Una mirada rara a la causa de Pablo Herreros
6 noviembre, 2011 – 17:18 | 18 Comentarios

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Un canal para adultos en Canadá: ¿valen las mismas reglas de televisión en la convergencia?

Escrito por el 2 mayo, 2010 – 12:133 Comentarios
Un canal para adultos en Canadá: ¿valen las mismas reglas de televisión en la convergencia?

Hollywood Reporter refiere hace poco la noticia de la aparición del primer canal para adultos genuinamente canadiense. Hasta ahora, los canales inconfesables distribuidos en Canadá tenían origen norteamericano y, parece ser, múltiples objeciones morales hacían estos contenidos dificultosos.

Lo más interesante son una serie de observaciones que realiza el artículo y que, en mi opinión, demuestran los problemas de la regulación televisiva pensada en la era analógica y de la escasez y que carecen de mucho sentido cuando la abundancia de contenidos es tan ilimitada que lo más que puede recordar es el quiosco de prensa: nadie está preocupado por regularlos, salvo si son televisión. Una advertencia: hablamos de cine para adultos también conocido como pornografía, ese género maldito. Por tanto, y aunque lo asumo, espero que los comentarios que vaya a hacer no sean vistos como un ataque a la mujer y la condición femenina. Es un hecho: mis lectores más interesantes, así en promedio, son lectoras.

Dicen que los reguladores canadienses han advertido al canal que deben seguir los códigos sectoriales acerca de la violencia y la representación equitativa («equitable portrayals») de los sexos. La ley, es la ley y, si está en la ley, debe hacerse. ¿Pero cómo se realiza y, lo que es más complicado, se supervisa la equidad de género en algo como la pornografía? ¿Incluyendo la producción de películas dirigidas por mujeres? ¿Contando los minutos que aparecen unos u otros?

Además, en cumplimiento con otras reglas, hay que asegurarse de que el 20% de la producción debe tener origen canadiense, lo que conduce al establecimiento o fortalecimiento de una industria del porno de vídeo en Canadá, que no sé si es exactamente lo que se pretende con este tipo de regulaciones destinadas esencialmente al fomento de la cultura y la identidad local. Obviamente dará trabajo (los técnicos, ¡claro!) y seguro que es posible encontrar una singularidad definitiva en el camino canadiense a la pornografía, pero no creo que es lo que estuviera en mente del regulador.

Si bien esto último entra dentro del terreno del fomento de la producción y tiene otro debate, la reciente Ley General Audiovisual española acaba de terminar con esas emisiones de pornografía en abierto con emisoras locales de dudosa legalidad. Este tipo de cosas tienen siempre una justificación moral en la protección de la infancia. De paso, los gobiernos suelen insistir en todas las buenas intenciones que como sociedad tenemos: equilibrio de sexos, presencia de minorías, etc. y tienen como cobertura para su enunciado y enforzamiento el disfrute de una licencia pública. Como en el caso de algunos programas vespertinos, muchas personas y muchos comentaristas de la televisión se suelen indignar por la violación del horario protegido y por el tipo de contenidos de tan altísimo valor educativo como constructos del calibre de Mujeres y hombres y viceversa.

¿Todos estos años de impunidad audiovisual han creado daños irreversibles en nuestra juventud e infancia? El argumento contrario, el de que nadie debe dejar al televisor como niñera de sus hijos invitando al control parental se arguye con frecuencia y con poco éxito: es más popular regular y, aparentemente, de justicia y buen orden. Sin duda, los años de la televisión escasa, creadores de esa notoriedad e influencia salvaje que ha tenido y tiene en nuestros comportamientos, invitaban a crear normas donde una escasez compartida por tanta gente no entrara en conflicto con las preferencias morales de los espectadores. ¿Pero qué sucede con la era de la abundancia que llega y nos inunda?

Si el proceso de convergencia tecnológica nos conduce a la personalización del consumo y la fragmentación de audiencias, las limitaciones de contenidos por criterios morales o las de tiempo de publicidad terminarán por ponerse en evidencia como un contrasentido y claramente contrarios a los modelos empresariales que en un modelo de tantas opciones se puedan crear, precisamente porque va a ser difícil ganar dinero. Hay una razón clara: existiendo millones de páginas en internet (de texto y vídeo), miles de publicaciones escritas y, hasta las bibliotecas personales de cada familia (antes del e-book, pero ahora más con el e-book) la posibilidad de que la curiosidad infantil y adolescente tropiece con determinados aspectos de la vida que suelen generar silencios y dificultad de explicación son verdaderamente elevadas: doscientos, trescientos, los canales que sean en el televisor sólo es un elemento más. Sean ustedes padres y madres y creen sus reglas en su casa (como ya hacen tantos con las consolas) y aprendan a dotar de criterio a sus hijos: la regulación por mucho que quieran no van a poder evitar que encuentren émulos del Marqués de Sade.

