Una mirada rara a la causa de Pablo Herreros
6 noviembre, 2011 – 17:18 | 18 Comentarios

Ver que un puñado de anunciantes ponen los pies en polvorosa porque un blogger la lía… eso no se había visto por estos lares. De la madre de El Cuco, El Cuco y sus crímenes …

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Otra visión al “asunto” Paco González

Escrito por el 23 mayo, 2010 – 1:489 Comentarios
Otra visión al “asunto” Paco González

Arthur de Vany explicó sobre bases científicas el por qué no sólo de la imposibilidad de predecir el éxito en el cine (y, por tanto, su desempeño financiero) sino que mostró la causa por la cual las ofertas por las grandes estrellas podían arrebatar todo el valor que una película genere consumiendo el beneficio. La idea se basa en la creencia de que contar con grandes estrellas reduce la posibilidad de fracaso, iniciándose una subasta que obliga a pagar más que el valor real de la estrella para ser ganada.

Cuando Telecinco se retiró de la puja de la Fórmula 1 ante los precios ofertados por Mediapro, argumentó que se trataba de cantidades irrecuperables con los posibles ingresos publicitarios, mostrando una visión conservadora del enorme riesgo implícito que subyace en la gestión de la industria audiovisual. Es más, a De Vany le gusta decir que es la ficción que tienen los ejecutivos de sentir «control» al haber conseguido éxitos en el pasado lo que conduce a una visión incorrecta del riesgo.

José Mª García, una estrella del periodismo deportivo forjada en la SER como Paco González, abandonó en medio de una conmoción social la empresa que le convirtió en estrella, se interprete como se quiera interpretar la combinación de talento y la existencia de una extensa red de emisoras que ponía esa voz en cada hogar. En aquel momento hubo insinuaciones en la emisora sobre la rentabilidad de ese talento. O, al menos, las dirigieron a su presencia futura en la COPE una vez terminada (más bien fue liquidada desde lejos por la propia SER) la experiencia Antena3 Radio. La cuestión es que el volumen de ingresos provocado por un García es tan decisivo para la cadena que ésta accede a negociar porcentajes variables de los ingresos tan enormes que pueden consumir todo el valor generado por la estrella.

Esa misma cuestión pudo verse en Onda Cero con el caso de Luis del Olmo. La necesidad de disponer de estrellas conducía a negociar condiciones atípicas: Del Olmo controlaba personalmente varias emisoras en propiedad y hasta tenía capacidad para desengancharse de la programación en cadena. Junto con el fiasco de las emisoras de Blas Herrero, pudo comprobarse como Onda Cero no tenía el control de sus fuentes de valor: la red de postes emisores y los contenidos críticos que se distribuían por ella.

Desconozco completamente el caso de Paco González y sus circunstancias económicas. No escucho fútbol en la radio. No tengo una experiencia profesional directa con la radio y me conozco menos sus números. Voy a hablar únicamente a través de las cosas publicadas por el diario El País y algunos comentarios repartidos por la red a propósito de las famosas cartas de Facebook (por cierto, que me confirman el bajo nivel de estilo literario en el que ha caído el periodismo deportivo). Al leer todo eso, a mí lo que me viene a la mente es la lucha entre la empresa que ha puesto la capacidad de ser escuchado al talento y el talento que ha puesto en valor la capacidad de una emisora para meterlo en cada hogar, en cada coche.

De Vany cuenta como en la era de oro de los estudios en la que los grandes actores y actrices tenían contratos de larga duración (no eran película a película), los años primeros en los que el actor era poco conocido la estrella estaba sobrepagada para su rendimiento. Pero gracias a su presencia en películas, su rol de estrella crecía y era entonces cuando el estudio cambiaba el signo de la balanza y obtenía rentas superiores a lo invertido en la estrella. ¿Ha sido así en los casos de nuestras estrellas radiofónicas que empezaron como empleados tradicionales hasta convertirse en empresas? Al leer este episodio no puedo dejar de ponerme en la piel de los gestores de la cadena, pensando todo el día en la cuenta de resultados y la obligación de tener que tratar, día a día, con algo tan humano como las relaciones personales y las exigencias, legítimas o no, del talento del que tienen que extraer el valor.

A veces, y no digo que sea el caso, personas que reúnen consigo una habilidad especial se convierten en empresas dentro de la propia empresa haciendo imposible que la visión de conjunto que tiene el accionista y sus ejecutivos sea posible. Desde el lado del talento se tenderá a ver que son ellos los que ponen el valor verdadero y, por tanto, tienen derecho a ser muy escuchados cuando no consentidos o aceptados como son. En la estructura tradicional de los medios (televisión, cine, radio…) lo uno no es posible sin lo otro: sin el efecto red que crean los medios, el talento no puede aflorar. La inversión de infraestructura y riesgos que conlleva son del accionista y no de la estrella. Ambos se necesitan y tienen un equilibrio precario… si la relación humana no acompaña. Iñaki Gabilondo sería exactamente el fenómeno contrario al de, supuestamente, Paco González o, en el pasado, José Mª García o Luis del Olmo.

