Hace pocos días recordábamos el fracaso de Aute como explorador del futuro: la música, que no iba a existir, existe.

Mientras los sospechosos habituales nos regocijábamos, alguien recordó que no sólo era el aniversario del fracaso del Aute profeta, sino que se cumplen también treinta años desde que El País tituló que “La Piratería acaba con la industria discográfica“. Spotify está ahí, saquen ustedes sus conclusiones. Y recuerden que en la fecha de autos – la de la predicción – internet no formaba parte de nuestras vidas.

Se puebla de nuevo la red de fuegos artificiales en honor de la última (temporalmente hablando) ofensiva policial, jurídica y represiva contra todo tipo de servidores con enlaces denominados ilegales y se repiten las palabras asociadas al bandolerismo, el robo y todas esas cosas que suelen asociarse a la vida cotidiana: copiar un archivvo.

Es tiempo de recordar que, tras cada fiesta celebrando una victoria casi definitiva contra el pirata (¿qué fué de Kim Dotcom?, ese monstruo comeniños) hemos vuelto a seguir discutiendo la nueva aparición de una nueva corriente de ilegalidad notoria. Como es tiempo de recordar que la marihuana, tan reprimida y atacada, está iniciando un proceso de legalización masiva. Como es tiempo de recordar lo sospchoso que es que los periódicos estén contra Google, los transportistas contra Uber y todo Hollywood y todo presunto creador en el desconcierto, contra Pirate Bay y que, visto todo junto, resulta especialmente sospechoso: el mundo antiguo peleando contra el nuevo. Sí, la tierra es redonda.

El siempre agudo y entrañable Cory Doctorow ha publicado con el irónico título “La Información no quiere ser libre” un breve manual de lo que un artista debe comprender y puede hacer para crear y gestionar su obra en la era digital y de las copias, legales e ilegales, masivas y ubicuas. Para los que llevamos muchos años mirando esto, no cuenta nada nuevo aunque lo cuenta muy bien. Pero como después de tanto tiempo tenemos que volver a explicarlo todo, se vuelve necesario para ver si tenemos debates con alguna a altura y dejamos de repetir los bodrios recurrentes. Deben leerlo todos los Torres Mora de este mundo y comentaristas de este blog de buena fe con los que hay que seguir discutiendo cosas que ya son muy del 2.000. Y es que los tiempos adelantan que es una barbaridad, pero lo que cuesta que se note.

Sí, volveremos a discutir de piratería a pesar de que hoy Pirate Bay esté caído y sus clones, en cambio, no.

 

P.D.: Una nota para mi amigo Eduardo: ¿entiendes ahora por qué no tenía sentido participar? Al final, bajo el nombre de innovación audiovisual lo que te están haciendo es hablar de cómo protegerse de la innovación para (tratar de) no innovar. Eso es poner en primer plano la piratería: la resistencia a hacer las cosas de otro modo. Y así no hay quien innove: se habla de hacer lo mismo por otro canal, y resulta que los innovadores eran los piratas.