Actualizando lecturas pendientes, aparece una información en la que CNN reporta un crecimiento del ciento por ciento en visionados de vídeo a través de tablets: un game changer, lo llama. Al menos para las noticias. La crisis egipcia ha sido un gran catalizador. Pongamos en relación con ello los datos que nos pasaba TV3 sobre el acceso creciente desde consolas y tablets (¿o son iPads?) y en descenso desde el tradicional pecé. Que tiene todo el sentido, porque el pecé nunca ha sido el centro del ocio nocturno, mientras que el tablet se tiene en las rodillas frente a la tele mejor que el portátil. El caso es que eso que se llama era post-pc, con riesgo de convertirse en uno de esos tradicionales reduccionismos de la tecnología o las campañas de ideología política, parece estar ahí para regocijo de Jobs y, con seguridad, de Zuckerberg: la conversión de los consumos en aplicaciones en un entorno cerrado y centralizado pone a prueba la fe en los estándares abiertos como más resilientes y más capaces de mejorar el mundo. Pero hay quienes piensan que, desde nichos pequeños, como mancha de aceite y desde periferias exiliadas se terminará por romper lo que ahora son muros.