Lágrimas, emociones y negocios
Con un título fantástico, Una lágrima aún vale más que una revolución (y la revolución es el 3D) aparece en El País la típica resaca post-oscars (o post-Goya) dispuesta a extraer las interpretaciones de los académicos sobre el sentido de sus votos. No gana Avatar, el previsto, y si En Tierra Hostil, mucho más adulta. Que si la visión de los actores que tienen más votos (y, en ocasiones, contratos ligados a taquilla, como los guionistas por ejemplo y que restaría incentivos a según qué votos), que si el conservadurismo porque se trata de 3D. Una joya las reflexiones de Campanella sobre la arbitrariedad de los jurados de los festivales llamémosle cultos, esos que dan el marchamo de calidad al cine y que, curiosamente, no tuvieron en cuenta su película. Una película que ya triunfaba en taquilla y que ahora tiene un oscar. Como siempre, un misterio. Por eso no vale la conjetura que voy a hacer, pero quedar que quede: la carrera comercial de Avatar está terminada y poco más va a rascar por mucho oscar que tenga, mientras que En Tierra Hostil ahora se va a salir. Este negocio es marketing. ¿Como todos?.