Ari Emanuel dice en Abu Dabi que probablemente el diez por ciento de las películas que van a Cannes y Sundance contienen formas de crowdsourcing. Añade que “no hay sitio” al que no vayan a acudir con tal de ayudar a sus clientes (directores, actores…) y que “dependiendo del presupuesto”, las nuevas formas de producción son una opción. Ese tamaño de presupuesto lo cifra en un millón de dólares que, en términos de industria americana no es realmente gran cosa, pero no deja de ser un millón de dólares. Por si acaso, dice que en su agencia están haciendo pruebas. Para un servidor es un elemento más de cómo los cambios de lo digital y la lógica de las redes transforma la forma de producir, y que eso debe ser lo inexorable. Por el camino, claro, muchas palabras sobre el robo del contenido y todas esas cosas: para el sector de libertarios peligrosos, lo uno va unido a lo otro, porque forman parte común de cómo funcionan las cosas. Para el mundo tradicional, se trata de elegir qué parte de la tecnología emergente vale y cuál no vale y limitar su uso. El espectáculo consiste en ver quién termina teniendo razón, palabra que resulta algo imperpecta pero que se entiende.