Leo en las páginas de la UER algunas notas que vienen publicando sobre lo visto en el NAB que ahora termina. Hoy hablan de la introducción de las cámaras 4K para un futuro mundo de televisión producido en 4K y 8K (ya no sé si el ojo humano podrá con tanto). Como sucede con el resto de la tecnología, la obsolescencia (ahora que está todo el mundo tan indignado porque ha descubierto algo tan viejo como la obsolescencia programada sin preguntarse por qué cambia de móvil aunque funcione el que tiene) proviene también de la evolución técnica y la introducción de nuevos estándares probablemente mucho más que del rendimiento de los equipos. Una pesadilla para las empresas de alquiler, pero una forma de renovar a los fabricantes. En fin, viejo como el mundo. Antes, nos preocupaba la cuestión de hasta qué punto la carrera de la superioridad técnica del broadcast (y del cine) frente al visionado a través de la red o en dispositivos menos envolventes que el televisor del salón permitía reducir los posibles procesos de deterioro o cambio de los modelos tradicionales: la televisión de pago ofrece HD, pero pronto será normal en el broadcast. Algo mucho más complejo online, que depende de otra infraestructura. Hemos hablado mucho del 3D hasta en TV (por cierto, nos dicen que con cámaras cada vez mejores y sencillas) cuyo consumo sin gafas ya apunta (veremos qué traen los juegos de 2012), una capacidad que YouTube incorporó hace tiempo pero que aún no congrega lo que podamos llamar furor. El mundo de la descarga irregular viene demostrando que muchos consumidores no valoran la calidad técnica de la imagen: al final, nada como un contenido que mantenga la atención. Pero, al mismo tiempo, el operador tradicional ha adoptado el estándar multiplataforma – el último, HBO – y el multiconsumo, lineal y bajo demanda a la vez. Es decir, que el negocio tradicional adopta a toda velocidad lo que puede hacer el acceso online mientras conserva su superioridad tecnológica y de coste de transmisión.
20 abril, 2011 11:37 AM