Obviamente para un político la tentación es demasiado fuerte y el ser visto como un campeón de la protección del público un aliciente estupendo. Por eso, y porque de modo subyacente introducimos un factor censor y de control – aunque sea light -como son los Consejos Audiovisuales, se juzga inaceptable que los contenidos televisivos no estén sujetos a las mismas reglas en las que va a estar ¿por el momento? internet o el tradicional mundo del papel. Tras años de censuras en todos los países, con los depósitos previos, ordenes de secuestro de publicaciones, etc. etc. un editor es hoy día libre de imprimir cualquier contenido a pesar de que un niño puede verlo colgado en un quiosco o abandonado en una esquina.

Empezar a regular para la abundancia y el siglo XXI, empezar como sociedad a asumir que la televisión omnipresente no tiene razón tecnológica o de mercado para seguir con restricciones generalmente absurdas, incontrolables o, simplemente, ineficaces para sus intenciones (buenas, claro está), sería un paso. ¿En qué dirección? Ya saben que en este blog optamos por el mayor entorno de libertad posible para creadores y emprendedores. El exceso de regulación del espectro y de los contenidos transmitidos por el espectro, van en dirección contraria, una dirección que no tienen el resto de los contenidos.

Créditos: la fotografía pertenece a la galería de Myjon, distribuida con licencia CC.

3 Comentarios »

  • […] This post was mentioned on Twitter by Gonzalo Martín. Gonzalo Martín said: "Un canal para adultos en Canadá: ¿valen las mismas reglas de televisión en la convergencia?" http://ow.ly/1FUmW […]

  • Interesante unión de temas. Pero el puente de unión no es precisamente pequeño, diría más bien que hay enlaces estratosféricos.

    El tema de las regulaciones tiene unan relación muy directa con el artículo que te quedara sin enlazar a FB: “La televisión, el medio que mejor resiste la digitalización”. En el señalas la paradoja que es la industria que no sólo lo soporta mejor, sino que le está ayudando a mejorar (¿?)

    No en vano también dices que no se puede “competir contra una estructura que es capaz de llegar a toda la población en un instante y con unos costes para hacer llegar la señal tan bajos si se cuentan por espectador” y llamas la atención sobre las dudas que surgen sobre la conducta del consumidor:

    ¿no es tan irremediablemente vago que prefiere la linealidad al consumo personal? ¿Qué razón tiene para buscar cables, enchufes o aparatos para conectarse a internet si lo que realmente tiene conciencia de consumir ya está en la vieja caja tonta?

    Uniendo todo esto, es obvio dónde resulta más conveniente a los gobiernos vender lo “políticamente correcto” con la regulación porque, como también decías: Es más probable que los contenidos que interesen estén en la televisión de masas y en las estructuras de nicho de los grandes conglomerados que provengan de las fuentes comúnmente llamadas independientes.

    Respecto a los “contenidos para adultos” (jeje) o a la regulación de cuestiones de igualdad, creo que los seres humanos somos apenas unos recién llegados aquí desde hace unos millones de años. Ya no hay que cazar mamuts para sobrevivir, pero puede que aún no nos hayamos dado cuenta. Encima el avance tecnológico supera la velocidad de relevo generacional. La sobreactividad legislativa no lo va a arreglar.

    Tengo mi opinión, claro, que tiene más que ver con las causas que con las consecuencias. En cualquier caso, la pantalla de televisión no siempre es un buen sustituto, pero cada cual es libre. Respecto a la regulación sobre igualdad, creo que ya conoces mi opinión por un artículo en mi blog.

    Y sobre lo de regular lo que ve la prole, permite que te diga que me parece mas preocupante lo que sigue sucediendo en entornos familiares arcaicos (la mayoría, por más que se vistan de moderneces) que la TV. Puedes echar un vistazo a este discurso paterno espléndido sacado de una serie muy actual y muy moderna: Anatomía de Grey (me gusta capturar perlas): http://www.enigualdade.com/intro/index.php?option=com_content&task=view&id=78&Itemid=2&lang=es

    En el contrasentido respecto a los modelos empresariales y la dificultad para ganar dinero, no tengo ninguna aportación de interés (ya me gustaría). Por eso me mantengo a la expectativa de tus “contundentes” análisis y opiniones.

    NOTA: Injustificable pérdida de tiempo el haber tenido que buscar que narices era eso de Mujeres y hombres y viceversa. ¡Buff!

  • Goio dice:

    Hombre, este tema… Pues mas o menos estaba esperando a ver como respiraba la gente del sector tras la aprobacion de la ley, pero se ve que estan muy ocupados con el Salon de Barna y de momento a nadie se le ha ocurrido abrir la boca. Tampoco tenia esperanzas de que fueran a decir nada sensato, pero bueno, curiosidad por saber como respiraban los protagonistas…

    En realidd aqui hay un problema, y es que esta regulacion es un absurdo mayusculo. Muy en la linea que se sigue en este pais, que existen marcos legales que se incumplen, y en vez de ponerse farrucos con multas y cierres…, se legisla otra vez (lo del tabaco fue de nota). El que aqui no se ataque a determindos contenidos es simplemente de vergüenza, pero yo ahi antes pienso en los concursos amañados de las madrugadas, que cuando fue el cierre de Telesierra estaban todas las cadenas reclamando un poco de por favor y al final solo sirvio para que las grandes readaptaran el formato sin que dejara de ser fraudulento.

