Una mirada rara a la causa de Pablo Herreros
6 noviembre, 2011 – 17:18 | 18 Comentarios

Ver que un puñado de anunciantes ponen los pies en polvorosa porque un blogger la lía… eso no se había visto por estos lares. De la madre de El Cuco, El Cuco y sus crímenes …

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Saliendo adelante entre piratas

Escrito por el 10 abril, 2010 – 11:4826 Comentarios
Saliendo adelante entre piratas

Una mañana en Los Ángeles, un conocido consultor norteamericano vinculado a la industria española, me saludó al inicio de una jornada diciendo que era a gente como a mí a la que había que preguntarle sobre el futuro de la industria frente a la piratería. Conocedor muy profundo de las cifras de descarga en España y el fin del negocio del DVD en Corea, alguien como yo que acudía representando una compañía dedicada al streaming de películas procedente del mar de los piratas, debiera tener mucho que decir, me decía. Él cree o creía que las soluciones de los modelos de negocio vendrán de países como el nuestro, donde el negocio legal se reduce, nos dicen, cada año. Yo le decía que no espere tanta innovación de este país nuestro. En realidad, siempre he creído que había que mirar a eso que antes se llamaba la periferia: Brasil, India, China, etcétera.

En un encuentro relacionado con Ibermedia, un jovencísimo realizador chileno me dijo que él estaba contra la piratería hasta que se sentó a hablar con un director chino y comprendió el valor del plagio creativo y el valor de la difusión: saliendo de un mercado tan pequeño como Chile su necesidad de ser visto en todo el planeta era prioritaria, escuchar al chino diciéndole «yo lo copio todo y luego lo mejoro» le cambió la mirada del mundo. ¿Recuerdan el tópico de las cámaras de fotos japonesas? Se tomaba un modelo occidental, se desmontaba, se aprendía a hacer igual y cambiaba la marca: la calidad era pobre al principio, pero cada nueva evolución mejoraba siempre a precios más bajos. Occidente aprendió a competir con Japón, aunque industrias enteras, como la del automóvil, se vieron redefinidas por toda una cultura industrial y de organización del trabajo.

En definitiva, es más que probable que la innovación provenga de sitios sin servidumbres con el pasado ni estructuras de intereses creados. En India, China o Nigeria, por ejemplo, la estructura de salas de cine tiene funciones verdaderamente distintas a las que le damos en Occidente. Por no hablar de los hábitos del público a la hora de construir sus experiencias de entretenimiento: la mirada sagrada a la sala, toda una legislación que construye ventanas obligatorias para conducir una explotación intervenida por el estado se torna muy poco relevante en sitios donde el poder adquisitivo es reducido, donde Hollywood interesa como espectáculo y donde, a pesar de tanta cantinela sobre la muerte de la diversidad cultural, se crean expresiones de ocio locales impensables en el mundo desarrollado.

Tras la lectura de hace un par de días sobre el cine narco en México, José María Peláez me deja un enlace extraordinario de Kevin Kelly (el que recreó toda esa revuelta con lo del nuevo socialismo como consecuencia de la vida en red) con una revisión amplia de los modelos de negocio del cine hindú, el nigeriano y el chino. Traduciendo libremente el título, el artículo se llama Saliendo adelante entre piratas y es una pieza que confirma muchas de las intuiciones que teníamos sobre el pasado y el futuro de la producción audiovisual de entretenimiento.

Para empezar, en un mundo sin conexiones a redes ubicuas y baratas pero en el que la tecnología de copia es accesible, el precio de la copia legítima es sólo un poco mayor que el de la copia ilegítima. Hay una ventaja en calidad en la original y no constituye, en realidad, ninguna sorpresa: todos sabemos que el coste marginal de cada copia digital se aproxima poderosamente a cero en las redes y al coste del soporte fuera de ellas. En el primer mundo pagamos un sobreprecio extraordinario con respecto al coste de la copia que la industria justifica por la economía de un sector en el que los éxitos pagan por los fracasos, siendo los segundos mucho más abundantes que los primeros.

Pero no siendo interesantes los fracasos para la mayoría, siendo los costes y la tecnología de copia tan simples, el incentivo para pasar lo que se vende a más de veinte euros a muchos menos de diez es elevadísimo y eso se llama top-manta. Ayer uno de los abogados de tecnología más destacados de España me contaba que había comprado Ágora – legalmente- por 6,95 euros: es un hecho cierto que una vez realizado el lanzamiento en DVD los precios caen y el precio medio de un DVD en cuanto ha envejecido el título cae muchísimo. En mi opinión, de modo insuficiente para no seguir creando incentivos al comerciante de ventaja, a las redes con archivos de baja calidad o la percepción entre el público que llegará gratis o a un euro distribuida con un periódico: las expectativas cuentan mucho en economía y los consumidores se ajustan a ellas.

Una diferencia mayor es que los productores nigerianos controlan ellos mismos la distribución de las copias de una forma que en Occidente no se puede: ese diferencial de precios que mantiene todavía la copia del top-manta con la copia legítima rebajada tiene que pagar una estructura de distribución con márgenes internos procedentes de almacenes, furgonetas y cadenas minoristas: se hace obvio que su aportación de valor es realmente mínima.

Las sorpresas no terminan aquí. La cantinela de recrear experiencias no copiables para seguir vendiendo entradas es, de nuevo, cierta. Kelly señala que ni en India ni en Nigeria los particulares tienen acceso al aire acondicionado, así que proyectar estas películas en cines refrigerados son una experiencia muy interesante, convirtiendo la película pirata y la legítima en anuncios para ir a ver la película en otro entorno donde la recaudación está más controlada. ¿Nuevo bajo el sol? Para nada: Kelly lo compara con el efecto 3D en Occidente pero, los que vivimos en un país del sur como este, ex-periferia, podemos recordar con años suficientes como en el tórrido ferragosto de las capitales españolas los cines en verano tenían anuncios casi más grandes que el correspondiente a la película donde con letras que rememoraban bloques de hielo se decía: refrigerado. Ir a estar fresquito era una buena razón para buscar una película.

La combinación legal/pirata que permite convertir el producto en anuncio para obtener ingresos añadidos en cines cuya motivación es una experiencia diferente, permite evaluar otro hecho que conocemos de la industria del software que Kelly no considera y que lo mismo no tiene la conformidad de mi amigo Juanjo Carmena: el efecto red creado por la difusión masiva de tu producto. La piratería fácil del software en entornos domésticos hace que los usuarios aprendan unas herramientas sí y otras no, así que en los entornos de pago – software preinstalado, licencias a empresas e instituciones – el usuario reclama el producto que sabe usar que, por el mero hecho de ser conocido, ya parece mejor. Es decir, la piratería de vídeo en Nigeria y La India extiende la difusión del producto para reclamarlo en zonas de pago.

Otra consideración no presente en el artículo merece hacerse sobre, al menos, el producto clásico hindú: es más fácil de verse varias veces. Uno de los problemas de la explotación audiovisual frente a la música, es que la misma pieza musical se escucha muchas veces en la vida, pero raramente repetimos películas. O sí. Los segundos pases siempre han tenido intención de captar públicos que se han perdido el pase original, aunque hay un selecto grupo de fans que puede ver infatigablemente sus obras de referencia. Los tropecientos pases que lleva Aquí no hay quien Viva en las cadenas temáticas debieran hacernos pensar. Pero mucho más el cine hindú que, por supuesto, responde a clarísimos patrones culturales, donde la estructura narrativa (sabida de memoria por el público) está repleta de escenas de baile y canciones que entusiasman a los seguidores. Pasiones como las que muchos tenían y tienen por Moulin Rouge: además de los elementos de precio y experiencias no copiables, el diseño del producto tiene algo que decir (recomiendo leer esta nota que hice sobre Coppola).

