En 2009 yo escribía lo siguiente: “No basta con la red: hay que terminar con el uso privilegiado del espectro por organizaciones que juegan con ventaja en el mercado en cuanto las redes sean ubicuas. Lo poco que no llegue, satélite. Y dejar el espectro para acceso en movilidad. Algún ingeniero sabrá diseñar esto. Es una cuestión de libertad y derechos civiles: ser libres para emitir, evitar gobiernos secuestrados por los intereses de los grupos de comunicación y disponer de grupos de comunicación que no tengan que secuestrar gobiernos para salvar sus cuentas de resultados. Se supone que su función en las democracias, es controlar a los gobiernos permitiendo que la opinión pública esté informada de modo independiente. Que no quiere decir que no sea partidista o partidaria, sino que no está sometida al interés del boletín oficial del estado. Y porque entonces, de verdad, será plural.” Referido por Enrique Dans, me someto a la lectura de una serie de extensas, complejas y fascinantes (sobre todo por lo implícito) recomendaciones y análisis sobre el futuro de la banda ancha en el Reino Unido realizadas por su Parlamento. Las citas decisivas están en sus apartados 141 a 143 e inequívocamente invitan (que no obligan) a dejar el uso del espectro para asegurar una red de alta capacidad facilitando las solución del problema de la última milla. Decía que el informe es fascinante de modo subyacente porque toma partido por un espacio abierto y destinado al uso civil (es decir, entendido como una autopista para todo el que quiera usarla) sin parecer en ningún momento político. De hecho el trabajo es condenadamente técnico, sofisticado y repleto de matices, pleno de argumentos en favor del fin de la brecha digital de personas y territorios. Quizá por ello, no se aborda la cuestión de fondo en lo que tiene que ver con el negocio audiovisual: la propuesta lo que implica es eliminar la escasez implícita en la regulación del espectro por un entorno donde, en la práctica, no hay límite de espacio. Y, si no hay límite de espacio, se acabó la excusa para regular la publicidad, los contenidos y, especialmente, el quién. Quién puede emitir y con qué potencial. Televisión y radio a la altura de lo que fue el papel o lo que es crear una página web. El informe es consciente del salto que suponen sus propuestas (no solo estas, todas) y la dificultad y el tiempo que requieren. Lo aclaran con el consabido nadie dijo que sea fácil, sino que es pertinente, dicho en mis propias palabras. Por cierto creo que los del cine, debieran pujar por este tipo de soluciones porque les abre muchas oportunidades, en vez de llorar por esquemas obsoletos, tengan la vida artificial que tengan. Y para terminar, darnos cuenta de que, efectivamente, hay espacios institucionales donde sí hay capacidad para el pensamiento radical. No es aquí, claro.
2 agosto, 2012 1:31 AM
1. Escrito por michael
3/Ago/2012 a las 2:03 AM
“…hay espacios institucionales donde sí hay capacidad para el pensamiento radical. No es aquí, claro.” Entre Martín y Dans, miles de sugerencias y soluciones, en sólo un par de años. ¿Cuándo ha habido un informe público, a este nivel, mínimamente parecido a este del Communications Committee del House of Lords, en el Congreso de los Diputados? No les falta ni el modelo, ni la fórmula, ni los recursos. Pero eso es otro capítulo…..
2. Pingback por Oficio con tinieblas « Pulsiones
9/Jun/2013 a las 11:22 AM
[…] que es su dinero. Lo que no quita que esas televisiones ostenten monopolios de licencias sin duda hoy día cuestionables, sobre todo el método con el que fueron obtenidas: es decir, que mezclando unos aspectos y otros, […]