Las crónicas periodísticas sobre el conflicto sindical en Telemadrid tienen algo de bohemio: parecieran la transformación matématica de la realidad a través de la estética deformada del mismísimo Max Estrella. La cuestión sería ¿ha pasado realmente algo porque no se haya visto Telemadrid tantos y tantos días?. Me temo que nada. ¿Han percibido los mismos huelguistas, con todo el respeto a sus puntos de vista, cómo su ausencia no ha significado nada y, por tanto, queda en evidencia el propio sentido de su presencia y existencia?. En su patetismo – el ayuntamiento de Madrid ya cerró la suya – aparece de modo descarnado el conflicto inevitable entre costes y notoriedad de las televisiones públicas. A este conflicto (que un servidor denomina “paradoja de la televisión pública“) le ha echado algunas cuentas el profesor Andrés Betancor (gracias, José Miguel): «el gasto público presupuestado en atención a la dependencia en España ascendió gradualmente desde los 3.809 millones de euros en 2007 hasta los 8.004 millones de euros en 2011. Esto significa que el gasto en televisiones representa casi un tercio del gasto en dependencia». Este juego de usos alternativos del dinero recaudado – y se protesta por el también madrileñísimo y catalanísimo euro por receta – podría hacerse con cualquiera de esos gastos fundamentales a los que tanta gente aspira pero sobre los que no se pregunta nunca, nunca, al que paga los impuestos. Telemadrid y la televisión pública española en general se merece un buen paseo por el Callejón del Gato. No, esta pregunta tampoco se verá en los telediarios de Telemadrid. Ni en los de las demás.
13 enero, 2013 9:14 AM
1. Escrito por Jose Alcántara
13/Ene/2013 a las 11:23 AM
Se ponen en huelga y la ausencia de consecuencias demuestra que, efectivamente, el público no la está necesitando.
Y luego podemos ponernos finos: no hicieron ni un fundido en negro, ni una huelga, durante los años en que les decían qué noticias sacar y qué noticias no sacar en el telediario… se ponen dignos porque son la tele pública, pero no hicieron su labor cuando tuvieron la ocasión…
2. Escrito por Gonzalo Martín
13/Ene/2013 a las 11:48 AM
Yo creo que sobre todo se ponen dignos porque hicieron una oposición: trabaja una vez y cobra toda tu vida (¿a que me recuerda eso, por cierto?). Súmesele que la propia oposición y su plaza en el BOE confiere la fuerza para negarse a cambiar, a flexibilizar su compensación y a cuestionar su necesidad. Sí, son víctimas, pero no de lo que piensan, el terrible azote neoliberal-pepero-cutre (aunque lo sea). Son víctimas de creerse que su sistema de incentivos era bueno y, sobre todo, moralmente legítimo.
3. Escrito por Juanma Morer
13/Ene/2013 a las 8:44 PM
Más allá del debate de si las televisiones públicas son necesarias o no y de el legítimo derecho al pataleo, a este paso el único que vamos a tener, de sus trabajadores. Más allá de esto ¿no pensais que hay algo más?. ¿Que una vez más el amiguismo politiquero está haciendo de las suyas? Saneamos la tv con dinero público, osea, de todos, y luego se la casi regalamos a algún amiguito bien limpita de posibles elementos perturbadores en defensa de empleos dignos dentro de una tv ya privatizada. ¿No podríamos pensar que quizás, y digo quizás, una tv pública bien gestionada y de un tamaño razonable, puede ser viable y hasta rentable? ¿Lo único que importa siempre es el dinero? ¿Si la educación es cara pero a la larga es rentable ¿No podría la tv pública contribuir en aspectos educativos y de valores universales, que no ideológicos, y así, ser socialmente rentable? No hablo de adoctrinamiento por supuesto, pero creo que la tv a parte de entretener, puede hacer algo más.
4. Escrito por Gonzalo Martín
13/Ene/2013 a las 10:57 PM
Desconozco si se la van a dar a un amigo. No es descartable y, conociendo a los actores, claramente probable. Pero eso será otro problema político: si para deshacerse de algo que no tiene sentido en manos de los que gestionan el pago de impuestos se hace otra barbaridad: subástese la licencia al mejor postor.
