se licencia muy a gusto cuando se pueden establecer barreras físicas a su reproducción, proporciona reglas no solo conocidas sino relativamente claras asociadas a sus modelos de negocio. Los modelos alternativos son incipientes, no digamos en el mix de ingresos y, pese a todo y las discusiones que me provoca con terceros, si no tienes tu producto diseñado para recuperar el dinero de forma alternativa, lo primero que tienes que hacer es asegurarte tu propiedad intelectual y luego ya se verá, que no vives solo en este mundo.
La digitalización, que hace que todo vuele libre, introduce tal crisis en los supuestos del sistema, abre tantas preguntas que es imposible no moverse en la duda. Ahora bien, una cosa es la duda y otra cosa es forzar y recomponer la realidad para que no se le toque un pelo a la estructura legal de propiedad intelectual tan finamente armada en un siglo y medio.
Una oda al patetismo
Puesto que, además, la abundancia de producto es cada vez más apabullante (ya saben, incremento de oferta, descenso de precios) y puesto que no regresa el dinero como llegaba antes, la solución que ha comprado la clase política en nombre de todas las palabras que hemos dicho, protección de personas que van ¡al hambre!, diversidad cultural, dignidad de los artistas, salvación de la democracia, etcétera, es la de endurecer, ampliar, modificar todos los mecanismos jurídicos que rodean el sistema de propiedad intelectual y su sistema recaudación hasta hacer de él algo patético y que, en opinión de muchos, ha desbordado la razón de ser del sistema en su origen: premiar al creador (a su financiador, en la mayoría de los casos) antes de que la sociedad se beneficie de la difusión del conocimiento, que es lo que conduce al progreso.
Por eso nada más patético que escuchar en el final del drama la autoridad del rey, que aparece para proteger a sus súbditos de la injusticia: el señor Presidente del Gobierno, diciendo que sin propiedad intelectual una sociedad no puede progresar. Yo no sé si ha hablado con Lula, del que uno espera que sea respetado en esos entornos, y le ha contado sus problemas con las licencias de software, las patentes (ya, ya sé que aquí no son propiedad intelectual) y el desarrollo. O, sin ir más lejos, con el gobierno de Extremadura.
El patetismo de la prensa oficial es mayor. Lograron forzar la ley de propiedad intelectual hasta hacer del derecho de cita un imposible metafísico fuera de una tesis doctoral o un libro de texto. Ahora, si no cumples algo que antes no existía, eres un ladrón. Tal es la dinámica que se ha alcanzado. Un programa de televisión imita la idea de otro: se cruzan las demandas por violaciones de propiedad intelectual, plagio, etcétera. No sirven para nada, pero lo cierto es que se creen con la fuerza moral para demandar y reclamar un derecho económico de las modificaciones de otra idea… como si las ideas fueran geniales y fueran algo ya no solo protegible por ley, sino valiosas sin ejecución.
Muy ilustrador como el propio ministerio de Cultura en su cruzada educativa para que no copies, a través de esos terroríficos spots al comienzo de los DVD’s legítimos, alimenta la idea de que las ideas son protegibles: es tal la importancia de los conocimientos y labores intelectuales en la era de la información y el conocimiento que, en vez de crear mecanismos para que todo mortal pueda competir en base a conocimiento, el derecho y los poderes públicos caminan en la dirección contraria. Obviamente, porque la esencia de los modelos de negocio reside en el copyright. Hay gobiernos que al tiempo que se atrapan en esto de las descargas son capaces de liberar al dominio público documentación y archivos de alto valor cultural y social: ay, ministra, si al tiempo que elaborabas esta ley hubieras presentado un paquete de fomento del dominio público por las administraciones del estado, los mismos bloggers que has invitado te hubieran abrazado y no te hubieran acusado de llevarles a China y de gobernar para la SGAE y hubieran sido constructivos con tu norma.
Regresando a la prensa, su nivel de desconcierto, desparpajo y caradura, ha alcanzado proporciones épicas: no sólo se han tenido que tragar la humillación de que la gente se ha informado directamente de las fuentes sin que ellos contaran para nada (el gabinete de comunicación de Moncloa, es una fuente, twitter y los blogs ha sido la otra), sino que han amplificado un fenómeno que, desde luego, es el que ha hecho reaccionar a la clase gubernamental y que, de paso, les hace más irrelevantes como fuente universal de la opinión pública. Embarcados en un negocio que quieren preservar forzando cada vez más el copyright y el asalto a los enlaces (siempre los enlaces, la esencia de internet ¿lo ven?), hacían editoriales que alcanzaban la grosería con la espectacular petición de El Mundo para encerrar piratas los mismos días que en un alarde más allá de lo habitual de confundir noticia con publicidad, ilustraban a sus usuarios sobre lo malo que es piratear y lo bueno que es alquilarles a ellos la película. Quedaría hablar de los tertulianos que miran al internauta entrevistado como quien entrevista al primer mono que habla.