    Respecto al tema este del porno, siempre que se habla de su regulacion recupero una anecdota. Despues de Los Idiotas, y por esto de que habia incluido unos cuantos planos de sexo explicito, a Lars Von Trier se le dio por fundar un productora con la intencion de sacar al mercado producciones dignas. El chavo estaba convencido de que podia recuperarse el nivel de autoria que habia acompañado al porno tras las sucesivas legalizaciones de los años 70, y para el todo empezaba porque su planteamiento fuera totalmente legal, es decir, que no hubiera pseudonimos absurdos y que los responsables de las peliculas no se pudieran parapetar en el anonimato si es que aquello era una basura horrorosa. Y entonces Trier se dio una hostia con la realidad: que en Dinamarca las producciones pornograficas estaban gravadas de una manera salvaje, y despues de sacar unos pocos titulos la productora se fue a tomar por saco porque aquello no habia Dios que lo mantuviera…, sin trabajar desde el anonimato.

    Esto mismo pasa en España, por ejemplo. La regulacion que existe aqui respecto al porno es la que dejo sellada en su momento Pilar Miro. Ya no es que no pudieran acceder a subvenciones (por que no?), es que tenian que hacer frente a mas impuestos y a un mercado muy reducido, porque de aquella no podian programarse en television y el circuito de salas X era lo que era. Cuando llegaron las privadas la situacion no mejoro. Si, estaba el Plus, pero estos compraban paquetes de peliculas yankees (luego tambien pelis italianas y francesas), y nunca se planteo un modelo similar al del canal gabacho (que si participaba en la preproduccion y al menos permitia que salieran peliculas que luego se encauzaban por donde fuera menester), entre otras cosas porque por aquel entonces aqui no existia ningun tipo de tejido especializado en contenidos pornograficos. Asi las cosas, aqui lo que se ha hecho es recortar de nuevo el acceso de la produccion estatal a las cadenas de television, y todo porque habia emisoras locales que se dedicaban a hacerlo de manera ilegal (y eso, a pesar de todo, de manera puntual, yo creo, porque le aseguro que en la franja noroeste es raro que las pongan ni de madrugada). Y que en realidad es una soplapollez bien grande, con perdon, porque a estas alturas es obvio que el porno vive de internet, para bien y para mal. Precisamente la crisis que tienen aqui las productoras especializadas viene porque no supieron (quisieron) verlo hasta que ya fue demasiado tarde, empecinados en seguir sacando dvd’s que ya nadie compraba. Supongo que en este sentido la nueva regulacion le va a dar exactamente igual a los implicados, y quedara lo que dice usted, que los politicos de turno habran conseguido un titular por marcarse una tautologia de todo a 100.

    Por otro lado, lo que me llama la atencion de que los canadienses se hayan metido a esto es que si existe una industria del porno por alli. Primero crecio al amparo de las distribuidoras yankees, por lo que quedaba solapada, pero precisamente desde la popularizacion de internet aquello se ha animado mucho, entre otras cosas porque cuando Peter North se despidio de la industria tradicional retorno a su pais con la intencion de favorecer las arcas canadienses, y no las estadounidenses. De ahi vino toda una corriente amateur que, entre otras cosas, parece estar alejada de cierta…, sordidez y salvajismo que si triunfa en lo que se factura en California. Supongo que eso habra podido ser determinante para que los politicos se decidieran a dar este paso, que yo veo absolutamente maravilloso: por un lado controlan los contenidos, los acotan, y por otro le dan un impulso a una industria de ocio para adultos que no tiene por que suponer un gran conflicto moral para una mayoria (y la minoria que simplemente se escandaliza con la palabra porno, pues ni tiene por que pinchar el canal y tan contentos). Vamos, justo lo contrario que han hecho aqui estos…, memos, coño, que no tengo otra manera de decirlo, unos soberanos memos. El gobierno español acaba de favorecer otra decada de produccion en negro, sin la existencia de contratos que sirvan para controlar que es lo que se hace o si las actrices y actores realmente consienten en llegar a segun que limites. Y esto es mas importante de lo que puede parecer, porque hijosdeputa como Max Hardcore los hay a patadas, y todo parece muy simpatico y pintoresco hasta que lo tenemos debajo de la ventana.

    Iba a hablar de los problemas de la produccion de peliculas para el mercado internacional por culpa de las diferentes legalidades, pero ya me he marcado el tocho de rigor…