Una televisión pública rentable es, literalmente, imposible si no capta dinero del mercado: y eso es competencia desleal. Una televisión pública siempre podrá tolerar pérdidas, bien para siempre (como ha sido desde hace décadas) o durante mucho más tiempo que una privada. Competiría por publicidad o subscripiones: no hay nada gratis en este mundo. Y si otros se juegan el dinero de los particulares (las grandes privadas cotizan generalmente en bolsa, cualquiera puede ser su dueño) parece lógico que su riesgo no tenga que competir contra cartas marcadas: es el caso conocido de las motos y RTVE, las privadas lo pagaban, pero pujaron más… para mantener audiencia. Los ciudadanos pagaron algo que podían obtener sin coste de impuestos.
La cuestión de los contenidos educativos y valores universales (¿no ideológicos? ¿de verdad los valores no son ideológicos? ¿quién lo garantiza? ¿por qué debe decidirlo una élite reducida de personas designadas a dedo) nos lleva a otras preguntas: ¿para que existan tiene que haber una televisión pública? ¿no los brinda ya la sociedad por sí misma? ¿no son mejores otros mecanismos de financiación que construir una entidad rígida con una plantilla rígida – y que gana más en promedio que el sector privado – que gana su plaza una vez y tiene su vida garantizada frente al mundo exterior? Un debate sobre igualdad que rara vez se produce.
En definitiva, las llamadas a esos contenidos que debería demostrarse que el mercado (es decir, la sociedad civil) no provee no pueden mirarse con soluciones técnicas y jurídicas del siglo XX: la mera contemplación de la reducción de notoriedad hasta niveles injustificables para su coste junto con los usos alternativos (es sanidad, es educación, es infraestructura) reclaman otras soluciones. Pero los políticos quieren televisiones para conservar y ampliar su poder.
La tecnología y los modos de producción han cambiado. Los contenidos educativos están por doquier: en consolas, ipads, libros, libros electrónicos, vídeo en la red y con herramientas superdemocratizadas que, simplemente, han eliminado la barrera de entrada para producirlos y consumirlos. La “rentabilidad social” es más amplia: que haya más gente con capacidad de intentar proveer esta demanda también lo es. En todo caso, a mi me basta dar una vuelta por cualquier librería, tienda de DVD’s y, cómo no, Youtube para ver que existen: ni te imaginas la de profesores que ponen sus clases en la red.
5. Escrito por Guillermo Ferrón
14/Ene/2013 a las 2:56 PM
Los funcionarios han de trabajar a diario, cumplir un horario, responder ante superiores. Igual que cualquier trabajador. ¿Es más difícil despedirlos? Cierto. Aún así, asegurar que por ese motivo los funcionarios NO TRABAJAN es simple y llanamente una mentira.
6. Escrito por Gonzalo Martín
14/Ene/2013 a las 3:49 PM
Gracias por dar su opinión, pero agradeceré que mantenga las formas.
Lo cierto y verdadero es que el funcionario público con oposición tiene un privilegio con respecto al resto de trabajadores: es o ha sido prácticamente imposible despedirlos.
Esto no le ocurre al sector privado. Cuando un servicio público deja de tener sentido, resulta que los que pagamos su sueldo debemos mantener sus puestos de trabajo garantizados.
No me parece que se envidia, se trata de un problema de organización social.
Le ruego, además, que entienda que “trabaja una vez” se refiere a que, por mucho que queramos, la única verdadera prueba de desempeño se da en el momento de ganar la plaza. El resto está sometido a mayor o menor ética personal, que no dudo de que es mayoritariamente responsable.
Pero para que vea los efectos de la diferencia entre unos y otros trabajadores, nada como la medida de absentismo laboral. No parece que debiera ser distinta a la del sector privado, pero lo es.
7. Escrito por Guillermo Ferrón
14/Ene/2013 a las 7:09 PM
Le pido disculpas por lo exaltado de mi comentario anterior.
Reconozco, además, que lleva parte de razón. El absentismo es mayor en funcionarios que en trabajadores del sector privado. Probablemente sea debido a la sensación de impunidad que favorece al empleado aprovechado (perfil de empleado que también abunda en la privada).
Sin embargo ¿hasta que punto la poca eficiencia de la empresa pública es culpa de los trabajadores, y no de los que la gestionan? ¿No existen formas de incentivar más eficientes que el continuo miedo al despido -trabajo en el sector privado y por obra, se lo que me digo-?
