Lo cierto es que son los latinos el grupo demográfico que más va al cine en los EE.UU. y, lo que es esencial, son decisivos en los mercados clave de la todavía primera potencia del mundo: Nueva York, Los Angeles, Chicago, Houston… mercados que crean tendencia en el conjunto del país y , por ende, en los mercados mundiales. No es poca cosa. Televisa ya ha intentado en el pasado hacerlo con productos en español, de la misma forma que ya ha tenido éxito en la televisión: trasladar ese éxito para movilizar a la gente al box office se ha mostrado complicado.
No obstante, se trata de un nicho incógnita. Muchos ven la oportunidad, pocos se atreven a abrazarla, pero la demografía de origen latino – o hispano, la palabra que guste – habla por sí sola: cada día adquiere más influencia y muestra el potencial de su poder político, las cadenas especializadas tienen más audiencia, los canales especializados existen. Muchos ingredientes: idiomáticos, de fragmentación cultural hacen complejo este mercado, hay quien dice que la cuestión es centrarse en los valores comunes.
Arturo Chávez trabajó para Lionsgate – el socio de Televisa en esta aventura – y ahora es el General Manager de las cadenas de contenido en español de Olympusat. En sus días de presencia en Cinergia, tuvimos un momento para que nos contara la problemática de distribuir películas latinas en los Estados Unidos. La llamada de lo hispano y el español en EE.UU. no es sólo local: desde España, PRISA quiere tener una posición en televisión tras haber entrado en el capital de la cadena V-Me y Telecinco se atrevió con Caribevision. Si bien el resultado de los primeros es una incógnita, el de los segundos tiene tintes de fracaso. Y, si dejamos la televisión para ir al cine, la escasa ambición y visión de la industria cinematográfica española es, en mi opinión, demasiado evidente.