Una de las leyes más esperadas y que no llegan nunca es la relacionada con el mecenazgo: digamos que el sentimiento de quiénes tienen interés en ello se inclina por pensar que la hacienda española no va a fomentar ahora reducciones de impuestos por esta vía y seguramente ninguna otra. Hoy aparece publicada una encuesta que sostiene que el 37% de los españoles estarían dispuestos a rascarse el bolsillo y donar a la ciencia. Para el diario que lo publica la visión es pesimista: sólo el 37. A mi me parece un montón de gente. Pero la encuesta dice que hay otro veinte que no lo haría por falta de posibilidades, lo que vendría a decir que puede haber una cantidad que sí pudieran afrontar y tendríamos muchos más. Después podría resultar que esto es como los documentales: que si preguntas qué es lo que más se ve no hay fulano que no se muestre culto, pero si consultas las audiencias reales (o las mediciones de ellas que se presetan como reales) nadie los ve. Hace casi un año, no obstante, Josep Baselga anunciaba en la prensa que sería el mecenazgo lo que salvaría la ciencia en esto que se conoce como España. Si ponemos la palabra donación con fenómenos propios de la sociedad red (es decir, cooperación en redes, cocreación de contenidos y proyectos) pareciera que el destino se confabula para dignificar e institucionalizar los mecanimos legales y técnicos para hacer de la donación masiva en todo tipo de cantidades una nueva forma de mercado con entidad como para desenvolverse en él. La propia constatación de que el estado no puede con todo (y uno cree que eso va más allá de lo que pase con esta crisis madre de todas las crisis) y de que los sistemas de financiación clásicos no pueden llegar a multitud de actividades por sus propias exigencias, debiera hacer el resto.
1. Escrito por michael
28/Oct/2012 a las 5:31 PM
Es un querer y no querer. Si permiten el mecenazgo, pierden el control. Así que ni continuación de lo anterior, ni desarrollo de lo nuevo. No ocurre nada, pero esa “nada” la tienen controlá…..
2. Escrito por Iago
28/Oct/2012 a las 10:24 PM
Esta tarde, pensando mientras ruteaba en bici (se piensa mucho así), le iba dando yo vueltas a este tema antes de llegar a este post. Básicamente la cosa giraba en torno a la capacidad que se ha tenido en España históricamente para derivar producción de contenidos de relleno a todo lo que no se podía comprar empaquetado a otros paises. Recuerdo ver hace años en Odisea una serie sobre trabajos basura que fácilmente habría cuadrado aquí en una generalista, pero estos casos nunca se llegaron a dar. Del mismo modo en España nunca se dio la producción de telefilms (eso de tvmovies me sigue sonando raro), algo que asimilábamos bien llegando de EEUU pero que aquí parecía escaparse a los deseos de la industria y del propio starsystem. Curiosamente en España se reconocía a las estrellas de estas producciones por llegar de antiguas series de consumo masivo, pero aquí jamas se llegaron a dignificar lo suficiente los contenidos televisivos, y supongo que eso es una lacra que vamos a arrastrar por mucho tiempo. Ahora las teles parecen estar más contentas buscando un pepinazo al estilo de Celda 211 o Lo Imposible que apostando por un sistema de producción a bajo coste de ficción, y ya vemos que será muy complicado que se llegue a un tratamiento de las series similar al del otro lado del charco (y esto sobre todo lo digo por conocer a gente que trabaja en el entorno y las pautas que tienen que seguir).
Todo esto me venía pensando en lo que están haciendo ahora desde el extrarradio de lo cinematográfico, con un caso como el de Summertime, que en breve hasta tendrá estreno en el Artistic Metropol. Esta peli, que costo cuatro duros, no tendría que estar tan alejada de la capacidad de inversión de una tele, y contribuiría a que se fuera creando una dinámica de creación y consumo que no hiciera indispensable un retorno enorme de dinero para justificar su existencia. Al llegar me leí el articulo de Gregorio Belinchón sobre la introducción de marcas para poder financiar proyectos, y finalmente este post atacando desde algo que en teoría no tiene nada que ver.
La sensación es la de que se intenta defender la existencia de lo que no se valora. Escenificar esto desde la investigación científica es incluso más ilustrativo que pretender hacerlo desde ámbitos artísticos, sobre todo porque a buena parte del público no le gusta pensar en ese tipo de etiquetas cuando se habla de lo cultural (de hecho “lo cultural” tampoco suele gustar). En el caso de la ciencia habría que pensar en qué sucederá el día en que se sufran los atrasos pertinentes por no haber apostado en su momento, sea desde las instituciones o desde el apoyo popular, y refiriéndonos a algo tan contundente (pensemos en cosas tan obvias como pudiera ser el mercado de las nuevas energías) resulta mucho más sencillo que en un futuro se perciba la pérdida al ver encarecidos los gastos por tener que pagar contrataciones externas o por tener que hacer frente a patentes. Y el caso es que a estas alturas probablemente nadie quiere pensar en términos de proximidad cronológica, lo que comúnmente llamaríamos falta de estrategia.
Retomando el discurso hacia lo cultural? Pues no sé, no tengo ni idea. En realidad sigo viendo el fallo en la propia industria. Bueno, lo veo y también lo sufro, claro, porque lo peor es que desde dentro es fácil apreciar fallas en los caminos que mantienen desde arriba como si caminaran con las orejeras puestas.
3. Escrito por Gonzalo Martín
28/Oct/2012 a las 11:13 PM
¿Y si habláramos de que se juntan – en España – el hambre con las ganas de comer? Quiero decir que el conservadurismo del sistema es como cualquier otro en Carpetovetonia: salirse del tiesto y ser “raro” o para menos que la mayoría produce desazón existencial y eso conduce al desprecio por cualquier atisbo de diferencia. Si a eso se le une la dificultad técnica por la diferencia de mercado, el problema es de los buenos. No obstante, pienso que la autoflagelación local en forma de pared de ladrillo que se cae encima se resuelve dejando de hablar de ello y yendo y haciéndolo. Como habéis hecho con Máscaras.
4. Escrito por Isabel
29/Oct/2012 a las 8:35 AM
En la jornada que tuvimos aquí recientemente, organizada por Agapi, decía tu amigo Juan Carlos Tous: “no se puede esperar a tener financiación, hay que ponerse a hacerlo y enseñarlo”. Él apuesta por la técnica PH (a puro huevo), vamos, que hay que seguir teniendo en cuenta donde se sitúa el centro de gravedad.
La encuesta me da dolor de estómago, pero me ocurre con casi todas. Preguntas mal enfocadas, o inexistentes, y datos porcentualizados que no permiten entender y apenas son relacionables. Y falta el concepto de inversión, claro, supongo que es más importante que la ciudadanía no lo asuma para que se siga contentando con donaciones de muchos millones de euros a la beneficencia en vez de a la benefi-Ciencia. Va a seguir haciendo falta esfuerzo para explicar la diferencia entre inversión y limosna. Sobre todo cuando el tema corre el “serio” peligro de ser etiquetada como “causa”. Pero nada, seguiremos… aunque sea a PH.
5. Escrito por Gonzalo Martín
29/Oct/2012 a las 10:07 AM
Bueno, ya sabes que las encuestas se hacen para que salga lo que yo quiero. Pero, aceptemos pulpo como animal de compañía. De ahí mi reflexión de que luego pase lo que pasa con lo que la gente dice que le mola y lo que realmente hace.