Hulu ¿gana dinero? y lanzará planes de subscripción
Es muy interesante el momento de Hulu: había leído alguna otra referencia a que ganaba dinero, pero una grandísima – teóricamente – noticia para el vídeo online (mon dieu, una plataforma de vídeo rentable) no tenía una confirmación pública notoria ni referencias algo generalizadas como para decir ¡albricias!. Los Angeles Times lo recordaba ayer al tiempo que anuncia que desde el 24 de mayo ofrecerá servicios de subscripción a 9,95 dólares al mes. Que se parece al precio de Spotify en Europa – cosas del cambio aparte – y es algo más que el mínimo de Netflix (unos ocho, s.e.u.o).
¿Es interesante porque gana dinero? En realidad, me parece interesante porque siempre he tenido la percepción de que Hulu es un gran laboratorio para sus propietarios y controladores, aparte de otros inversores, NBC, Disney y News Corp. (o sea, Fox). Las referencias dicen que se reducirá el tiempo de disponibilidad de los contenidos de forma gratuita para poder disponer de una opción premium que permitiría ponerse al día. Suena a excelente incentivo para volver a las descargas, salvo que, en el marco de represión progresiva, haya suficiente margen para que, la esencia de la cuestión, el control del contenido, se encuentre en una fase de retorno.
Alcanzado el equilibrio, alcanzado el punto donde ya no cuesta dinero, se hace realidad un rumor que lleva en el mercado durante todo el último año y que responde a otra de las necesidades de la industria: no sólo necesito que ganes dinero, necesito que me mantengas los márgenes a los que estábamos acostumbrados en el feliz mundo previo a esto de internet. Una tarea complicada, pero es obvio que sin subscripciones los precios de la publicidad online no ayudan demasiado.
MediaFile (un blog de Reuters) señala en su comentario a la noticia dos cosas interesantes: la competencia que le crea al cable (que vale mucho más) y lo duro que resulta para TVAnywhere, el proyecto de varios operadores de cable para que sus usuarios de pago tengan catch-upTV, es decir, la posibilidad de acceder a sus contenidos ondemand y desde cualquier sitio. Pensemos que el nuevo dueño de NBC no es General Electric, sino Comcast.
Por supuesto, la cuestión ahora será ver si, por un lado, aumenta la rentabilidad y, por otro, cómo afecta al tráfico (tras YouTube es el segundo acaparador de tráfico en USA). Teniendo en cuenta que cada uno de los dueños tiene sus propios servicios online y que lo que se juegan en términos de inversión en Hulu no es realmente tanto, mi sensación de laboratorio se acrecienta. Y qué gran marca han hecho por el camino.
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[…] tímida – poco contenido, escasemente promocionado – lo de Hulu apunta a experimento como señala Gonzalo, toda vez que el análisis de las cifras que hacen en AtD: los productores van a tener que decidir […]
[…] poco contenido, escasemente promocionado – lo de Hulu apunta a experimento como señala Gonzalo, toda vez que el análisis de las cifras que hacen en AtD: los productores van a tener que decidir […]
Esta vez me he leído todas las entradas relacionadas así que mi premio es haber aprendido y tu penitencia aguantar una introducción larga para una comentario igual demasiado obvio.
Ya en “¿Es sonrojante la comparación de YouTube con Hulu?”, comentabas
– Que sólo la industria convencional tiene el dinero y la credibilidad para conseguir que los anunciantes pongan dinero de verdad para desarrollar proyectos
– Que es en la industria de siempre donde se están produciendo los movimientos que están consolidando la nueva industria audiovisual.
– Que sus dueños tendrán y serán gente con intereses más amplios y capaces de movilizar los recursos para hacer algo que no sea azar ni supervivencia.
Hace un casi un año decías en “Otros ángulos que explican el éxito de Hulu” que nunca lo habías visto como una puerta de entrada, sino como un destino y que tenía todo el aspecto de que sería controlada por los fabricantes actuales de éxito.
En ese mismo post, comentabas que
– No es posible competir con grandes grupos de medios, que supongo que son los propietarios de contenidos
– Que a estos prácticamente les llegaba con cubrir gastos operativos y el rendimiento publicitario de su contenido,
– Que esto entra en conflicto con el capital riesgo que necesita un retorno significativo.
En el post de hoy hablas de tu percepción de Hulu como gran laboratorio para sus propietarios y controladores, pero que, alcanzado el equilibrio, hay que volver a los niveles de beneficios habituales.
Si a todo esto le unimos el marco de represión progresiva al que aludes para desincentivar las descargas, mi percepción me dice que al capital riesgo habría que cambiarle el nombre por “capital guarda espaldas” o “capital cómplice” para seguir manteniéndose los mismos de siempre en los niveles de siempre a costa de fortalecer su posición contra cualquier amenaza sea estructurada y oficial o de libre desarrollo.