Se alarmaba Isabel un tanto, volviendo al narcocine, ante la presencia del dinero de las bandas de traficantes en la financiación del entretenimiento popular mexicano. Resulta que las conexiones entre mafia y películas en La India también existen. ¿Es esto un rasgo propio de los países en desarrollo? Atención, porque voy a decir algo por lo que lo mismo me tiran piedras: ¿puede compararse el blanqueo de dinero, la glorificación de criminales con su propio dinero con las desgravaciones fiscales para producir cine? En forma de incentivo para la industria cultural, países como el nuestro desarrollan esquemas fiscales que pueden considerarse sonrojantes si se miran con las posibilidades que tienen los particulares y destinadas a películas que no ganan dinero pero en donde los propietarios tienen excelentes sueldos.

No, no es evidentemente ni exactamente lo mismo, pero pone el dedo en la llaga sobre aspectos de esta industria tan difícil: ganar dinero haciendo películas es extremadamente complicado, pero la difusión que genera ha interesado siempre a la propaganda de gobiernos y magnates, así que ambos han estado dispuestos a poner dinero a fondo perdido para defender supuestos ideales culturales, democráticos, raciales y de toda índole, y otros a lavar su imagen o lanzar las carreras de sus queridas, hijas e hijos. Para estos menesteres, el origen del dinero entra muchas veces en entornos de morales cuestionables desde muchos ángulos y no sólo en el mundo en desarrollo.

Las conclusiones de Kelly, por terminar, son las esperadas, pero no por ello resuenan en los tímpanos de manera menos rotunda:

«Contrariamente a las expectativas y los lamentos, la piratería generalizada no mata la producción comercial de películas. Prueba existente: las mayores industrias de películas del planeta. Lo que hacen hoy, es lo que haremos en el futuro. Esas tierras alejadas que ignoran las leyes del copyright están ensayando nuestro futuro».

Conviene decir que India o Nigeria hacen muchísimas películas, más que los norteamericanos. No digamos que las que hacemos aquí en nuestro pueblo. El cine narco, también.

Créditos: la imagen pertenece a la galería de Bruno Magrani, distribuida con licencia CC.

Actualización: a fecha de hoy (20 de diciembre de 2010), publico una entrevista con Javier Urtasun, navarro que ha realizado la primera coproducción con Nigeria. En ella he descubierto un error contenido aquí: el productor no controla la distribución, le vende una exclusiva al distribuidor por un precio fijo. Mejor leerla.

26 Comentarios »

  • […] This post was mentioned on Twitter by Gonzalo Martín. Gonzalo Martín said: Al fin, post: "Saliendo adelante entre piratas" http://ow.ly/1wNkh […]

  • (Por alusiones)

    Yo no niego el efecto red de la difusión masiva, que es obvio. Yo lo que digo es que se puede conseguir el mismo efecto cobrando por copia (y hay muchos ejemplos también). Y, claro, discrepo en otra cosa: no creo que tengamos que ver la piratería como inevitable. En el lejano oeste era más o menos inevitable tener que defenderte a tiros, supongo, y ahora en la costa oeste la cosa se ha civilizado bastante. El pacto social generalizado es pacífico. Respeta al otro. Ahora mismo el pacto social en España no es pacífico, no respeta al otro en cuanto a las modalidades que cada productor elija de distribución. Al contrario que tú, querido amigo, creo que esto evolucionará hacia más respeto. 🙂

    • Gonzalo Martín dice:

      En California se va a votar dentro de poco la legalización de la marihuana. En la práctica, es virtualmente legal: se puede consumir para beneficios médicos y se puede coger cualquier revista mínimamente underground (o sea, casi nada) y ver los anuncios de los despachos de marihuana. Te sacas una tarjeta médica y la consumes normalmente, un trapicheo menos duro que el tráfico ilegal. Curiosamente, el origen de la droga no lo pregunta nadie, porque sigue siendo ilegal su producción. El cachondeo es tan grande que se hace una serie como Weeds.

      La prohibición de las drogas es moralmente inaceptable: uno hace con su cuerpo lo que quiere y, curiosamente, existen drogas perfectamente legales que, formando parte de la cultura, son consumidas en general con responsabilidad o, como mínimo, sin efectos secundarios sociales graves: beber güisqui o comprar tabaco no conduce a asaltar las tiendas ni a que la gente termine en la calle con facilidad. Hay países donde el kif es aceptable y nunca ha pasado nada y hay sitios donde ante al falta de tradición y aprendizaje social, una droga nueva crea estragos: los indios americanos del pasado y del presente.

      El argumento utilitario contra las drogas sería su peligrosidad social. El moral… ¿se puede uno oponer a la voluntad individual de intoxicarse? Lo cierto es que la combinación de represión moral y de argumentos utilitarios que se tornan falsos por la creación de mafias y peores enfermos, por no hablar de los coste sociales de los enfermos que no pueden ser tratados y caen en espirales de exclusión social son ideas que nos sirven para tratar lo que sucede con las copias.

      El argumento moral por la propiedad intelectual es, admitámoslo, discutible tanto si estás a favor de que tal propiedad existe como de que si no existe. Las malas noticias para los que creen en ella como auténtica propiedad es que nadie ha propuesto que sea eterna, sino que se concibe como algo temporal, precisamente porque el conocimiento y las ideas difícilmente pueden ser patrimonio de nadie. Pero dejémoslo en el aire y vayamos al utilitario. El argumento utilitario por la propiedad intelectual sería el incentivo para crear. El ejemplo de este artículo, donde los productores nigerianos, chinos e hindúes trabajan en condiciones de dominio público virtual viene a decir que siguen existiendo incentivos para inventar. Los beneficios no son ni los de google ni los de Microsoft, ni siquiera los de Disney, pero la creación existe, principal argumento en defensa de la protección. Y los modelos de negocio también.

      Con todo, muchos siguen pensando que ese incentivo es necesario. Las malas noticias es que hasta The Economist considera esta semana que el período de derechos exclusivos es excesivo y que hay que volver al origen de la propiedad intelectual donde la esencia es defender el conocimiento y no la protección de negocios: monopolios sobre ideas, sobre ideas que tienen un proceso de gestación y no sobre la nada, por reforzar los argumentos morales contra la propiedad intelectual.

      Es decir: el respeto empieza por respetar al público, al que con patentes se le impide competir y con copyright se le impide crear y disfrutar de las creaciones… creaciones no basadas en nada verdaderamente original, sino el proceso incremental de modificación del pasado. Cuando Disney inventa, inventa sobre los Heramnos Grimm en la década de los treinta sobre unos derechos que han vencido, todo el siglo XIX y estamos a principios del XX, hace treinta años. Hoy duran 95. Es una apropiación de las ideas. Al tiempo, la prohibición de copiar a Mickey Mouse, la prohibición de copiar Windows lo que genera es un consumo y una creación ilegales y perseguidas por las leyes de la misma forma que sucede con las drogas: por el argumento moral de que «usted me roba» y por el utilitario que, dado la vuelta, es «mi negocio no va». Entre medias, represión: leyes más duras y costes sociales más altos al tiempo que se generan mafias: las del top manta sin ir más lejos.

      En realidad, dada la masa de población de Brasil, India, China, Vietnam, Nigeria, países donde la idea de propiedad intelectual para proteger semejantes cosas es simplemente ridícula, es muy superior a la población occidental. Las drogas crean el crimen en los países productores – México, Colombia, Afganistán – llevando el consumo a Occidente y, finalmente, a la guerra. En África no pueden esperar a que alguien baje el precio de su molécula para tratar enfermos, se mueren: asi que la guerra de las patentes tiene un vencedor potencial claro: una mafia que hará medicinas que alguien sin dinero pueda pagar. Con mayores costes sociales porque, claro, no habrá formas de crear un mercado con garantías y ante un control de calidad defectuoso tendremos muertes no deseadas y efectos secundarios terribles.

      La cuestión de si se puede crear efecto red con los precios, por supuesto que no se puede negar: un ejemplo claro son los precios bajos que Microsoft ofrece a los gobiernos cuando quieren pasarse a licencias libres o las tarifas universitarias. Antes que me paguen poco o muy poco, pero que se entrenen en mi producto, que ya pagará la Caja de Ahorros que le contrate que exigirá dominar office en su perfil. Tampoco con precios muy bajos próximos a los del pirata. Es decir, volvemos a lo de siempre: libre no es necesariamente gratis, el agua del grifo es gratis y la gente compra agua embotellada. Se trata de modelo de negocio.

