Las explicaciones que realiza David Trueba de un proyecto que él mismo constata ser “poco comercial” nos arrastran a la raíz profunda de los cambios para los creadores en la sociedad red. Añade: “Solo me quedaban dos opciones, guardar el guión en un cajón o hacerla. Y decidí seguir adelante, prescindiendo de muchas cosas y quedándome con las esenciales“. Un mantra que suelo repetir en las charlas a las que incomprensiblemente me llaman es este mismo. Vivimos en una era en la que esperar a la publicidad o a las subvenciones, por no hablar del gran entretenimiento, es perder el tiempo. O errar el tiro. O no querer ser creador. Pero el conflicto interior entre el pasado y el futuro aflora en las mentes formadas en el mundo que – creemos – se desvanece: “No es mi vocación hacer cine así, pero lo que tampoco es mi vocación es la queja y la inactividad“. El salto mortal que resta es comprender que lo irreversible es que el problema ya no es producir, sino construir audiencias. Los sistemas de apoyo a la creación y la producción se centran en incentivar que se produzca, incluso muchas buenas intenciones públicas buscan que haya medios de producción (platós, servicios de postproducción) en vez de dotar de medios para construir audiencias: si hay una audiencia, habrá un modelo de negocio y si hay modelo de negocio, aparecen los medios. Las declaraciones de Trueba sugieren que continuamos buscando – desde la perspectiva más estricta de la autoría – que otros nos resuelvan la creación de la audiencia cuando la audiencia que trabajan (para su nivel de riesgo y costes) es otra. Pase lo que pase con su interesante proyecto. Las propuestas de los pioneros del transmedia del mundo indie, insisten en no esperar: en construir piezas asequibles en coste mientras trabajas en la red el desarrollo de tu público, con productos que no son cine y que ni siquiera son ya propuestas audiovisuales, sino la creación de universos de contenido que entrañan multinarraciones en formatos múltiples. Trueba tiene la letra (“no dejes de hacerlo si crees en ello“) pero, a falta de una pregunta adecuada del entrevistador o una reflexión en otro espacio (vaya, no es culpa de uno ni de otro, seguramente no es el tema de la entrevista), nos dejamos la música: lo que hace la red es empoderar, proporcionarte un camino para buscar tu audiencia y relacionarte con ella. Ganar dinero es otro asunto, la cuestión es poder intentarlo: en el espacio en el que la distribución de tu producto pertenece o está controlado por otro, no son tus decisiones, son las de otros. Con modestia seguramente, pues casi nadie tiene capital para otra cosa, la red te permite tomar esas decisiones y ser, caramba, autor sin esperar a ser ungido por el intermediario.