Permítame que le cuente un ejemplo relacionado con TeleMadrid:
Hace unos años fui contratado por una productora audiovisual que hacía refuerzos para TeleMadrid. Refuerzo significa que cuando el equipo humano no da abasto se sub-contratan equipos extra, en este caso operador y auxiliar de cámara (más material) para que cubran determinadas noticias para el informativo. Cual fue mi sorpresa al descubrir que nos contrataban pese a que equipos de trabajadores de TeleMadrid se quedaban en el estudio sin que les mandaran cubrir ninguna noticia. Cuando pregunté porqué nos subcontrataban a nosotros cuando tenían a dos personas (como mínimo) muertas de risa en el estudio, me respondieron que era porque ellos cobraban muy caras las horas extraordinarias.
Bien, trabajé con ellos una veintena de veces y JAMÁS estuve ni medio cerca de pasarme de horas. Todas las noticias que grabamos las podrían haber hecho perfectamente los trabajadores con plaza fija de TeleMadrid.
Sirva el anterior como ejemplo de una mala gestión, diría incluso intencionada, de la que los trabajadores no son responsables, pero sí sufren las consecuencias.
8. Escrito por Gonzalo Martín
14/Ene/2013 a las 7:32 PM
No se preocupe, gracias por contribuir.
Lo que me cuenta es, con toda probabilidad cierto. Quisiera decir que mis comentarios no son un intento de culpabilizar a quienes, con toda la lógica del mundo, buscan su sustento a través de un sistema que es perfectamente legal. Lo que queremos decir es que genera incentivos inadecuados.
Aquí por incentivo entendemos las cosas que el sistema refuerza y favorece y las que hace poco compensatorias: es de una racionalidad extrema para un individuo elegir una opción que le garantiza renta de por vida. Es cuestionable socialmente que eso sea un modelo equitativo y generalizable en el largo plazo, mucho más cuando ha tendido a crecer y genera una rigidez extrema cuando los ciclos de la economía bajan o, simplemente, el espacio que cubrían está siendo cubierto por otros.
La mala gestión de quienes toman las decisiones también están contaminadas o provienen de los vicios del mismo modelo: no tienen que dar cuentas más que a… otro político cuya perspectiva es la reelección en un sistema, además, de listas cerradas. Es decir, su incentivo es dejar contento a quien le nombra y no a la cuenta de resultados. Incluso, incentiva contrataciones irracionales o directamente corruptas al no tener que responder del resultado: quien se somete a la competencia de verdad, no puede contratar ni gastar sin resultado.
Lo uno por lo otro junto a la herencia que proviene de un sistema tecnológico y legal que generaba una escasez enorme de oferta audiovisual ha creado el “monstruo” de la televisión pública española. La tecnología ha cambiado y sigue transformando la forma de consumir ocio y cultura, y eso deja atrapados a trabajadores que, con esa buena fe y racionalidad que hemos comentado, han dedicado su vida a un sistema que les prometió algo que es probable que sea difícil que vuelva a suceder.
9. Escrito por Juanma Morer
14/Ene/2013 a las 9:18 PM
Estoy de acuerdo en lo que dices sobre que hay infinidad de medios para informarse, ilustrarse y divertirse. Probablemente, en poco tiempo estas maneras de consumir educación, noticias y diversión, estarán muy generalizadas pero, creo que todavia la tv manda en un porcentaje muy alto de los hogares de este pais.
Yo si creo que hay valores transversale para toda lo sociedad que se pueden reforzar. Por ejemplo, nadie o muy pocos, dirán que un atraco a mano armada es malo, ocurre y si se les pilla se les juzga. No me refiero a conceptos políticos, pero la tolerancia, el respeto, la solidaridad, la cooperación, la libertad, en fin, los valores que se recogen en la carta fundacional de los derechos humanos, no deberían tener color político, es humanismo.
En cuanto a los privilegios de los funcionarios, si es cierto que existen pero no creo que porque en el sector privado cada vez el trabajo es más precario y peor remunerado, pidamos que los funcionarios estén igual de “jodidos”, con perdón, preferiria que todos los trabajadores se merecieran un trabajo en unas mínimas condiciones de dignidad, privados y públicos. Los sueldos bajos y la precariedad, también llevan a una baja productividad. Pero este es otro debate.
Saludos
10. Escrito por Juanma Morer
14/Ene/2013 a las 9:23 PM
Perdón, supongo que os habeis dado cuenta cuando pongo el ejemplo del atraco que deberia decir; nadie o muy pocos, dirán que un atraco a mano armada “NO” es malo.
11. Escrito por Gonzalo Martín
15/Ene/2013 a las 5:42 AM
Dime donde termina “reforzar” y dónde empieza “propaganda”.
