Las cosas interesantes del informe de los profesores de la London Business School de tanto revuelo son, a mi juicio, las siguientes: a) que hablamos de una institución académica de prestigio; aunque en esta materia puede haber profesores con otras líneas de investigación o conclusiones en la misma institución, no se puede hablar de friquismo b) que se llama la atención sobre un punto olvidado en el debate público (al menos español) sobre los conflictos de copyright y que sí se discute en el mundo académico – Lessig, Vaidhyanathan, Boldrin&Levine…: que resultaría que la legislación de derechos está limitando la creatividad y no impulsándola, que es la justificación final de su existencia c) que aparece en un contexto muy determinado: el juicio en contra de la Digital Economy Act y en pleno proceso de elaboración de una petición de David Cameron, el informe Hargreaves. d) El contenido se suma a más trabajos académicos que no son capaces de encontrar la relación entre descargas – de música – y pérdida de ventas y e) que habla de música, pero no de películas, así que podemos preguntarnos si vale para todo. La cuestión de cuánta propiedad intelectual hace falta es un litigio social de enormes dimensiones. Creo que va en beneficio de nuestra industria local abrazar ese debate y hacerlo suyo para buscar nuevos equilibrios, aunque tenga costes, y no quemarse en la preservación de un esquema que encuentra tal grado de contestación social.