      Lo cachondo, Juanjo, es que copiándoles todo dios, los nigerianos, los chinos y los hindúes los tienen. Es más, si mañana Microsoft no tuviera el control de windows y office, seguiría siendo una próspera empresa vendiendo servicios a las empresas donde ya compite contra el software gratuito de servidores buscando valor añadido constamentemte para convencer a sus clientes de que no se vayan a esa cosa peligrosa del software libre. Si a todo esto le sumamos un argumento moral muy defendible en mi opinión, un argumento utilitario que se impone sobre todo en las patentes, y la entrada en el capitalismo de enormes masas de población acostumbrada a otros negocios cabe pensar que los negocios del futuro tienen una enorme propensión al código abierto, donde el respeto proviene del reconocmiento social, que genera dinero y beneficios. Claro, pero no a la escala de la era de IBM o de la todavía viva era Microsof, la era Google y veremso la era Apple.

      Los de la manzana, que hacen máquinas tan monas (yo tengo dos) acaban de impedir contractualmente que su ecosistema de desarrolladores usen herramientas de Adobe para crear aplicaciones. De nuevo, las patentes para impedir la competencia, por mucho que Adobe, no sea un caso ejemplar y el html5 tenga suficientes dosis para convertirse en un estandar para estándares abiertos.

  • Eugenio dice:

    (todos nos sentimos aludidos). Excelente artículo, Gonzalo. Dentro de poco lo que planteas será un hecho consumado por mucho A.C.T.A. y S.G.A.E. que se empeñen en poner puertas al campo. En el contexto de la crisis económica y el empobrecimiento generalizado que nos deparará, los ejemplos de México, India y Nigeria son muy perspicaces.
    http://www.stealthisfilm.com/Part2/projects.php
    http://www.youtube.com/watch?v=bw3HNTRpP-I

  • Jose dice:

    Pues me vais a permitir entrar, aunque sea un poco tarde, en la discusión.
    Sobre todo porque el esfuerzo que indudablemente has puesto en el artículo lo merece.
    Desafortunadamente, creo que no has rematado algunos de los argumentos que propones, y una vez más, hecho en falta datos que los apoyen (aunque reconozco que son difíciles de obtener, un análisis profundo como el que pretendes, debería aportarlos, aunque sea mínimamente).
    Por ello, voy a aportar algunos puntos espero de interés, de industrias que creo conocer mínimamente, que creo que en parte invalidan o cuanto menos precisan, parte de lo que dices.

    Por una lado, dices una verdad, en mi opinión, a medias. O tal vez yo no he interpretado bien lo que dices. Creo entender que forma parte de la estrategia de algunas compañías de software extender sus programas a toda costa (incluso «facilitando» en cierta medida el pirateo y las descargas -en este caso sí- ilegales) entre los usuarios no profesionales, para que cuando estos lleguen a entornos profesionales, los demanden y extender así la popularidad del soft en esos entornos que sí los pagan religiosamente (debido al mayor control que se establece en las empresas). Casualmente conozco una empresa que ha seguido esa estrategia durante muchos años, y que ha ido variándola con el paso del tiempo. Supongo que todos la conoceréis, me refiero a Autodesk. La estrategia de esta empresa con uno de sus productos que conozco muy bien (3d Studio, porteriormente llamado 3ds max) partió de una férrea lucha contra la piratería en los años 90, instalando bloqueos por hard en su soft (que evidentemente eran saltados con cierta facilidad) para posteriormente rectificar estableciendo una protección por soft que claramente estaba diseñada para saltarse con una facilidad pasmosa (con un keygen y poco más, se hacía funcionar cualquier versión de prueba para siempre). Los resultados de esta estrategia podrían clasificarse de tremendamente irregulares. Y creo que lo fueron y lo son, porque toda esta estrategia hay que inscribirla en un entorno de tremenda competencia. Los aficionados de todo el mundo, desde luego probaban aquel soft que era tremendamente fácil de piratear, pero también probaban otros muchos que aunque fueran más difíciles de crackear, acababan igualmente desbloqueados, y creo que ahí está el problema: cuando los usuarios se hacían profesionales, demandaba EL SOFT QUE PREFERÍAN, con lo cual no creo que aquella estrategia les aportara una gran ventaja, al menos en el sentido que apuntas.
    No obstante, como sabréis seguramente, la historia no acaba ahí, porque durante toda esta primera década del siglo XXI, se han producido movimientos muy interesantes en el sector: concretamente, Autodesk, ha ido adquiriendo uno a uno la mayoría de los softs que le hacían la competencia en ese área: primero adquirió Maya (originalmente de los ya anteriormente fusionados Alias y Wavefront), después adquirió XSI (de Avid) incorporando a la vez muchos programas menores que ha ido incorporando a su paquete de soluciones para infografía (como Mudbox o muchos plug in independientes para el propio 3ds max). Por tanto la tendencia ha sido la concentración, a base de capital y compras a golpe de talonario (cosa que sospecho empezará a pasar en el mundo de los contenidos de Internet de un momento a otro, si no está pasando ya).

    Por tanto, no tengo muy claro que la estrategia de difundir el producto propiciando la piratería sea algo que funcione, más bien tiene la pinta de que por sí misma no garantiza nada, o más bien garantiza el fracaso.

    También das a entender que Microsoft seguiría siendo una empresa próspera si no cobrara por Windows y se dedicara a vender servicios asociados al producto. Pues bien, una vez más, los ejemplos en la vida real, parecen contradecir tu opinión. Así de memoria, tengo entendido que muchas empresas que han intentado basar su negocio alrededor de vender servicios relacionados con el software libre, no lo han tenido nada fácil y han sido sacados del mercado por sus competidores de soft «propietario» en muchas ocasiones. Sobre eso habría mucho que discutir, pero no me gusta hacerlo porque admito que no tengo los conocimientos necesarios sobre el tema.

    Sin embargo, es cuando te metes en cuestiones morales e ideológicas, cuando más me chirrían tus argumentos. Vas mucho a los lugares comunes, y sinceramente, no me convences. Pero sin duda lo que considero que es un gran invento sin fundamento es esa idea que algunos se empeñan en extender de la «creación colectiva», a la que sinceramente, no le encuentro ni pies ni cabeza.
    Es indudable, que cualquier creación humana se fundamenta tanto en la pura genética que se transmite de generación en generación (si no los perros o cualquier otra especia, también sería capaz de concebir creaciones humanas) como en conceptos e ideas que han sido antes formuladas por otros (la cultura o los «memes»), pero eso no quita para que las creaciones de una persona en particular, sean propias de esa persona, siempre que no incurra en un plagio descarado. Como decía en mi blog, Mozart creó lo que creó porque existía toda una cultura musical anterior a él y que indudablemente le influyó, pero sin embargo, lo que creó Mozart lo creo él, y no Salieri, ni su vecino de enfrente, que seguramente recibieron influencias culturales parecidas, y que sin embargo, jamás crearon nada. Es decir, por mucho que Mozart fuera un producto de muchas influencias, lo que creó lo creó él y no nadie más, y eso le daba derecho a sacar el provecho que considerase oportuno de su creación, que por mucho que algunos se empeñen, era de él, y no de la Humanidad entera (ya me gustaría a mi, por ejemplo, tener la mitad de su talento musical).

    En disquisiciones morales con analogías con las drogas y demás, no entro (aunque mucho me temo que tus argumentos podrían ser rebatidos con muy poco esfuerzo).
    Porque ese, ya es otro tema, y requiere de una extensión y un tiempo del que ahora mismo no dispongo.

    Un saludo.

    • Gonzalo Martín dice:

      Bienvenido y puedes entrar en la discusión cuando quieras, para eso son los blogs.

      Esta insistencia tuya en «los datos» tiene un error de partida, me interesa porque viene a decir que la argumentación te resulta como mínimo más dura de rebatir. Aparte de que me presentas como datos un ejemplo, la cuestión en este debate no es probar si todos los productos, todas las empresas o todas las industrias pueden sobrevivir en un entorno de dominio público.