Este tipo de argumentos están basados en una realidad donde el consumo de medios es masivo, simultáneo, homogéneo y paternal. Por ejemplo, se han considerado valores transversales el que la tele no sacara gente desnuda. O no se dijeran tacos. En la televisión en abierto americana, se sigue considerando – “pública” o privada – como algo exigible transversalmente. Pero, en el cable, al ser restringido, el desnudo artístico (je) aparece por doquier. O madres junkies que encima están orgullosas de serlo. Valores mutantes: lo transgresor siempre ofende, el desnudo ya no ofende. Así que pensar que la tele de los gobiernos es inútil y que la gente que la hace debe pensar en ganarse la vida de otra manera, ofende, porque siempre alguien quiere salvar una patria tratando de ganar las elecciones con ella. Aunque la realidad demuestre que ni eso cuela ya.
Pero lo que está sucede es que progresivamente el “todavía mucha gente” se deshace lentamente como lágrimas en la lluvia, que nos gusta decir a los cibermilitantes. Cada grupo de interés está creando sus medios y expresiones sin posibilidad y tantas veces sin aspiración masiva.
Sobre si los funcionarios están jodidos, más allá de lo jodida que es una vida donde el maná no cae del cielo, hay otro dato para mi concluyente: en el sector público se gana más y los sueldos han subido en tiempos de crisis además de incrementar el número de empleos. Y son los segundos los que pagan el sueldo de los primeros.
En el caso de las televisiones es, todavía, más rotundo (está en los informes de uteca, que son parte pero son datos poco rebatibles porque parten de información de bolsa y de presupuestos generales del estado): no solo gana más el público sino que tienen las plantillas infladas para numero de horas de producción similares.
En fin. Yo creo que como los animales de la granja de Orwell, hay unos más jodidos que otros: un empleo público ostenta, de modo general, un privilegio en sueldo medio y en seguridad que no tiene el privado. Y, sin embargo, los fondos para sostenerlo proceden del privado que, con más riesgo, tiene menos retorno desafiando la lógica económica más elemental. Siempre se ha justificado por la abundancia de cuadros cualificados (médicos, maestros, inspectores…), pero eso en mi opinión es todavía para pensar más: una economía que atrae a las personas que más se forman a vivir del estado en vez de a generar nueva riqueza. Algo no cuadra.
12. Escrito por Juanma Morer
15/Ene/2013 a las 10:19 AM
El decir tacos o que salgan desnudos, no me parece que tenga nada que ver con lo que yo expongo y, en todo caso, ya se dicen o se ven en las películas. Yo si creo que podrían contribuir a cierta cohesión social. Utópico si quieres, pero solo hace 100 años nadie se planteaba que todos los niños tienen que ir al colegio por ejemplo. Es que por la misma regla de tres, suprimamos la educación y las leyes, todas, porque quien decide que matar, violar o robar es malo. Está claro que para conseguir cierto orden social se han tenido que reforzar ciertos valores humanos, junto con otras cosas, y nos ha llevado podríamos decir, ha cierta paz social al menos en Europa y algún otro pais.
Respecto a los funcionarios, el artículo d El Pais, habla de que los salarios son más altos, no de que hayan subido más, el otro articulo si habla de una subida media superior. Pero hay otras formas de verlo, por ejemplo como eb esta página http://www.ciencia-explicada.com/2012/06/la-perdida-del-poder-adquisitivo-de-los.html. O aqí, que habla de los salarios en general. Otras fuentes hablan de que han pérdido un 23% de su salario anual.
En cuanto a la abundancia de cuadros cualificados, pues menos mal, sino tendríamos médicos ineptos, profesores tontos, etc…No todo se debe medir con dinero, es algo de lo que discreparé siempre. Eso no quita que tenga que estar bien gestionado y no ser un pozoi sin fondo, pero no me parece que se tenga que ganar dinero con la salud u otras cosas.
En definitiva, mientras no exista una atomización de las grandes corporaciones, creo que tiene que existir lo público aunque como bien dices, hay cosas prescindibles y que evolucionan y tienen que cambiar, por ejemplo es obvio que con internet, no hacen falta tantos carteros y que las tv públicas, se tendrán que reinventar,
13. Escrito por Juanma Morer
15/Ene/2013 a las 10:22 AM
El otro link sobre los salarios de España en general.
http://www.agarzon.net/evolucion-de-los-salarios-en-espana-1978-2010/
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