Una mirada rara a la causa de Pablo Herreros
6 noviembre, 2011 – 17:18 | 18 Comentarios

Ver que un puñado de anunciantes ponen los pies en polvorosa porque un blogger la lía… eso no se había visto por estos lares. De la madre de El Cuco, El Cuco y sus crímenes …

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La Sociedad Red y el Audiovisual

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Lapiceros, teclados y cámaras: el bricoleur audiovisual

Escrito por el 20 marzo, 2010 – 11:168 Comentarios
Lapiceros, teclados y cámaras: el bricoleur audiovisual

Rubén Sánchez tenía mucho interés en que le contestara a una pregunta que, en realidad, no era pregunta, sino la confirmación de su punto de vista o, puede que mejor, su sensación: la necesidad de que la nueva industria audiovisual trabaje, lo voy a decir fino, con equipos de personas muy cualificadas pero muy reducidos. Es decir: que hay que ser capaz de llevar una cámara, sacar el sonido, editar lo grabado y, en la medida de lo posible, terminarlo todo con el mínimo de personas que, curiosamente, saben hacer más de una cosa y más de dos. La pregunta me la hizo al terminar Komunikaldien hace unos días en la Universidad de Mondragón y se supone que debe aparecer en ETB en algún momento.

El contexto interrogativo se produce tras la cuestión planteada de un asistente a nuestras exposiciones sobre un audiovisual más autónomo, con más posibilidades de crear su propio mercado sin tener que depender de las enormes barreras de entrada del cine y la televisión, asumiendo la realidad de la dificultad de los modelos de negocio para la red: queremos comer, nos venían a decir. En mi punto de vista, esto era una limitación de la visión del interrogador: lo que se produce no es un cambio de lo que llamamos televisión sino una irrupción generalizada del vídeo como medio de expresión y que, curiosamente, tiene un mercado latente de dimensiones infinitas: el corporativo e institucional. Sumado, claro, a la facilidad con la que se puede definir un proyecto propio que sirve de marca para atraer clientes, el caso mismo de Rubén con Lost in Bilbao. Eso si, otra cosa es hacerse rico y vivir el glamour que parece inevitablemente asociado a la producción audiovisual, una quimera como tantas otras.

No es infrecuente que en medios periodísticos o afines, se haya visto el incremento de habilidades y capacidades que se exige a las redacciones (usar cámaras) como una demanda inaceptable si no se traduce en más dinero. Se trata de esos terribles juegos de la legislación laboral donde las personas quedan encasilladas en categorías funcionales con fronteras delimitidadísimas y que, frente a cualquier cambio del entorno, se convierte en una rigidez extraordinaria y, déjenme decirlo, en un terrible refugio de la mediocridad y en un monumento al desatino. Cualquiera que haya tenido experiencia en el sistema de relaciones laborales español entenderá lo que le digo, un círculo vicioso entre plantillas, comités y direcciones en donde el verdadero sentido del trabajo hace mucho tiempo que se perdió.

La otra mirada es la mirada de la productividad, tanto colectiva como personal: el incremento de habilidades y conocimientos hace que menos personas hagan más. Indudablemente, entraña un proceso de perfeccionamiento personal y de ampliación de fronteras, pero la dinámica tradicional condujo a litigios: la Agencia EFE ganó el año pasado un conflicto con sus trabajadores por pedírseles que tomaran imágenes. Esta semana, Unedisa se ha encontrado, nos dicen, con otra revuelta por escribir además de grabar. Parece ser que la doctrina se inclina porque sí, efectivamente, sea legal el que usted además de portar lápiz, de saber teclear (qué recuerdos: antes decíamos mecanografiar), pueda llevar una cámara para cubrir una noticia y cumpla con su trabajo verdadero, que no es escribir, sino informar. Si no les parece evidente que este es un conflicto de empresas y organizaciones antiguas, no sigan leyendo, porque me apresuro a comentar la novedad inevitable.

Juan Urrutia, al alimentarnos intelectualmente con las consecuencias económicas de la sociedad red, habla de un concepto de «trabajador» al que denomina bricoleur, palabra que si acudo a algún diccionario de francés se puede traducir por manitas. El manitas está asociado a la chapuza, el tipo que pone un enchufe, cuelga un cuadro y, además, arregla un atasco en una cañería. La diferencia reside en el alimento espiritual que la curiosidad y el ansia de saber, el placer por hacer, se añade a la idea de bricoleur: se aprende a hacer muchas cosas y, como los manitas de los entornos domésticos y populares, alcanza un grado de competencia amplio en muchas disciplinas, en un entorno en el que, inevitablemente, no se deja de aprender ni de cuestionarse cómo se hacen las cosas. El entorno de Las Indias convierten el bricoleur en hacker explicitando la ética de los estudiosos del código y llevándola más allá del geek.