El debate real que no termina de llegar
Decíamos, pues, junto con la ministra, que quedan muchas preguntas por resolver. Yo también lo creo. Dice la ministra que hay que ayudar a las industrias con problemas. No lo acabo de creer., pero es algo a hablar. Hablamos de toda una sociedad perpleja, tan perpleja como la ministra o Alex de la Iglesia que requiere más madurez de discusión. Qué lástima que no se abra de una vez un verdadero debate sobre cómo ha de regularse la creación y las redes en el siglo XXI que no tenga en cuenta a alguien más que las empresas asociadas en Redtel y a la SGAE con traje de Caperucita que se hace llamar La Coalición. Lo suficientemente extenso y con voces que disientan y no únicamente con la amenaza (¿el chantaje?) de un grupo de artistas mediáticos que juegan con sus apoyos y fobias políticas para aterrorizar al gobierno de turno. Una discusión que no intente atribuir crímenes a la sociedad. Que deje fuera de los despachos al ejército de abogados y conseguidores a sueldo de empresas que se financian con un canon (un impuesto, digan lo que digan) que les otorga la propia sociedad y del que no se da cuentas. Algo me da que, el gobierno de turno que le diga a la Sgae que hay que repensar su rol en la sociedad, por mucho que grite Serrat, se iba a encontrar con un gran apoyo social transversal. Es decir, de todo el arco político.
De los medios de comunicación institucionales hace mucho tiempo que no se puede esperar nada. De los públicos, salvo honrosos intentos, el resultado es pobre. De la clase periodística y su sistema de producción de entretenimiento, no hemos visto un solo programa, coloquio, entrevista o discusión que no emule el falso debate de siempre, la canción gratis que se baja un chaval, en vez de entrar a cuestionar (cuestionar es preguntarse) si es la arquitectura del sistema lo que hay que debatir. Con Promusicae y todo, claro, pero no asumiendo supuestos de partida de los mismos que han escrito la ley: esa construcción que han hecho de la propiedad intelectual como un derecho humano que debe ser educativamente explicado a los niños en los colegios en la que no cabe cuestionarse nada, especialmente los años de duración de su monopolio. Después de todo, el ejército de abogados ya se encargará de redactar una nueva modificación para seguir sacando rédito de ese presunto derecho humano y decir que el manifiesto contiene barbaridades jurídicas. Qué más da si las tiene: la cuestión no es si las leyes son así, sino por qué son así. Y este es el debate.
Creo entender en tu post que tal vez hay que ir más allá, hacia el debate sobre la propia pertinencia de la "propiedad intelectual".
Si es así, estoy muy de acuerdo con esta forma de verlo. Parece que quedarnos en el mero debate sobre posibles medidas de sanción no es llegar al fondo de la cuestión.
un saludo
Volvemos al think tank… Que decir. No puedo añadir ni una coma o cambiar un acento. Ya sabemos que es una carrera de fondo y de obstáculos. Pero había que empezar y el manifiesto, pretendido o no, es un pistoletazo de salida.
Largo el post, pero intenso. ¿Que tal cambiar la SGAE por una agencia pública, por ejemplo?. ¿ Que tal promover portales de tarifa plana, muy, muy reducida, de busquedas temáticas, de…..? ( Si tanto miedo les dá los Rapidshare y Megaupload, que hagan ellos lo mismo…. )
Que hace falta reinventar. El medio está quí. Las reglas son desconocidas. Las viejas reglas no sirven. La copia es incontrolable, ergo, no cobremos por copia, hagámoslo por servicio, por clustering, por…
(¡ Manda huevos que los usuarios tengamos que hacerles la faena a las empresas!)
saludos.
Me parece un post muy interesante con muchas ideas para el debate. Ahora bien: no dejo de pensar en lo que te he comentado en mi blog. ¿Por qué por qué por qué me "huele" tan mal que toda esta movida venga auspiciada por personas que tienen intereses empresariales muy concretos y que tienen mucho que ganar con una hipotética reforma de la LPI que modificase el derecho de propiedad intelectual?
Aquí hay demasiado intereses en juego y no me creo que los desinteresadísimos empresarios que se han reunido con la ministra en ese breve encuentro a lo David Lean no tengan nada ($$$$) que ganar.
Yo, con el debido respeto a tu opinión, te voy a decir que a) es un tanto ingenuo y b) veraderamente irrelevante.
¿De verdad piensas que esos señores tienen capacidad de modificar la ley y que eso va a beneficiar, en el tema que tratamos, a cualquier de sus empresas? Los que las tienen. Porque creo yo que Idealista, por ejemplo, sea una web de enlaces a películas.