      El debate es si el monopolio concedido vía patentes y copyrights se justifica para la finalidad que se dice que tiene: generar incentivos a la innovación y la creación. Ese es el debate. El debate práctico. El debate moral consiste en debatir si las ideas o el producto de creaciones son objeto de propiedad o no. Sobre lo primero, podemos ir a los investigadores científicos, sobre lo segundo al debate filosófico. Yo ahora te daré lecturas para que tu mismo te formes tu criterio (no te voy a hacer yo todo el trabajo, lo libre no consiste en que yo trabaje por ti, sino en emplear los conocimientos para poder crear tu y poder competir tu en el mercado: eso es una economía sin monopolios intelectuales, no copias obligatoriamente gratis)

      Sobre las investigaciones y ensayos, todos con múltiples datos, te paso:

      – la que creo que conoces, Against Intelectual Monopolies, tomas sus cifras, argumentos y ejemplos y te formas tu opinión.

      – una argumentación más breve de Juan Urrutia en El Capitalismo que Viene, apoyandose en modelos de teoría económica.

      sobre el impacto de las patentes en la industria farmacéutica

      – un amplio informe sobre los conflictos utilitaristas y morales de la PI

      – no te viene mal repasar Free Culture de Lessig, o su conferencia resumen, porque explica bien cómo el derecho está desbordado por la realidad y el sentido común. Otra cosa es que las licencias CC sean, para mí, una pérdida de tiempo. Antes pensaba que no, ahora he evolucionado: me parecen una herramienta de un mundo intermedio. Luego te digo más.

      – evidentemente el gran clásico Free Software, free Society

      Cosas esenciales a determinar: a) si se seguiría inventado y ganando dinero sin patentes, b) si habría creación sin copyright. Sin copyright también puede haber negocios en números negros, pero sobre todo lo esencial en la creación es si los autores tienen incentivos, no se trata de saber si Planeta ganaría dinero, que es otro problema y cuando te hayas visto todo esto, entramos en él. Y te hago los números de un ensayista, un poeta y un novelista corrientes. Anticipo: llegarás a la conclusión de que ya trabajan en gratuidad virtual. ¿Sus editores? Ah, ellos no, ¿pero con la tecnología de hoy hacen falta? Te dejo el interrogante de para qué pueden servir. Te hago notar, que todos los libros que te relaciono, se descargan libremente y sus autores llevan en general una interesante vida dando conferencias y viajes pagados, además de lo que ingresan por quien quiere comprar los libros.

      Dicho esto, algunas cosas:

      El porno y los ejemplos que te pongo de Nigeria, India o China lo que quieren decir es que industrias sin protección virtual sobre sus creaciones intelectuales son capaces de crear beneficios: su mera existencia es una evidencia: no tienen subvenciones, no hay forma de detener la piratería, ofrecen multitud de contenido gratuito en la red y ahí siguen… Ahora bien, al no ser monopolios, las rentas son menores y lo que tampoco quiere decir que ganes dinero con todos los productos, exactamente como sucede ahora. Esa misma confusión, la de la necesidad de que todas las empresas y productos ganen dinero, la planteas con el software. Es la misma confusión que tienen los que confunden el negocio del autor con el negocio del editor. No conozco el caso de autodesk (aunque les he pagado una pasta en licencias de maya y de Flame), pero sí está el de todos los que viven dando servicios y manteniendo servidores que funcionan con Apache y otras tecnologías libres. Porque son muchos los que tienen un blog del que viven con un gestor de contenidos abierto como WordPress. O muchos periódicos con Joomla, que alguien les tiene que adaptar. La difusión genera beneficios de muchos tipos, porque crea efecto red: cada usuario conectado, incrementa el valor por encima de su número. Si es la causa o la no causa por la que a Autodesk no le va bien, eso es otro cantar. Ni siquiera sé si han liberado el código para que más gente lo amplíe y corrija… Pero prueba en una empresa a cambiar Microsoft por una opción libre – gratis en este caso – y verás lo que te pasa: los usuarios protestan porque existen siempre costes, en este caso el coste de aprender una nueva herramienta. El resultado es que no merece la pena incurrir en esos costes. Por si acaso, MS ya te da licencia de estudiante tirada de precio, para reducir el incentivo a que uses otro porque el precio sea una barrera. No hay nada gratis en este mundo y la gente compra agua embotellada cuando es casi cero su precio en el grifo. Fíjate entonces que con un modelo de pago compitiendo contra el gratis, que es lo que dicen las entidades de gestión, hay quien gana dinero. Y mucho.

      ¿De nuevo me vas a utilizar como argumento la rareza o el origen racial o geográfico de un mercado porque Nigeria no es comparable a EEUU o no te quieres parecer? El centro mundial del porno está en el Valle de San Fernando, en California: muy respetable no parece, siendo un país respetable. Aunque ahora Checoslovaquia y Rusia se están quedando con todo, me temo. Lo que no es científico es plantear como criterio el hecho de que el desarrollo del país y la percepción de la calidad creativa no te convenzan: eso no quiere decir que no sea un mercado sostenible. Pero ahí tienes a los nigerianos, les copian sin parar y los productores ganan dinero. Y a los hindúes. Otra cosa es que les guste.

      El debate sobre PI es muy complejo: como verás en un post que publico mañana, da para muchos matices y tendrás algo más explicada mi posición sobre el tema y cómo proceder.

  • Jose dice:

    Y por cierto, respecto a lo de los modelos de Nigeria e India…supongo que se trata de ver en la liga que se quiere jugar: si en la que juegan USA y otro conjunto de países punteros en audiovisual, o en la de Nigeria, Congo o Pakistán…

    Es que la verdad…la comparación es que habla por sí sola…

  • Jose dice:

    Te agradezco el aporte de bibliografía, alguno de los textos que aportas ya los conocía, otros por referencias, otros los desconocía por completo…Sin duda los que no conozco me encantaría echarles al menos un vistazo cuando tenga tiempo, sin embargo, estoy bastante decepcionado de la «doctrina» oficial. Y lo estoy porque la llamada «ciencia» económica me ha decepcionado sobremanera (y eso que soy economista de formación), puesto que está totalmente viciada por su componente ideológico en el que los razonamientos y los datos se interpretan haciéndolos pasar por el cristal de la ideolgía pura y dura, llegándose por tanto a interpretaciones dispares de las mismas situaciones según convenga. De ese modo, «economistas», a menudo muchos de ellos premios Nobel, y suspuestamente serios, tomando los mismos datos llegaban y llegan a conclusiones como que se avecinaba una crisis, que no se avecinaba y que no había ningún problema importante, que no hay burbuja .com, que la hay, que hay brotes verde, que no los hay, que los hay marrones, rojos, o verdes…y así sucesivamente. Y esto ha pasado y pasa en mi opinión, porque se ha tomado la economía como justificación de las políticas, y no al contrario, como debería admitirse sin tapujos: la economía debería ayudar a implementar las políticas, y las políticas deberían ser objetivos prefijados con el fin de alcanzar una sociedad más justa y con más bienestar moral y económico. De este modo, economistas supuestamente serios, llegan a estupideces de conclusiones como que hay que enseñar a los niños a piratear, para fomentar el uso de los ordenadores y de las tecnologías de la información, usando el pirateo a modo de zanahoria en el hocico de un burro. Como si los niños no se interesaran por los ordenadores de por sí, o como si no aprendieran a piratear solos, como si el enseñarles a piratear garantizara automáticamente su interés posterior por los lenguajes de programación o la informática de verdad, o como si el uso de las TICs fuera más importante de inculcar a los niños el respeto por la propiedad ajena:

    http://www.fedeablogs.net/economia/?p=3367

    La clave te la ha dado el primer comentario, y tu has pasado de puntillas por la cuestión. El respeto por la propiedad legítima de los autores y el de su voluntad, es un valor en sí mismo, por encima de los negocios y sus «modelos».

