El futuro de la TV es la TV: Mark Cuban
Andy Ramos me conmina a que comente unas nuevas observaciones de ese gran observador que es Mark Cuban. El título de las suyas es exactamente mi título y la tesis es muy simple: no se compliquen la vida con internet, con tanto cacharro conectado al televisor , que la verdadera elección del consumidor ya está hecha y esa elección ha sido el televisor de alta definición junto con los paquetes de video bajo demanda de los operadores.
Una afirmación de esta clase iría aparentemente contra la idea de que, como hemos dicho aquí, todo lo que hay que saber sobre el cambio tecnológico de la convergencia digital es que el consumidor personaliza su experiencia y su consumo a su propia medida. Donde esté y a la hora que esté, como el martini. Y eso nos conduciría a que el acceso infinito que supone el acceso a las redes sería la mayor fuente de personalización posible. Si la gente lo que quiere es su viejo televisor, su experiencia pasiva, ambas ideas estarían aparentemente en contradicción.
No lo creo así, es perfectamente compatible. De hecho, es simultáneo. En la industria audiovisual y el negocio de los contenidos es siempre el contenido el que va primero. Y hay contenidos que interesan y contenidos que no interesan. O, dicho de otra manera, contenidos que interesan a bastante gente como para poder crear un modelo de negocio con ellos o contenidos que no interesan lo bastante como para eso. Los contenidos que sin duda tienen más masa crítica para interesar, son una serie de grandes contenidos profesionales que sólo pueden estar al alcance de quienes tienen mayor ventaja por cobertura y calidad de la experiencia: los operadores de televisión y cable.
Los deportes en directo (y no todos los deportes, el piragüismo por poner un ejemplo tendrá que sobrevivir con el breve – por corto – brillo olímpico de cada ciclo de cuatro años) son el mayor congregador de público y uno de los ganchos determinantes para la incorporación de novedades tecnológicas. Eso lo saben muy bien los señores de Sogecable que siempre tuvieron en el fútbol su elemento de captación del cliente y su forma de tratar de subir el ingreso medio. Ahora, tanto Digital+ como Sky, entre otros, se van al 3D para seguir creando experiencias poco reproducibles fuera de la vanguardia del estado del arte del consumo doméstico.
Como hicieron las operadoras de voz para luchar contra fenómenos como e-bay, la creación de valor frente a internet es la solución: de ahí la venta de PVR’s si eres una empresa de cable o la generalización de la oferta de vídeo on demand: como los contenidos profesionales con masa crítica son los que son, una minoría dentro de la inmensidad posible y venidera, el operador tradicional, con una posición de cobertura, clientes e ingresos muy superior que cualquier oferta de internet, puede optar por los contenidos que realmente tienen demanda y ofrecerlos en una experiencia infinitamente más confortable que el pecé o puede que un set-top-box como Boxee. No olvidemos los costes: el streaming sigue siendo más caro visto usuario a usuario que el broadcast.
En toda la blogosfera y el mundo de internet y vídeo norteamericano se insiste mucho en que la cantidad de gente que adoptará este tipo de sistemas y prescindirá del cable es alta. Pero lo que nos dice Mark Cuban es que la experiencia de uso va en contra de esta solución y que para el grueso, vistas las cifras de ventas de los dispositivos (follow the money), seguir dependiendo de la facilidad de uso del televisor con el enriquecimiento de la oferta bajo pedido será la clave. Las operadoras de cable tratarán de adaptar sus paquetes de precios a cuantas más formulas de atrapar usuarios puedan, dotarán a sus medios técnicos de cuántas más opciones de personalización se pueda y emplearán el streaming para atender la movilidad del usuario y a quiénes no puedan entrar en esas otras soluciones. Pero siempre centrados en los contenidos que sólo ellos pueden ofrecer, que son los que casi todo el mundo quiere ver. El estándar que desarrolla HbbTV va en la dirección de poder combinar esoss usos y enriquecer la experiencia televisiva en abierto con información a medida o el control del consumo ondemand del contenido propio de las cadenas tradicionales. Y los fabricantes serán grandes aliados.
¿Qué pasa con los contenidos que no entran en estos entornos? Que las redes y la evolución técnica hacen posible que sean vistos también como un consumo personalizado en un televisor convencional (además del PC y el móvil), sólo que requerirá minorías activas e involucradas con esas experiencias: de la misma forma que el blogger cuando crece y profundiza su relación con su blog aspira al control de su espacio y exige dominio y servidor propio (con mayores costes económicos y de aprendizaje), las audiencias de nicho y las microaudiencias se asegurarán el acceso a lo que les interesa: el interés por el contenido lo mueve todo, otra cosa es su financiación por los productores. Si acceder a él supone salir de los jardines cerrados de conectividad a los que aspiran tantos, esos usuarios buscarán su salida, como ahora. Si no tengo que descargar (un petardo), si no tengo que verlo en malas condiciones (¿seriesyonkis?), no me voy a esforzar en nada que mi tele y mi mando no haga. Cuando exista un contenido que se filtre desde el inmenso océano de las minorías ocultas, los grandes conglomerados industriales buscarán la forma de participar de él haciéndolo crecer.
Es decir: que podemos resumir los escenarios del futuro cercano a dos fenómenos. La competencia de las redes obliga a incrementar el valor de la experiencia de la televisión (incluso la publicitaria) y abre las puertas para que personas, creadores, empresas e instituciones se puedan expresar audiovisualmente con capacidad para llegar a cualquiera. Este segundo fenómeno que creo que casi no llamamos ya contenido generado por el usuario, no tiene modelos de negocio sencillos ni equiparables al de la estructura profesional alrededor de las licencias y las grandes infraestructuras de cable y satélite. Es más, ni siquiera tienen que ser un negocio: lo será para unos pero para otros serán cauces de expresión para otros fines.
¿Y la televisión social? Cuban viene a decir que nadie quiere su tele para navegar, ni para que nadie te interrumpa con actualizaciones de estado. Curiosamente, en esta investigación del MIT insisten que la televisión social se va a dispositivos externos al televisor. Es decir, a los nuevos dispositivos que se añaden a esa tecnología tan antigua de socialización que es la máquina de café.
Créditos: la imagen pertenece a la galería de KK+, distribuida con licencia CC.
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Siempre ha sido así, somos consumidores de contenidos y queremos seguir siendo consumidores de contenidos. Desde los cuentos al amparo del fuego de la aldea hasta Pandora en 3D es siempre lo mismo. No todos tenemos la capacidad de contar, y la televisión es la mejor contadora de chismorreos e historias que existe.
Qué placer sentarse delante del televisor y limitar tu capacidad de decisión a cambiar de canal, qué cosa más relajante, por Dios, comparado con Internet, donde tenemos de cliclar una y otra vez…
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