Bruno Teixidor aseguró que cumplía con una apuesta cuando anunció que se sentía obligado a citar una frase de Star Wars: “Han tenido que morir muchos espías Bozan para que podáis ver esta película”. La elección era especialmente brillante: personajes que se mencionan una sola vez en la saga y que nunca han aparecido en pantalla ni vuelven a ser citados, el perfecto ejemplo de lo minúsculo e ignorado, pero que son quienes han tenido que morir para disponer de los planos que permiten terminar con la Estrella de la Muerte.
De repente, me vino a la memoria una noche con Nicolás Alcalá en San Sebastián a puntito de empezar el festival. Apareció casi sin poder hablar del dolor de las magulladuras que se veían en su cara, seguramante sus brazos y sus piernas, con el semblante más triste que le recuerdo, todo por un accidente de bicicleta. El desamparo y la soledad frente al mundo que emanaba esa noche es casi la mejor representación de todo lo que ha sido la saga de El Cosmonauta: los espías Bozan han tenido la suerte de entregar sus planos a unos tipos con una resistencia extraordinaria, una voluntad y una firmeza que no son frecuentes. No, la tarde en que llamaron pidiendo ayuda porque salían para rodar a Letonia y se habían quedado sin el dinero de su coproductor con los billetes comprados y la película en juego no tenían tristeza en la cara, tenían el pánico que debía tener Ulises antes de atarse frente a las sirenas: a vida o muerte, el viento de los Bozan donando y donando sin parar llevaron al barco de regreso a Ítaca.
En un entorno lacrimógeno, pedigüeño, endogámico y tantas veces conservador hasta la extenuación como es del denominado cine español, que unos chicos de veinte y nada de años decidieran hacer lo que aparentemente es (y era) una locura y poner en marcha un proyecto desde las ideas más contemporáneas que impulsaba la revolución digital y llevarlo a cabo es un hito y un punto de giro, aunque ahora muchos lo miren únicamente desde la simpatía hacia unos jovenes heroicos que tienen una película poco rentable: un día Nico regresó de Argentina con unos folios sobre licencias creative commons, crowdfunding y narraciones transmediáticas y le sorbió el seso a sus amigos Bruno y Carola. El resto, como se dice, es historia.
Ayer se vió en un cine una película que tiene un montón de piezas más en internet que sirven para contextualizar lo que se ve y añadirle magia visual. En pocos días, el lanzamiento será simultáneo por todas las pantallas. Pero, sobre todo, ayer, después de tanto tiempo, se juntaron las oleadas de fans del principio y que en parte les habían perdido la vista junto a los que se fueron sumando a pesar de las crisis de reputación, los desastres y los contratiempos y que se reunieron mostrando que un esfuerzo que fue casi siempre militante fuera posible: queremos productos para nosotros, venían a decir esos fans, que se consuman como queremos y con gente que nos cae bien. Los manuales de marketing no podrán encontrar muchos ejemplos mejores de comunidades comprometidas con su marca.
Y de la película ¿qué?. Uno cree que hay mucha gente que estaba esperando que saliera una mala película para deslegitimar el proceso de hacerlo. Si hay gente que piensa así, deberán decepcionarse: Nico ha rodado su particular universo de fascinación por Stanislav Lem, Joan Fontcuberta y la Poética para Cosmonautas. Nos advirtió: la amaréis o la odiaréis. Yo soy de los que la ama y la va a amar. Pero, si se odia, merece la pena darse cuenta de que imponerle de partida el nivel estético y artístico más alto que se pueda pedir como yo creo que se ha hecho, ya es un éxito en si mismo por mucho que se odie, decepcione o no se comparta el interés: al experimento más descabellado se le pidió que estuviera a la altura de Tarkovsky, Terrence Malick o Kubrick, por decir unos nombres que pongo yo. No, no podía salir banal. Se es más relajado para cualquier proyecto que salga desde esquemas convencionales.
Carola no ha hundido un barco, pero ha mandado – y traído – un cohete a la luna. Bruno, al final, comprobó que tenía amigos Bozan y le pusieron el dinero. Nico ahora pensará que “al comienzo, era infinitamente sencillo”.
1. Escrito por abc
15/May/2013 a las 5:33 PM
gran merito, si señor, el de juntar decenas de miles de euros para gastarlos en musicas, etalonajes y efectos especiales. porque en lo otro veo mas bien poco.
2. Escrito por Jose
15/May/2013 a las 6:10 PM
Y qué apropiadas esas «carcajadas en el cosmos» que incluye la poética.
Está usted de una épica desatadísima e igualmente poética, advierto. Pero está bien, hay motivos 🙂
3. Escrito por Gonzalo Martín
15/May/2013 a las 8:10 PM
Para un rato que me siento a escribir… mejor épico-festivo.
4. Escrito por Gonzalo Martín
15/May/2013 a las 8:24 PM
Un dato interensante, querido amigo, es que salvo error u omisión de servidor, ni uno solo de los grandes nombres del cine español aparece en la lista de donantes. Ni uno. Curiosamente, los dos principales representantes de FAPAE sí. No sé qué quiere decir, si quiere decir algo. Pero me extrañaría que no fuera también simbólico.
5. Escrito por abc
15/May/2013 a las 8:48 PM
ICAA no es un gran nombre del cine español?
6. Escrito por Gonzalo Martín
15/May/2013 a las 9:47 PM
ICAA es una institución y no es donante del proyecto: figura en créditos porque existe una pequeña subvención al proyecto multimedia. Fue un momento del proceso en el que debatieron y publicaron el debate sobre si tenían que solicitar ese dinero. Las razones por las que lo hicieron, lo puedes encontrar en su blog. Gracias por dar tus opiniones, pero espero que la gente que debate aquí lo haga sin ocultarse tras URL’s y correos anónimos. En esos casos, incremento mi celo por el valor de las aportaciones y el tono a la discusión. Desgraciadamente (lo voy a subsanar) no he publicado aquí mi política de moderación, pero sigo los mismos criterios que en este otro blog que también mantengo. Como verás son bastante personales y creo que se comprende la filosofía.Agradezco tu comprensión. Gracias de nuevo.
7. Escrito por Luis Miguel Barral
15/May/2013 a las 9:48 PM
Emocionante post Gonzalo. Respira poética y diría que una dosis de acupuntura pues tocas -permíteme decirlo- un asunto que me lleva a la pregunta ¿ha descubierto El Cosmonauta el punto “G”, el de la Gratitud entre creadores y fans?
Un abrazo!
8. Escrito por Gonzalo Martín
15/May/2013 a las 9:53 PM
Gracias. Compleja pregunta. No sé si tengo una respuesta para eso. En todo caso, han pasado por todo en las relaciones con sus fans, incluso por errores y crisis de reputación que demuestran lo complejo que es mantener la calma muchas veces y gestionar la relación en espacios abiertos hoy día. Por lo que han pasado no es nada diferente que por lo que pasan grandes marcas. Sí es diferente su compromiso con la gente que les apoya. Viven de ello y de poco más. En el fondo, todo esto no difiera nada de los valores que imperaban y se defendían al respecto de las relaciones entre empresas y clientes en el principio de lo que luego se llamó dos-punto-cero, ese término tan desgastado. La esencia se puede discutir sobre la base del famoso Manifiesto Cluetrain.
9. Pingback por Bocados de Actualidad (165º) | Versvs
26/May/2013 a las 10:14 AM
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10. Escrito por Jaime_estevez
26/May/2013 a las 2:42 PM
Vibrante 🙂
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16/Jun/2013 a las 9:18 AM
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