    El debate moral no es el secundario, es EL DEBATE. Si no lo tenemos en cuenta, podemos llegar a conclusiones como la de que el negocio de Madof era cojonudo, en términos estrictamente económicos, y con los datos en la mano, y que los bancos deberían hacer algo parecido para competir (el problema era y es que lo hacen). Pero obviamente, el «negocio» de este ladrón, era legal y moralmente inaceptable en una sociedad que se quiera considerar civilizada.

    De la misma manera, las drogas y la prostitución son negocios altamente rentables, desde el punto de vista económico, pero para mi la prostitución es solo aceptable si se respeta la voluntad y la dignidad de las y los «trabajadores del sexo», pero lo que considero intolerable es que un nigeriano llene un camión de prostitutas bajo amenazas, las lleve a Holanda, y luego se le diga a las prostitutas holandesas que deben aceptar esta competencia como «inevitable», y que deben adaptarse al «nuevo paradigma» o «modelo de negocio». De la misma manera, la mafia realiza actividades altamente lucrativas, pero que de la misma manera se consideran inaceptables por apartarse radicalmente de las reglas del juego minimamente civilizadas. Es por tanto inaceptable por completo considerar una vulneración de derechos y voluntades como «inevitable», o más concretamente: no hacer nada por evitarlo. Eso no constituiría más que una aceptación implícita de la situación y una pasividad igualmente inaceltable.

    Hablas del respeto de los productores por los usuarios, pero demasiadas veces se nos olvida que el respeto debe ser algo mutuo: está muy bien pedir a los productores respeto por los consumidores cuando no lo haya, pero también debe pedirse a los usuarios que respeten a los productores, a sus productos, y al trabajo necesario para realizarlos, cosa que a menudo no se hace, haciendo un uso ilegítimo e inmoral de los mismos.

    Está muy bien preguntarse por lo que tendría de bueno un mundo sin copyright, pero también deberíamos preguntarnos que tendría de malo: qué lobbies crearía, cuales serían los beneficiados, pero también quienes serían los perjudicados, y que situaciones perversas crearía. Y sobre todo, no hay que imponer un cambio por encima de intereses legítimos y de voluntades que razonablemente deben respetarse.

    Me mantengo en mi postura porque considero que el respeto a la voluntad y los derechos legítimos de muchas personas, están por encima del hacer negocio a toda costa.
    Parece mentira que todavía no hayamos aprendido eso, con la crisis que tenemos encima, y con la que está cayendo.

    Un saludo.

    • Gonzalo Martín dice:

      Hombre: sociología, economía, las conclusiones de un resultado de la biología… todo pasa un filtro ideológico. Pero me hablas de macro y no de micro, donde el margen interpretativo es menor. Los modelos de análisis sobre si existen incentivos a la creación son modelos micro y, bueno, ahí tienes lo que sale. Los datos sobre cómo careciendo de patentes las farmacéuticas que las perdieron siguen ganando mucho más dinero y tienen más cuota de mercado que los que fabrican genéricos: hay incentivo en ser el primero, hay más recompensa para quienes saben movilizar el marketing para veneder: la inversión en marketing – también en cine – es una barrera de entrada más poderosa que cualquier patente o copyright.

      En segundo lugar, vamos a la cuestión moral: a) ¿puede ser «propiedad» algo que si yo uso no impide tu uso, ni siquiera es arrebatado? b) creación e innovación son incrementales: solo con ver los dibujos de Disney directamente «inspirados» en Collodi – y muchos más – en el caso de Pinocho veremos que la idea de «autoría» es mucho menos glamourosa de lo que queremos ver y contemplaremos cómo el grueso de la creación es transformación. Es decir, que hay argumentos morales para defender de sobra y con solvencia que no estamos frente a una propiedad como las otras y ni siquiera puede llamársele propiedad: nadie que defiende lo que dices responde a por qué desde su origen tiene fecha de caducidad: no pasa con los ladrillos, algo debe ocurrir ahí, porque entonces sí sería moralmente inaceptable que fuera arrebatada. Si eres economista, debes ver la PI como un monopolio. Y estarás conmigo que ningún monopolio es bueno o es moralmente aceptable. Es decir, hay multitud de argumentos para defender la especialidad y singularidad de lo que estamos tratando frente a ser dueño de unos zapatos. Para seguir el debate sobre la moralidad: ¿sería moral patentar una receta de cocina? ¿es moral patentar el alfabeto? ¿la tabla periódica? ¿la teoría de la relatividad de forma que cada vez que se consuma energía de una central nuclear tenga que pagarle a los herederos de Einstein?

      Y, por favor, no mezclemos la violación de la libertad individual cuando un proxeneta obliga a prostituirse con la propiedad intelectual. «Me mantengo en mi postura porque considero que el respeto a la voluntad y los derechos legítimos de muchas personas, están por encima del hacer negocio a toda costa» Ojo, que puedes caer en una contradicción: si das ese privilegio de la propiedad intelectual es para hacer negocio a toda costa: eso son las patentes farmacéuticas, esas que matan gente porque no se puede producir a bajo precio. No se podían producir genéricos para el HIV en África por los costes de patente. Te voy a poner un ejemplo de negocio a toda costa: los derechos de los herederos de Miguel Hernández. La familia ha pedido legítimamente una barbaridad de dinero por todo lo que se está haciendo y se le ha montado una campaña en la prensa porque «abusan», dicho por los mismos que defienden el derecho de propiedad intelectual. Que no pida tanto hombre, le vienen a decir: y lo que sucede es que al no llegar a un acuerdo económico, las obras no se hacen. Ergo, una heredera, no creadora, estaría limitando la creación por hacer negocio «a toda costa» según tus palabras. Cuando hablemos de mafias, piensa que las mafias tienen siempre su origen en prohibiciones altamente discutibles, como las drogas, y que generan productos adulterados y caros y más enfermos de los que habría sin prohibición. Por no hablar de la hipocresía: el alcohol es droga. Es hipocresía inspirarse en los clásicos (vaya, la arquitectura del XVIII) y decir que uno es un autor con plenitud de derecho sobre ello: Moneo es titular de varias formas ¡de columna! que yo no he podido emplear como imagen en videos para Renfe ¡porque tienen derechos!. Su parecido a una columna dórica modernizada tira para atrás. Homero compiló muchos poemas de tradición oral. Shakespeare hizo lo mismo con piezas de otros. Crecieron sin copyright y a nadie se le ocurrió reclamar propiedad de las transformaciones. O cada vez que alguien haga un nuevo Don Juan (teatro, ópera…) nos dirán que tiene derechos inanielables: porque dicen que eso es la ley, escrita por los que recaudan. Los pintores de las cortes europeas no pintaban sus cuadros y retratos al completo, para eso tenían ayudantes y aprendices… La autoría está muy sobrevalorada.

      La eliminación de los monopolios de conocimiento lo que provocará es la disipación de rentas, es decir, más gente podrá ganarse la vida y las rentas que ahora tienen los monopolios serán menores. ¿Un mundo en dominio público con lobbies? Bueno, no sé para qué: quizá lobbies para justificar el retorno a la situación anterior. Ahora tenemos lobbies monstruosos que han cambiado las leyes a su antojo: te recomiendo que veas la evolución del derecho de cita en España. O como está diseñado el canon, donde de tus impuestos se paga dinero por grabar video en los juzgados… archivos carentes de derechos.

      Si todo esto que te estoy aportando no te lleva a que, como mínimo (y léete mi post de hoy) no hay que plantear a la sociedad un debate profundo sobre la PI y una reforma tajante, francamente, no lo entendería. Es decir, no estamos ante un abuso de la sociedad por copiar, estamos ante un abuso del concepto y raíz de la propiedad intelectual, desvirtuado por los intereses de los impresores, editores, productores y no precisamente en favor de los autores. Si, de verdad, te interesa una economía con rentas más repartidas y menores poderes establecidos, el fortalecimiento de la competencia real deberías saber que lleva a ello: son los oligopolios y los monopolios los que terminan subiendo los precios en contra del público. O los que concentran el poder de lobby para lograr regulaciones que les den ventaja en el mercado.