La cuestión inicial de Rubén, su modo de vida y de desarrollar su empresa, las preocupaciones del profesional audiovisual que veía únicamente su salida en la industria tradicional, pasan todas inevitablemente por una estructura que, en la práctica, se da ya en las empresas nuevas. Cualquiera que pase una tarde con los equipos que mueve Agoranews entenderá la idea, una idea que en parte ya proviene por la pura inquietud de las nuevas personas que llegan al audiovisual: se escribe y se coge cámara, se monta, se planea entrevista… Puede ser que no todas las personas, pero la suma de habilidades frente al entorno clásico de producción repleto de especialistas es totalmente carente de sentido por pura lógica económica y de producción. Especialmente para todo lo que no es gran entretenimiento o gran industria donde los capitales que se mueven y el nivel de sofisticación permite mantener una única especialización rentable. Todos los cortometrajistas que en España han sido me dirán que qué hay de nuevo en esto… Lo que sucede es que la tecnología lo amplifica y la oportunidad de emitir libremente accediendo a las redes amenaza con generalizarlo.

Luis Sánchez Galán publicaba hace pocos días este interesante análisis sobre el número de empleados de las empresas de internet. Su conclusión es la de que existe un sobredimensionamiento real del número de personas que actualmente en España pueden realmente ser mantenidas en un modelo de gestión de contenidos basados en la publicidad. Suma y sigue. Sólo la acumulación de competencias personales en un viaje continuo de aprendizaje puede desarrollar negocios sostenibles en una economía con tan poca fricción y tal potencia de uso de los conocimientos como es esta economía de abundancia progresiva.

¿Es esta una reflexión válida únicamente para aquéllos que empreden en el video en la red? Lo que se conoce como fragmentación de audiencias y que es algo tan sencillo como la ingente cantidad de canales tradicionales que se ponen a disposición del público en los formatos abiertos tradicionales, están acarreando el que la industria de producción establecida no pare de hablar de producción low cost. Las compañías aéreas de bajo coste han popularizado la idea de que renunciando a muchas cuestiones prescindibles, como comodidades poco importantes en viajes cortos, asumir una cierta cooperación en la producción (me subo la maleta), aceptar horarios y aeropuertos no exactamente redondos pero suficientes, asumir el riesgo íntegro de la tarifa (no se puede devolver ni cambiar), es posible no sólo hacer un negocio sino ampliar las opciones de viajar. El audiovisual low cost será casi todo, pero como sucede con los aviones, habrá más destinos y más personas viajarán, se amplía el mercado y las fuentes de captación de clientes.

La inspección de trabajo de Madrid ha sembrado el pánico en las productoras madrileñas. Por su naturaleza, la producción de contenidos contrata a muchas personas mientras dura el proceso de producción, personas que terminan sus contratos y que, puesto que hay una curva de experiencia y siempre existen preferencias sobre con quien trabajar, vuelven a ser llamadas cuando la productora consigue otro contrato. Contrato que, por supuesto, no se sabe si se va a conseguir. Ahora se pretende que se conviertan en fijos discontinuos perdiendo la productora la capacidad de elegir los talentos más adecuados para cada producción, pues tendrá que recurrir a los que ya trabajaron independientemente de su idoneidad y de su desempeño. Un caso claro de cómo la legislación laboral y la realidad de la economía caminan por rumbos separados, dicho a pesar de que me arriesgo a críticas profundas de muchas personas del sector.

¿Qué consecuencias va a tener esto? Se habla de incremento de costes, pero seguramente también de una reducción de oportunidades para los nuevos profesionales (y los establecidos que no entren en el circuito), puede que fuga de productoras de Madrid si en el resto de comunidades autónomas no se aplican los mismos criterios. Por un lado o por el otro, por el lado del profesional que busca asentarse o que busca independencia, por el lado de las empresas que tienen que minimizar sus riesgos, los cambios de la estructura económica del sector empujan a la presencia de pluriespecialistas o a verse atrapado en el infierno de las categorías laborales y las descripciones funcionales.

Pluriespecialistas que empiezan a surgir de modo natural como surgen los nativos digitales, pues cada día más personas escriben guiones, los realizan, los editan y conforman ellos mismos haciendo posible productividades elevadísimas: siempre empleo el caso de Sophie y el Cambio Climático de y por Joan Jiménez como un ejemplo paradigmático de la evolución del audiovisual del gran conglomerado industrial a la artesanía. Y con la artesanía, muchas oportunidades de ser alfarero con imágenes. La palabra alfarero no la empleo como un intento evocador para una mirada romántica del profesional, sino recordando los ejemplos que los primeros teóricos de la calidad y la mejora continua emplearon para explicar por qué las fábricas sacaban productos tan plagados de defectos: el taylorismo y el fordismo, al descomponer las tareas y retirar toda implicación del trabajador en el proceso, le había retirado la necesidad de prestigio personal por el resultado de su trabajo, lo que sí tenían los viejos alfareros.

