James Cameron es la cabeza más visible de la oposición desde el mundo de los directores al lanzamiento de Home Premiere, el servicio de vídeo bajo demanda que, a los sesenta días y, se debe recordar, con permiso para controlar tu máquina doméstica por parte de la FCC, permite ver los nuevos estrenos de cine. Aunque muchas personas creen que el impacto será limitado, la esencia de la cuestión es la cabeza de puente introducida en el espacio de los exhibidores que se van a encontrar con competencia legítima en su período de explotación. En la carta que han publicado Cameron y otros muchos responsables de los grandes blockbusters (Guillermo del Toro, Robert Zemeckis…) se clama contra la imposibilidad de mantener el precio previsto hoy en el futuro, de no evitar la piratería sino de estimularla y, en definitiva, dañar irreversiblemente la estructura de financiación de las películas. Hay una frase en la carta de esas que seguro que serán calificadas de ser como una rana en una pecera de agua caliente: “The theatrical release window model has worked for years for everyone in the movie business”. The times they are-a-changin’, dirán otros: Come writers and critics / Who prophesize with your pen /And keep your eyes wide /The chance won’t come again. En fin, exhibidores y realizadores de referencia se han unido para lograr otra forma de lidiar con la cuestión del estrechamiento de ventanas.