      Finalmente, me río de los pobrecitos autores vilipendiados y no respetados. El problema numero uno de un autor es ser conocido y ser citado: los que ganan dinero como para vivir de ello realmente, son tan pocos, son tan mínimas las excepciones que… Tómate la cadena de valor del disco, el libro y el cine y verás donde se queda el dinero. La autoría es un negocio de marca personal (de reputación) donde se gana en general más por las cuasirentas que por las rentas. Por no hablar de que la tecnología ha desdibujado las fronteras entre productor, creador y distribuidor.

      gracias por venir y conversar.

      • Gonzalo Martín dice:

        Una pequeña cita que te divertirá sobre hacer negocios a toda costa:

        «He sufrido muchas veces el festival de Eurovisión. Antes nos reuníamos todos para ver a Raphael cantar aquello de Yo soy aquél. Ahora, ya no. Pienso que es un festival negativo, deprimente, lamentable, de una calidad musical ínfima. Suelen ser canciones hechas por un ejecutivo de una multinacional del disco, y lo único que interesa es cobrar mucho y cobrar por la Sociedad de Autores. Hay que tener en cuenta que cada una de estas canciones se emite por televisión más de 200 veces y se radia machaconamente. Es mucho dinero el que se cobra por esto. A mí me parece un negocio impresentable.»

        ¿El autor? Ramoncín. En 1985.

      • Gonzalo Martín dice:

        Y perdona, no puedo evitarlo, voy lanzado hoy: ¿te parece moral que las producciones pagadas con tus impuestos estén sometidas a las restricciones del copyright? Te recuerdo, que guionistas de cine y televisión, directores y músicos ya han cobrado por su trabajo cuando se emite una producción. Como puedes ver en RTVE, los ciudadanos pagamos todas las creaciones originales, pero al terminar te ponen esa cé maldita que dice que no eres dueño de lo que has pagado, no puedes ni reutilizarlo ni comercializarlo. Vaya con la propiedad intelectual y su servicio a la sociedad.

  • Jose dice:

    Pues me vuelve a pasar lo mismo con estos nuevos argumentos que ofreces: te metes en un relativismo en el que «todo es lo mismo» o «nada es igual», según convenga, mezclando cosas distintas y haciendo pasar churras por merinas, y dando por supuesta mi opinión en temas en los que no me he posicionado: puedo estar de acuerdo contigo en que las patentes farmaceúticas pueden tener sus efectos perversos (que sin duda los tienen) pero no veo que tiene que ver el ver «Lost» gratis en contra de la voluntad de sus autores y del productor (no veo claro dónde queda el productor en este «nuevo paradigama» al que te refieres) y el producir un medicamento genérico para salvar vidas.

    El «modelo» (si se le puede llamar así) de propiedad que pareces dibujar cae en inconsistencias cuando que se entra a analizar con una mínima profundidad, y lleva a ideologías fracasadas próximas al comunismo (todo es de todos, pero lo de unos pocos, solo de ellos). El modelo lleva a perversiones, pero no por lo que dices, si no por lo que dejas de decir, o porque aplicas tu teoría solo a lo que conviene a tu razonamiento. ¿Qué impediría en tu modelo, de la misma manera que crees que por que Disney se basó en ideas de otros para producir algo único que la «propiedad» de una vivienda, no fuera solo del que la compra legítimamente, si no también del arquitecto que la ideó, o de los trabajadores que la construyeron, o de los suministradores de los materiales? La propiedad es un pacto social, una abstracción si se quiere, un consenso que delimita unos derechos, que precisamente por eso se delimitan por ley: porque si no, sería virtualmente «cualquier cosa», como tú propones.

    Vuelves a basarlo, aunque lo niegues, todo en el dinero (pero solo en el que ganan o dejan de gastar los que tú quieres): «careciendo de patentes las farmacéuticas que las perdieron siguen ganando mucho más dinero y tienen más cuota de mercado que los que fabrican genéricos». No sé muy bien lo que quieres decir, porque veo una aparente contradicción en lo que dices (las que no tienen patentes son distintas de las que fabrican genéricos?). Usas el argumento de salvar mientras más vidas mejor para una cosa, pero sigues midiendo los resultados en función del dinero que se gana por otro…¿en qué quedamos? ?¿Te importa la función social de las patentes o el dinero que ganan o dejan de ganar las farmaceúticas? Si en ese área en concreto, la ausencia de patentes alcanza un fin social que con patentes no se consigue EN ESE SECTOR EN CONCRETO puedo estar de acuerdo en abolir las patentes, pero mucho me temo que te quedas solo con los efectos que encajan con tu teoría. ¿Podrían las farmaceúticas invertir lo que invierten en investigación y desarrollo básico sin patentes? Porque claro, una vez que alguien da con la fórmula para curar algo, puede ser muy fácil copiarlo y producirlo más barato, pero tal vez no se habría llegado a esa fórmula sin el dinero que suponen las patentes, con lo cual, estaríamos peor que sin ellas (si no se da con la receta, no hay nada que copiar y producir de manera barata).

    Por otro lado, me niego a admitir el «es lo mismo». No es lo mismo la industria audiovisual que la farmaceútica, o la industrial, y dentro del audiovisual no es lo mismo el cine que la música, o no son lo mismo los libros que los periódicos. Si no entramos en analizar los detalles, nos quedamos en un modelo de generalidades que al final no servirá de nada, salvo para lanzar titulares en los periódicos y arengar polémicas.

    Por otro lado, ver la PI como un monopolio, me parece un error conceptual. Los monopolios los constituyen empresas, no marcos normativos, como la PI. Es un error muy de los economistas liberales, pensar que modificando ciertas normativas o «liberalizando» sectores, se acaba con los monopolios, cuando eso es un error interesado: lo que pasa es que acaban apareciendo otros monopolios, que además vuelven a necesitar de normativa para sobrevivir, o para desmantelar, y así vuelta al principio. No hay punto intermedio en el proceso de producir marcos normativos: o existen, o no existen en absoluto; es decir, como alguien te recordaba más arriba: la falta de normativa nos lleva a la Ley del Oeste, y al monopolio del más fuerte.

    Nadie ha dicho que la propiedad intelectual tenga la misma naturaleza que otras, pero eso no impide que merezca respetarse. Para dirimir lo que es razonable y susceptible de propiedad intelectual, están las instituciones que la garantizan, y que deben valorar en cada caso particular lo que lo merece y lo que no. Podemos estar de acuerdo en acotar la propiedad industrial, pero de eso a abolirla por completo, hay un abismo, análogo al que hay entre pensar que una casa vacía es propiedad del que la compró o de cualquiera que forzando la puerta sea capaz de entrar y tomarla por la fuerza, aduciendo luego que su ocupación es «inevitable» y no perjudica a nadie.

    Cuando hablas de drogas y prostitución, acabas incurriendo en la misma falacia: el pensar que «todo es igual». Unas drogas producen más adicción que otras, y su consumo resulta más pernicioso tanto para la salud como para la sociedad que otras, de ahí su diferenciación. Si crees que la heroína o el crack, es lo mismo que el alcohol, me parece que has leído demasiados libros de Antonio Escotado.

    «La autoría está muy sobrevalorada», dices, y supongo que sí, para los que nunca han creado algo que merezca la pena, debe de tener un valor que jamás podrán alcanzar a pagar (no, y no me digas que confundo valor con precio). Supongo que es una frase que se le puede lanzar a cualquiera por cualquier motivo: Bisbal, por lo que sea, llena estadios, pero está «sobrevalorado», Metallica vende millones de discos, pero está «sobrevalorada» (al fin y al cabo tocan instrumentos fabricados por otros, usando escalas dóricas que inventaron los griegos, y progresiones de acordes inventadas en el Barroco), Einstein con su inspiración genial de ver la velocidad de la luz como algo constante, también está sobrevalorado…y así sucesivamente, está sobrevalorado lo que tú digas.