En definitiva, el diseño de las operaciones relacionadas con el vídeo, pasa por la construcción de equipos capaces de hacer más de una y más de dos tareas en un entorno en el que la incorporación de nuevas capacidades funcione de modo natural. La velocidad de cambio de las tecnologías empleadas, más la necesidad de trabajar con costes bajos y de forzar, por tanto, más frecuencia en la contratación. Rubén preguntaba porque seguramente percibe en el entramado de la industria establecida una resistencia a asumir la realidad de disponer de equipos más cortos y más pluridisciplinares. Sin embargo, la mayoría de los profesionales independientes que conozco, son cada día más hombres-orquesta.

Créditos: la fotografía pertenece a la galería de Edenplus, distribuida con licencia CC.

8 Comentarios »

  • Teketen dice:

    Estoy de acuerdo con lo que dices. Aún así en las algunas productoras suele ocurrir que se le exija al trabajador ser un pluriespecialista, mientras en la dirección únicamente hacen un sólo tipo de trabajo. Para mi es importante que todos asuman, la igualdad de condiciones, de ser intercambiables entre ellos y si forman una comunidad mucho mejor. Independientemente luego de las colaboraciones puntuales que puedan hacer con gente del exterior.

    • Gonzalo Martín dice:

      Pues, esencialmente, estoy de acuerdo: para que funcione, tiene que haber entornos de empoderacion y que ponen a la gente en el centro de todo.

  • Isabel Iglesias dice:

    ¡Maravilloso!
    El audiovisual, y en general el macro sector TIC, como desafortunadamente se le quiere llamar (vaguedades inútiles, no existe el mercado sino que los mercados hay que definirlos) reclama su protagonismo en la nueva economía al tiempo que critica la falta de visión de la estructura y empresas tradicionales.
    Sin embargo se está cayendo en la misma miopía y cultura de la queja tanto por parte de las empresas como de las personas que trabajan en ellas.
    En el fondo, subyace la misma quimera de aferrarse al 100% de algo en lugar de discurrir nuevas fórmulas hacia el 50, 25, o el % que sea, de un pastel mucho más grande.
    ¿Que falla: visión, cultura empresarial, auténtico espíritu emprendedor, instinto de cooperación? Tal vez todo ello. O simplemente sangre en las venas.
    Una pregunta: ¿cuál crees que debería ser el papel de las organizaciones empresariales, sobre todo las específicas? Parece también un modelo bastante torpe y poco eficaz.

    • Gonzalo Martín dice:

      ¿Te refieres a ese entramado de redes clientelares en promiscuidad con el estado y los sindicatos, con comportamientos de dudosa calificación en el reparto de subvenciones, cuotas de las nóminas y privilegios? Conste que son la otra cara de los sindicatos en la defensa del mismo marco: capitalismo de amigotes/redes clientelares.

      La cooperación es un camino inevitable. En Las Indias creen que el camino pasa por la democracia económica y el empleo del cooperativismo.

      • Isabel Iglesias dice:

        Si, las mismas. Esas que dan titulares predeterminantes y manipuladores. Pero también habrá que contribuir a cambiarlas desde dentro.
        Me daré una vuelta por Las Indias.

  • Alvaro [mascootas.com] dice:

    Acabo de terminar Crush It! El libro del tipo que esta tras winelibrary.com La idea del libro es que existen miles de nichos tematicos en la Red que nunca serán rentables para una empresa, pero que pueden ser muy rentables para un apasionado del tema o un equipo muy reducido (el autor solo habla de individuos).

    Quizás las productoras de siempre se están quedando descolgadas a la espera de su trocito del pastel del glamour. Cuando oportumidades de abrir tu propio canal no escasean.

    Fuera de la industria tradicional hace mucho frío, decías. Es cierto, el mismo que pasa cualquier emprendedor o si me apuras autónomo.

    • Completamente cierto. El asunto es que pueden terminar siendo rentables por la pasión que hay envuelta (hackerismo) y las rentas paralelas que van apareciendo.

      Fuera hace más frío, pero también mucha más libertad. Me voy a por el libro.

  • Se me olvidaba, un enlace a una review:

    http://pinturablanca.blogspot.com/2009/10/crush-it-de-gary-vaynerchuk.html

    el libro va mas allá de la idea de publicar un blog, podcast o vblog, también esboza un plan para su promoción en redes sociales… aunque no mucho mas.