La segunda cuestión: ¿hay o no hay un abuso en la forma de legislar estas materias que coincide siempre con los intereses económicos, estos sí, de organizaciones que, al final, realmente no dan prácticamente a los autores? Autores son en nombre de quien se envuelven.
Yo creo que los que fueron, que fuereon invitados, algunos de los cuales estuvieron escribiendo el manifiesto y otros solo lo publicaron, no son el objeto de la controversia. La controversia es por qué unos señores se arrogan el derecho a decidir que webs se bloquean. Y, más genéricamente, por qué se hacen las leyes a la medida de sus intereses: no hay modificación de la LPI que no haya ido en contra de los intereses del público: la difusión del conocimiento.
El tema clave de la PI y que siempre se olvida, es que se inventó como un artefacto de suspensión temporal y devolución a la sociedad. Te dejo una patente de corso por un tiempo, breve, para que nadie mas que tu haga dinero con tu obra o tu idea y luego… a difundirlo, porque es como se progresa.
Lo demás, es confundir a la gente. Equipararlo con la posesión de tierra, otra ceremonia de confusión.
Hola,
No se trata, supongo, de que la propiedad sobre las ideas y la tierra sean la misma cosa. Aunque sí se pueda discutir el derecho de herencia en los objetos si no se tiene sobre las ideas. Deshacer el paralelismo es útil para acotar el debate, pero es a todas luces incompleto.
En cualquier caso, reducir el debate a "quién sanciona" es de evidente miopía. El Estado podría ceder, poner a jueces a hacer esta labor y crear un juzgado específico que atúe con mucha más velocidad y contundencia, como hace la Audiencia Nacional con terrorismo o narcotráfico.
Ahí es donde creo yerra mucho el manifiesto, en desviarse de la propiedad intelectual a la aplicación de la sanción.
Gonzalo, considero que has hecho un análisis excelente para llegar a una pregunta final esencial sobre por qué las leyes son como son. Te felicito.
Tengo el "reader" a mano para cuando el streaming tarda demasiado. Me he puesto a leer y casi se carga del todo. Menuda entrada. Muy interesante, por cierto.
no estoy de acuerdo en bastante puntos que mencionas. Lo de la comparativa con la reconversión naval y del carbón (yo la viví de cerca) estás bastante equivocado. Y lo de servir cafés… pues solo tienes que dar una vuelta por el tejido industrial que ha quedado en España. Me parece que ignoras cómo han quedado los astilleros del sur y norte peninsular (y como eran antes), y las cuencas del caudal y del nalón… si no lo sabes, que alguien te lo cuente.
Lógicamente, en tu blog puedes poner la opinión que quieras, pero dista mucho de ser la real, ni siquiera acercarse a la realidad de aquéllos tiempos. Me parece que tú no los has vivido ni siquiera por encima.
Saludos.
No estar de acuerdo, es perfectamente libre.
La esencia del ejemplo del carbón y el acero no es su supervivencia sino lo contrario: no eran sostenibles. En España los tenemos subvencionados. En UK cerraron las minas y ahora se dedican a tecnología. No sé que prefieres, aquí los subvencionamos.
Quisiera saber en qué estoy equivocado: ¿en si no eran rentables y sí lo son hoy?. Me sorpredería mucho saber que tenemos mineria del carbón rentable.
Gran parte del textil desaparecio, pero un día aparecieron las mejores empresas del mundo en retail de ropa. Eso es Zara y no lo digo yo, además de Mango e incluso Cortefiel, de toda la vida. Y se puede seguir con otros sectores.
A la banca española se le vaticinó el cierre varias veces con la competencia europea: ni un banco europeo ha podido con la banca española en España y es una de las mejores del mundo.
Los sectores mueren y mantenerlos es absurdo si no son competitivos. Eso es lo que quiere decir el post en lo que se refiere al sostenimiento de una industria del entretenimiento artificial.
Vaya pluma, vaya redacción, me gustó mucho, especialmente los primeros párrafos. ¿No se te puede twittear?
Gonzalo, gracias por currarte estos posts. Es de las pocas cosas serias que he visto escritas en Internet y prensa sobre este tema.
Particularmente, no puedo coincidir más en todo lo que dices y en las ideas de fondo que pueden hacer emerger esos comentarios.
Ojalá alguien pueda hacerle llegar este post a la ministra o a Zapatero.
El nivel de los políticos y otros entes sociales de este país es esperpéntico y los mecanismos de presión que determinan la regulación a favor de determinados intereses son irritantes.
[…] es que el problema no reside en la interpretación de las leyes, sino en qué leyes han de ser. Y no son estas. Para otro punto de […]