    Sinceramente, ese modelo de que las creaciones son siempre colectivas, no me parece mínimamente serio, te pongas como te pongas. Porque, ni tanto ni tan calvo. De acuerdo que unas creaciones se basan en otras, pero de ahí a decir que el que finalmente crea, no tienen mérito alguno, o derecho alguno, hay un abismo que cuesta mucho saltar. Porque ¿y el que pone el dinero para producir una idea ajena?…¿ese tampoco tiene derecho a nada, porque la idea no es suya?.

    Por otro lado puede ser cierto que se desdibujan, como decías en otro artículo, las funciones especializadas, pero nuevamente veo que eres demasiado optimista pensando que esto llevará necesariamente a algo bueno: vale que ahora el guionista sabe montar video, sonido, un poquito de 3d, etc…pero ¿lo hace mejor que los que estaban especializados en cada una de esas tareas? Ese ser un hombre orquesta, de acuerdo que abarata el producto…¿pero qué pasa con la calidad?

    En definitiva, mucho que discutir, y mucho de predicción-ficción en tus teorías: yo no digo que la abolición del copyright no traería ninguna ventaja: lo que no estoy tan seguro es de si no traería consigo más inconvenientes que ventajas. Y no, yo no sé lo que pasaría si un modelo así llegara a implantarse, y no creo que nadie tenga capacidad para vislumbrarlo: la realidad se nos escapa, es inevitable. Por eso siempre lo digo, los que más levantan mis sospechas son los que tienen clarísima una postura o la contraria.

    • Gonzalo Martín dice:

      «Podrían las farmaceúticas invertir lo que invierten en investigación y desarrollo básico sin patentes?»

      Léete el informe que te he pasado sobre las farmaceuticas. La inversión en I+D se seguiría produciendo, además de que no es la inversión como la pintan. De verdad, no puedo debatir más contigo este aspecto si no te lees los trabajos sobre patentes: las conclusiones son bastante demoledoras. Si, además, no conoces como usan los abogados de patentes las demandas para frenar la innovación, simplemente no puedo debatirlo más.

      «La propiedad es un pacto social»
      Yo lo que digo es que no hay tal cosa como «propiedad» intelectual. No se corresponde con lo que es una propiedad.

      ¿Comunismo?
      Es sorprendente entonces que Hayek cuestione la PI. Pero si te gusta la versión de izquierdas, que la hay, mucha gente del Medialab Prado lo es. Y se pasan el día arremetiendo contra la PI. Con todo, te conviene leer sobre la formulación de la idea de Procomún, que es una idea de propiedad que seguramente no esperas: http://medialab-prado.es/laboratorio_del_procomun. O la idea de «suidad», http://es.wikipedia.org/wiki/Suidad
      Más sobre una visión de la red como «nuevo socialismo»: http://www.wired.com/culture/culturereviews/magazine/17-06/nep_newsocialism
      O basta con seguir a Lula en Brasil y su política cultural.

      ¿Mis teorías?
      ¿Otra vez el desprcio científico? Creo que te estoy dando referencias académicas y doctrinales hasta aburrir. No son mis teorías.

      «yo no digo que la abolición del copyright no traería ninguna ventaja: lo que no estoy tan seguro es de si no traería consigo más inconvenientes que ventajas»

      En fin gracias, por la inconsistencia final: espero un solo argumento de que haya más inconvenientes de los que hay ahora para innovar. Te ruego por favor que estudies cuidadosamente el tema de patentes y farmacia,ya que te llamas «cambio social» y la historia de la revolución industrial: se ve perfectamente que se produce, precisamente, cuando vencen las patentes sobre la máquina de vapor.

      • Gonzalo Martín dice:

        Por cierto: visto lo que dices lo que es un monopolio, no puedo seguir discutiendo. Tienes que elevar el nivel intelectual ¿Tu no conoces que hay monopolios por concesión estatal? Eso se llama Tabacalera. Renfe. Lo fue Telefónica. Una patente, es la concesión por parte del estado del derecho a disfrutar en exclusiva de los rendimientos económicos de una innovación. Un monopolio. Claro, un decreto que concede un monopolio, según tú, no es un marco normativo. En fin.

        • Jose dice:

          Me parece que ejerce el monopolio una empresa que se beneficia de un marco normativo, pero no hay que confundir el marco normativo que beneficia al monopolio con el monopolio en sí mismo.

          Dices que eleve el nivel intelectual de la conversación, pero si no distingues entre las dos cosas, pues no sé, lo mismo el problema es semántico.

      • Jose dice:

        Uyyyy…si me mencionas a Hayek, creo que va a ser bastante difícil que lleguemos a entendernos…Pocos escritos «económicos» están tan teñidos de ideología como los suyos…

        Veo que insistes en lo de las farmacias, cuando ya te he dejado claro que es un debate totalmente diferente: no veo que pueden tener en común productos y mercados tan dispares como el audiovisual y el farmaceútico, de ahí que precisen de análisis distintos.

        Respecto a lo de los estudios, me puedes aportar toneladas y toneladas de ellos, pero no sabremos el resultado REAL hasta que hipotéticamente se implantara un modelo como el que propones. Los «estudios» parecen a veces contar con una bola de cristal, que sinceramente, creo que no existe, al menos científicamente.

        Y no te digo lo de «teoría» en sentido despectivo ni mucho menos, no sé por qué te lo tomas así.

        Para cuestionar la PI no hace falta ser ni de derechas ni de izquierdas, solo hay que tener un interés concreto para querer finiquitarla. Por eso creo que muchas de las visiones sobre la PI (y cuidado, no digo que lo sea la tuya) parten de un interés evidente en que esta no existiera. Pero de ahí a extender el interés particular de alguien a adivinar que éste coincidiría con el de toda la sociedad, hay un abismo, que como digo, no me es nada fácil superar.

        Por eso me hacen mucha gracia aquellos que se empecinan en que ellos están en contra de la «Ley Sinde» porque vulnera la libertad de expresión, cuando la realidad es que en sus medios practican la censura a las opiniones contrarias a la suya, medio copian todo lo que producen y tienen evidentes intereses empresariales en todo el meollo (léase Dans, Julio Alonso, Ricardo Galli y un largo etcétera).

        De ahí que todas las teorías que les escucho, me parece que como mínimo, deben pensarse más detenidamente.

        Si vengo a discutir aquí es porque tengo la esperanza de que confrontando argumentos podamos llegar a una visión más realista del problema. Pero si me voy a encontrar con lo de siempre, con descalificaciones, con el poner en mi boca palabras que nunca he dicho, o con el acusarme de troll, pues mira…para eso ya están Dans y compañía.

        Un saludo y enhorabuena por los artículos, que leo con interés, y sigo repensando, con el derecho a cambiar de opinión cuando encuentre algo que me convenza (no sería la primera vez que me pasa, después de leer un artículo tuyo).

        Un saludo.

  • Eugenio dice:

    Muy bueno el debate con Jose. Sólo falta saber en qué trabaja Jose y si tiene intereses que defender aparte de su visión personal de las cosas. Esto no es para desligitimar sus argumentos. Es sólo a título informativo. Yo trabajo en un sector, el teatro, donde los «gatekeepers» mantienen un mercado cautivo con fondos públicos y en el que la SGAE ejerce de recaudador y cancerbero a la vez (Premios Max). Internet es una oportunidad fantástica para darte a conocer, crear tu público y buscar así fórmulas para atraer a ese público a algún lugar, no necesariamente un teatro institucional o comercial que se nutre de los ídolos de la tele generalista. Es incorporar al teatro al fenómeno transmedia. En ello estamos. Y, mientras trabajo, más me doy cuenta de la utilidad del concepto de creación colectiva y de las posibilidades de incorporar a tu público a los procesos de creación o, al menos, hacerlos partícipes de estos procesos. El problema de fondo es que se nos derrumba el chiringuito del control monopolista u oligopolista del que se benefician no los creadores, sino, sobre todo la cúspide del statu quo. Además, esta circunstancia genera hábitos adquiridos, condicionamientos, falta de variedad y estancamiento, aparte de abusos y malas artes. Un «locked market» no es la solución para innovar y ser más competitivos. No sé por qué te han defraudado las licencias «creative commons», Gonzalo. Si lo has explicado, me lo he perdido. La culpa no es de la piratería. La industria cinematográfica que tanto se queja, se pasa por el forro a los creadores originales quienes han de cederles sus derechos a través de contratos leoninos. Que una estrella de Hollywood tenga que comprarse un par de mansiones menos, no es una gran preocupación para mí, la verdad y que conste que no me bajo pelis. Sigo pagando precios inflados por la compra de DVD’s. Lo de las discográficas ya está suficientemente desenmascarado por voces muy autorizadas. El momento actual es muy interesante y plantea innumerables desafíos que yo confío en que no se resuelvan a través de decretazos y leyes impuestas por los lobbies. Y esta tarde no se pierdan los premios Streamys. http://www.streamys.org/