La cuestión es cuando, en expresión que me mostró mi amigo Juanjo Carmena y que él tomó del capo de Microsoft en el Reino Unido (ex BBC), le llegará a la radio su momento itunes. ¿Que es el momento iTunes? El momento del unbundling, ese instante en el que, como pasó con la música, el empaquetamiento comercial del producto decidido por la industria y que optimiza su gestión (en la música, el LP luego pasado al CD) se deshace: en vez de comprarse el disco entero a más precio, la gente compra la o las canciones que le gustan y no quieren las que no dan la talla. La televisión, por causa de internet y PVR’s puede estar acercándose ya a ese momento al amplificarse el efecto del zapping: un consumo tan personal de lo que gusta, que la gestión de una parrilla o se pueda volver una hazaña, si es que no lo es ya fuera del dulce mundo de Antena3 y Telecinco.

Para que la radio llegara a ello, el acceso en red en movilidad debiera ser muy asequible y tan universal como es el acceso actual. Asequible no solo para la tarifa plana del consumidor, sino también para el coste del ancho de banda del emisor. Spotify, con sus problemas de rentabilidad precisamente por el problema del ancho de banda (en radio y televisión tradicionales el coste de emitir es un coste fijo y plano aunque alto hasta que se alcanza una escala, mientras que en internet es un coste variable que se dispara) está creando el momento itunes de la radiofórmula.

A la vista de la reducción de servicio precisamente por los costes y la necesidad de cobrar, el momento que comentamos se aleja. Más complicado es para el resto de contenidos: el podcast no es lo mismo. Pero el día en que el talento pueda prescindir de las cadenas para crearse una audiencia o, simplemente, trasladarla de sitio, la radio como la conocemos habrá terminado. Lo que no quiere decir que las grandes organizaciones actuales no tengan su voz en ese mañana. Se llama transformación aunque no se sepa a qué. José Mª García, por si acaso, siempre ha dicho que una de las razones para volver es tener garantías de poder ser escuchado. Seguramente escuchado significa ser tan escuchado como el más escuchable, una SER, una RNE o una COPE. Quizá debiera probar qué sucede si vuela solo y hace piezas para YouTube.

Créditos: la fotografía pertenece a la galería de Correa Carvalho, distribuida con licencia CC.

9 Comentarios »

  • […] This post was mentioned on Twitter by Jose Luis Orihuela, Gonzalo Martín and rafa.aguilera, Mireia. Mireia said: RT @jlori: RT @Gonzalomartin: "Otra mirada al asunto Paco González", la cuestión d las estrellas y su generación de valor http://ow.ly/1OHeX […]

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  • […] Otra visión al “asunto” Paco González. Por Gonzalo Martín. […]

  • […] muy interesante, el capítulo uno de Genolab.Otra visión al “asunto” Paco González. Por Gonzalo Martín.Pymes y autónomos sobre “la acción desmotivadora de la igualdad de salarios.Capítulo […]

  • Goio dice:

    De hecho en la radio no se dan mas hostias porque el mando a distancia no es habitual… Pero bueno, que es molon el planteamiento que hace de este caso, aparte de que se mete en un tema que a mi tambien me ha provocado de siempre bastante curiosidad, sobre todo porque luego leo sobre el funcionamiento de la radio en otros paises (como lo que describia el Sr. Mikel Ibañez respecto a la red de programas sobre conspiranoia que se emitian a principios de los 90 en diferentes alianzas radiofonicas locales usamericanas), y mi extrañeza respecto a que aqui bailen las concesiones de un año para otro se vuelve mas y mas grande. Que esto no puede ser negocio ni nada, coño…

  • puff dice:

    Tremendo que por unos mensajes en Facebook ya puedas calificar «el bajo nivel de estilo literario en el que ha caído el periodismo deportivo». Por cierto, que tu artículo tiene varios errores ortográficos: «por la cuál» en el primer párrafo no llevaría tilde; «en aquél momento» (tercer párrafo)… Pero bueno, no por ello habrá que decir que es de bajo nivel literario, ¿verdad?

    • Gonzalo Martín dice:

      Hombre, Puff (quien quiera que seas…) tienes razón en lo de mis tildes. Pero mi sensación no tiene que ver con alguna tilde aquí o allá, sino el nivel del periodismo deportivo en general, en sus relatos y su forma de contar. Y me ha parecido que se caía en eso mismo en las cartas aunque no sean, efectivamente, el ejemplo más rotundo de ello: escuchar la radio y televisión deportivas suelen decepcionar mucho más. Pero esa es una opinión personal. Y como todas las opiniones personales, contraopinable. Con todo, sólo es una pequeñísima parte del artículo y no precisamente la más representativa del tema propuesto, así que del tono de decepción (¡puf!) deduzco que habrá otros desacuerdos. Esos serían, sin por supuesto pretender decir que este no lo merezca, más interesantes. Si te animas.

      (corrijo: que conste para todos que se modifican las tildes. Pero, como nota aclaratoria, si puff era una interjección, el diccionario de la RAE dice que es con una efe. El comentario sigue siendo válido, no obstante)

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