Verde que te quiero verde. La política europea se vió conmocionada en los años ochenta por el ecologismo político. Mezclado con el pacifismo y la reacción a la guerra fría, los éxitos electorales pasados no han logrado una presencia permanente ni mayoritaria del ecologismo en los parlamentos europeos, pero desde entonces no hay partido político, actuación administrativa o elementos del discurso dominante de la opinión pública que no se tiña de verde como elemento de legitimidad. La entrada del Partido Pirata alemán en el parlamento de Berlín, extensa y sonada, es explicada parcialmente por Hollywood Reporter por la reducción de las reclamaciones entorno a la reforma del copyright y el posicionamiento en favor de “la democracia y la transparencia”. La lectura se puede hacer en negativo: la corrupción del sistema y el oscurantismo con el que se toman las decisiones. Algunos amigos en posiciones ejecutivas en la industria suelen preguntarme ante mis argumentaciones sobre los problemas del copyright (muchas veces aceptando la realidad de la cuestión) ¿y, entonces, qué se hace?. He argumentado muchas veces que hace falta otra clase de debate social liderada especialmente por los creadores centrada en los incentivos a la creación y no en las malditas descargas para después construir nuevos marcos legales. Sin soluciones mágicas. Y que el punto de partida empieza por efectuar concesiones reales para reducir los desequilibrios con la sociedad: en esencia, lo que se percibe alrededor del copyright es la actuación monopolística y la inevitable sensación de corrupción política y deterioro de la democracia que rodea la actuación de los lobbys de derechos. Nuestra ministra se despide sin asomo de autocrítica (tampoco puede pedírsele, siendo justos), pero ya es llamativo que después de tantos meses desde la sentencia del canon aquí no haya una solución ni una propuesta de revisión: es difícil creer que esto va en favor del público. Es complejo ganar legitimidad frente a la sociedad para asumir cualquier restricción (por ejemplo, a las descargas) en un clima que parece de cartas marcadas. En España nunca ha ganado un partido ecologista, pero todos son ecológicos de salón si hace falta. Y transparencia y democracia parecen ser griales del 15-M, un presunto movimiento que, por otro lado, no parece enterarse de casi nada verdaderamente trascendente (ya pueden fusilarme). La tendencia pro gobierno abierto pide la liberación de los datos gubernamentales y crece en el discurso político: lo que produce una tele pública son datos, que nadie se engañe, y ahí hay un buen espacio para empezar otra política de derechos. Un montón de parlamentos autonómicos y ayuntamientos encontraron en la oposición al canon un elementos de conexión con la población. Piratas, que son unos piratas.