El juego habitual de seguir la lectura de enlaces me devuelve a la ya famosa carta que Kim Dotcom remitió a Hollywood. Al releerla no me canso de pensar no sólo en lo sutilmente prepotente que es, sino en la extremada inteligencia del tipo que está detrás de esto. Lo haya escrito él o no. ¿Recuerdan a Ruiz Mateos cuando era un héroe popular vestido de superman y golpeando los rostros del establishment cual nuevo Robin Hood? Consiguió que nadie le olvidara presionando a jueces y gobiernos y se ganó la simpatía popular. Una vez ganó su causa, desapareció su fantochismo y se fue, como era de esperar, a hacer negocios como los hizo toda la vida: con oscuridad y desprecio a las normas. Dotcom ha creado vídeos, fotografías y grandes frases que escupe desde twitter a diario. Emplea extraordinarios argumentos en defensa de la protección del acceso a los datos personales, a la encriptación, diseña un esquema para el nuevo Mega con demoledoras características distribuidas y es capaz de poner en evidencia cualquiera de los casi siempre peligrosos argumentos (y peligrosas mentiras) del lobby de la propiedad intelectual y el gobierno que mejor le representa. Además del fracaso jurídico en que se está convirtiendo su persecución, conviene recordar que en un hábil ejercicio de framing fue televisada su redada junto a una presentación denigratoria que toda la independiente, profesional y justísima prensa, radio y televisión del Movimiento se tragó: la de un riquísimo gordo (¿está prohibido ser gordo?) de vida extravagante (y, por tanto, moralmente condenable) con un uso obsceno de su dinero (¿puede cada uno hacer con su dinero lo que quiere?) que robaba a los pobrecitos autores. Hoy sabemos que va a poder demandar a su gobierno por su detención y el registro de su casa, una historia de abuso – ésta sí – que por supuesto no interesa en ninguna primera página, sólo en los canales de los friquis libertarios. No es nuevo este desequilibrio de argumentos (pasa de toda la vida) pero parece que es el signo de los tiempos que no se pueda parar el relato alternativo. Kim Dotcom puede ser un Robin Hood real o un hábil tratante de mercancías robadas, pero eso seguramente dará igual si el resultado es un almacenamiento encriptado y ubicuo en la red. Yo sigo teniendo acceso a Pirate Bay y no he podido ver la quinta temporada de Californication más que allí.