Y encima han hecho marca, así que todo lo que venga a mayores, estupendo.
Como ves, y como siempre, casi más que aportar, pregunto. 😛
Bueno, el capital siempre busca su máximo retorno y eso es legítimo. No se le puede pedir a la gente que ponga su dinero en algo y no poner todo el empeño en que su retorno sea el mejor posible. Otra cosa es lo que la gente considera retorno «adecuado» o muchos otros creen que determinados retornos sociales deben ser tenidos en cuenta. Yo pienso que si te olvidas de ser rentable dejas de ser social. Y que si no tienes en cuenta a la gente que participa contigo en el proyecto (llámalo colaboradores, empleados, cooperativistas, socios, vecinos y comunidad en la que te emplazas) dejas de serlo a largo plazo. Pero cada uno invierte a un horizonte y eso también es legítimo.
Dicho esto, los estudios que han entrado en Hulu tienen un laboratorio para saber cómo ser rentables: no cesan de presionar a la dirección de Hulu para conseguir el tipo de retorno que ellos están acostumbrados a conseguir para los capitales que invierten. Y eso es la mejor protección para sus negocios básicos, negocios sobre los que necesitan experimentar para adaptarse a las nuevas condiciones. El gran negocio audiovisual, como el de todo el entretenimiento, se basa esencialmente en la disposición de un monopolio de explotación sobre la obra en la que se invierte. Eso permite decidir las condiciones de explotación y planificar relativamente los margenes. El hecho de que se dediquen a buscar los contenidos más rentables desde hace décadas (obviamente sumado a la extensión constante del privilegio del monopolio) hace que sus catálogos estén repletos de lo más difuso de este negocio: lo que se ve. Lo que se ve, es monetizable. Lo que no, no. «Verse» es objetivable: qué escala necesito para hacerlo rentable.
Por tanto, los poseedores del material más raro, los contenidos que todo el mundo quiere ver, tienen una ventaja competitiva esencial. Competir contra eso es muy complicado, porque a los demás no nos quieren ver, o leer, o escuchar, el número suficiente de personas como para generar un flujo de ingresos suficiente. Eso permite movilizar los capitales para seguir buscando esos contenidos que sí se ven y que requieren determinadas inversiones de modo previo a su producción al tiempo que se añade el suficiente dinero para que todo el mundo sepa que existen: marketing. Como eso es mucho riesgo, es más fácil dejar que los que tienen el expertise se la jueguen, sobre todo en el arte de compensar beneficios con pérdidas de los fracasos para que el conjunto resulte razonablemente rentable.
La represión proviene por un conflicto esencial que la sociedad tiene que resolver: como tu muy bien has entendido, lo importante de la producción de conocimiento, es el conocimiento. Es decir, no es la preservación de un negocio determinado. El negocio basado en la creatividad, que cuenta con protecciones extraordinarias de tiempo que, sobre todo, reducen el campo de expresión, se basa en la restriccion de los usos del contenido creando rentas claramente extraordinarias y, yo creo, injustas visto tanto desde el punto de vista de los que priman lo colectivo, la libre competencia o la moral. Es un negocio de altísimo riesgo, por lo que es natural (no quiere decir que moral) que los empresarios que corren esos riesgos quieran todas las protecciones posibles. Pero el privilegio del monopolio se concede originariamente para fomentar creatividad, no para hacer viable una industria. Si no lo es, pues que no lo sea: la cultura no se va a morir. ¿Que dejan de hacerse determinadas producciones? Pues, bueno, también dejaron de hacerse los libros a mano y son piezas artísticas de enorme valor, pero cuyo sentido de existir cesó con la imprenta. Ahora bien, ellos tienen razón en que la ley les protege. Pero es que la ley está mal: ha sido en gran parte redactada por ellos mismos adulterando el sentido de su creación, convirtiendo un incentivo a la creación en una protección para hacer negocios. Esto es así desde el Estatuto de Ana: el editor y el productor no tienen más interés en el autor que el ganadero en sus vacas. La coartada de la industria, en el caso de CEDRO me empieza a parecer obsceno, es la creación, pero de lo que se trata es de que sobrevivan los empresarios que hacen copias y marketing… cuando su método de copias y marketing, simplemente, se ha quedado obsoleto.
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[…] complejo. Lo veamos o no, la batalla en la convergencia TV-Internet no es tecnológica, sino de construcción de audiencias lo que implica “crear experiencias de consumo” que atrapen a un público cada vez más ”premium”. Esto significa contenidos, de alto valor […]
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