  • Jose dice:

    Sin duda el artículo apunta ideas interesantes, pero creo que los comentarios de Gonzalo manejan algún que otro error conceptual, que se pone de manifiesto por ejemplo en su pregunta de que si considero que las producciones financiadas por impuestos deben estar restringidas por copyright. El concepto de dominio público, en Derecho Administrativo, creo que sobrepasa el contenido de esta discusión, pero creo que poniendo un ejemplo se entenderá rápidamente que los fondos que se recaudan con impuestos no están adscritos a ningún fin particularizado, y que el mero hecho de pagar impuestos no ha dado nunca derecho al contribuyente (salvo contadas excepciones) a afectar a un fin concreto lo recaudado. De la misma manera que si con mis impuestos la Administración financia un edificio para uso administrativo, yo no puede reclamar ningún título de propiedad sobre ese edificio, si la Administración decide financiar alguna clase de contenido, eso no me da derecho a obligar a la administración a que yo haga el uso que me parezca de él. Lo contrario, llevaría una vez más a contradicciones e ideologías, en esta ocasión cercanas a una especie de «anarco-colectivismo», que ni el más desquiciado de los Estados se ha atrevido alguna vez a llevar a la práctica.

    • Gonzalo Martín dice:

      Bueno: por parte de alguien que no es consciente de que el estado crea monopolios con sus normas, no está mal el tema de los errores conceptuales. Por parte de alguien que «descubre» que Hayek tiene ideología y no entiende por qué se menciona (es decir, después de atribuir un comunismo real o encubierto a las propuestas que cuestionan la idea de «propiedad» sobre las ideas y las creaciones) ahora viene no entender cuando se pide la reforma de las leyes precisamente por todo lo anterior: reclamar dominio público para lo pagado por impuestos es una reivindicación, no una realidad. Es por eso por lo que hay que exigir más nivel intelectual.

  • Jose dice:

    Bueno, veo que desgraciadamente, empezamos con la actitud que es la que os quita la razón, y no solo la razón, si no la simple posibilidad de discutir razonablemente con vosotros. Es decir, la misma actitud que he encontrado, y por este orden, en los blogs de: Enrique Dans, Julio Alonso y Ricardo Galli. Cuando que se llega a un punto, no se escucha al otro ni a sus argumentos. Aunque se aportan, son ignorados. Por ejemplo lo que te está pasando a ti con la definición de monopolio. Insistes en ello, aún cuando es algo secundario en la discusión, e ignoras completamente la explicación (al fin y al cabo, de matiz, que te he dado ya hace dos días -y que no te voy a repetir, porque está ahí-).
    Llegado a este punto, por experiencias anteriores, veo que es muy difícil entrar en razón con alguien que ya lleva esa actitud: tomáis como ofensa o como ataque las palabras que no lo son, e intentáis dar la vuelta a la tortilla de la manera más fácil posible (apelando al nivel intelectual, cuando se desconoce a la otra persona, por ejemplo).

    Por última vez, te voy a plantear argumentos que rebatir (al fin y al cabo, es con eso con lo que se demuestra el nivel intelectual).
    Te los pongo por puntos, para acotar un poco la discusión y que no nos salgamos por las ramas:

    1) Pedir la reversión de los bienes públicos o su desafectación al servicio público, es un tema complejo, en el que no obstante, si quieres, podemos entrar (no vaya a ser que creas que lo ignoro por tener «poco nivel intelectual»). ¿Planteas que forme parte del dominio público cualquier cosa pagada por impuestos? En el caso de que así sea…¿qué función debería dársele, individualizando en cada tipo de bienes? No sé si te das cuenta, de que tal como formulas la cosa, lo que dices es de una generalidad tan inmensa, que difícilmente uno puede hacerse a la idea de lo que propones. ¿Cómo pasarían al dominio público todos los bienes financiados con impuestos, quién decidiría su función, qué podría reclamar el contribuyente sobre un bien en concreto por el mero hecho de haber ayudado a financiarlo? ¿Cómo individualizamos las aportaciones de los contribuyentes y las ponemos en relación con los bienes o servicios que adquiere la Administración? Párate un poco a pensar lo que dices, porque me da la sensación de que no has reflexionado lo suficiente lo que implicaría que una cosa así se pusiera en funcionamiento.

    2) No voy a entrar más en el tema de los monopolios, porque he dejado clara mi opinión, pero si quieres la repito; pero vuelvo a subrayar que es un matiz técnico (pero tengo la costumbre de que me gusta hablar con la mayor propiedad de la que soy capaz, y no nadar en la indefinición): por supuesto que los Estados propician los monopolios, pero técnicamente, quien ejerce el monopolio, es la empresa que se beneficia de esa marco normativo, no el Estado (a menos que la propiedad de esa empresa sea estatal, y queramos verlo desde esa perspectiva). En la conveniencia o no de los monopolios podemos entrar si quieres, pero ya te advierto que es un tema complejo. Entiendo perfectamente la alusión a Hayek y por qué lo sacas a colación, pero mi opinión personal sobre sus teorías es que concibe a todos los agentes que intervienen (mercado, productores, oferentes, demandantes) como una abstracción teórica difícil de darse en la realidad. No podemos pensar que los mercados se rigen por las leyes de la teoría económica (información perfecta, transparencia, etc, etc…) porque al final la realidad suele poner las cosas en su sitio. Y ya hemos visto fracasar demasiadas teorías económicas porque luego viene alguien real como la vida misma (llámese Madof, llámese la Reserva Federal) y «distorsionan» los mercados de una manera que inocentemente Hayek parecía ignorar.

    3) En cuanto a la idea de propiedad, lo que me llama la atención es que reclaméis su revisión solo para lo que os interesa: los derechos de autor. Si además te planteas la revisión total de la idea de propiedad, tus ideas ganarían en coherencia, pero es algo que ignoro. ¿Propones por ejemplo que todo es de todos? ¿Qué límites propones para la propiedad privada? Si no me aclaras un poco tu idea general sobre el tema, es imposible discutir. Pero el abolir la propiedad privada, te pongas como te pongas, tiene un nombre, que podemos revestir de todos los eufemismos que desees.

    Un saludo.

  • De verdad resulta extraño que alguno de tus post supongan una inversión en tiempo y concentración?
    Pues vaya una colección de enlaces que me reservo para ir leyendo con calma!
    Creo que quería hacer algún comentario a la entrada inicial, pero tendría que volver a leerla.

  • […] los reducidos costes de producción y la construcción de canales de distribución propios (véase el caso de Nigeria) son la puerta para levantar audiencias locales que, de otra forma, nunca tendrían acceso a estas […]

  • […] En mis primeras conjeturas, que contienen algún error (que ya he marcado en el post original), los productores controlaban la distribución. Con Javier descubro un modelo que, en realidad, no se diferencia en nada del modelo vigente en el mundo desarrollado. Los productores venden su película a un distribudor por una cantidad fija, algo que se parece mucho al esquema de ventas internacionales de cine en el que el productor percibe un mínimo garantizado de un distribuidor local… y nunca vuelve a ver un duro más. No por cuestiones legales, sino por lo que sucede en la práctica: es tremendamente complejo controlar la liquidación de tu distribuidor, sobre todo en la distancia. […]