Las motivaciones de las políticas estatales audiovisuales, cinematográficas y televisivas, se basan en la razón de estado. Defender la identidad, la propuesta de valores, el desarrollo de una industria local, etc. etc. Sin perjuicio de los muchos elementos falsos y propagandísticos que contienen estas cuestiones (es una tema clásico en este blog), lo cierto es que quienes diseñan políticas industriales se supone que deberían hacer un ejercicio de búsqueda de oportunidades para desarrollar una estrategia que cree un espacio de negocios viable y de crecimiento. También es habitual en esta página el que insistamos en por qué no hay un diseño de estado para abordar el mayor activo cultural del país (¿no dicen que es la lengua y la tradición?) a la vista del auge de lo que supone la población latina en EEUU y su demoledora influencia en el mercado cinematográfico y televisivo. Hace unos días el Wall Street Journal titulaba un artículo de manera que hace pensar que puede que la ventana de oportunidad haya pasado. O no. El título: “Hollywood aprende español al tiempo que los latinos acuden hacia los cines“. El texto constata la evolución de dos fenómenos: la incorporación de personajes y temática de la vida cotidiana norteamericana pasada por su población hispana y el modesto inicio de producción específica para ese segmento de población. Ya es algo más que tendencia. Algunos comentarios de próceres del cine local dan algo de risa en su pretenciosidad. Mientras, quienes se dicen responsables de la agenda pública, los políticos que piensan por nosotros, están discutiendo problemas tristes del pasado sin un solo viso de hacer cosas diferentes: puede verse en esta entrevista al señor Wert en la que el ministro queda mucho mejor de lo que intenta el periodista pero en la que, al final, ninguno de los dos termina de mirar al siglo XXI.
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Hollywood aprende español, aquí viendo cómo pasa el tiempo
Comentarios desactivados en Hollywood aprende español, aquí viendo cómo pasa el tiempoA los medios les ha interesado que la Casa Blanca diera su primera rueda de prensa en español. Siempre hay quien recuerda que no hay idioma oficial en los Estados Unidos y que el español – castellano, que decimos nosotros – es la segunda lengua del país y que crece en importancia. Pero pocos medios se detendrán en tomar nota que casi de modo simultáneo el Vicepresidente de ese país se planta en México y lo que visita es nada menos que la Basílica de la Virgen de Guadalupe. Biden, que nos dicen que es católico, ¿se hubiera tomado la misma molestia en año no electoral y teniendo una demografía como la que tiene en visitar al símbolo nacional de México? No es una mera visita, hace un gesto de devoción y eso no es cortesía únicamente. Cada Día de la Virgen las televisiones en español en EE.UU. se detienen para mostrar sin descanso la pasión por la guadalupana. Pongámoslo de otra manera: mientras hay prohombres del cine español que piensan que la industria española tiene mucho que decir ante ese escenario, la industria local está más bien a por uvas. Si, por el lado más industrial, lo que puede destacarse es Torrente o apaños como The Cold Light of The Day (a los que nadie debiera renunciar) y si, por el lado autoril, lo que más se les ocurre es llevar Pa Negre a los oscars, se puede deducir que no existe el más mínimo planteamiento estratégico, dominio o preocupación por beneficiarse de una circunstancia cultural para crearse un mercado, sea coproducción o sea ambición propia. Dicho esto a pesar de los paseítos a directores y productores para visitar Hollywood y echarse unos amigos latinos. Me permitirán que se argumente esto en cuanto que existe una política de estado al respecto. Oiga ¿y qué me dice de Chico y Rita? Hombre, no está mal y ha conseguido mucho. Pero más bien al azar y con un planteamiento desde el punto de vista de la marketability de la película en el mercado norteamericano poco trabajado. Me parece. Hay muchos más mexicanos que cubanos en EEUU y resulta que van un porrón al cine y son una clave muy decisiva en los estrenos en ciudades como Los Ángeles, Chicago o Nueva York a las que no mira nadie en el mundo como se sabe y cuesta encontrar algún punto de la historia, los personajes, el casting de voces, etc. que sirva para movilizarlos. Es decir, y aún cuando todo el mundo es muy libre, se renuncia a encontrar mercados. Se sepa o no.
RTVE como fracaso de su razón de estado
Comentarios desactivados en RTVE como fracaso de su razón de estadoEl desastre del modelo de televisión pública estatal no sólo es un fracaso entendido por su incapacidad para resolver sus paradojas inevitables en la era digital (muchos, no me creen), sino porque ni siquiera es capaz de cumplir con sus aspectos propagandísticos más propios de la razón de estado. Ver cómo relata El País la presencia iraní en la televisión por satélite en castellano o los planes de otras muchas culturas deseosas de influencia y sin tradición en la zona sólo tiene una calificación en mi opinión: RTVE hace el ridículo. Si se le suman los Estados Unidos hispanos, hablamos de incompetencia profunda. Hace como tres años ya escribí sobre eso, tal vez de demasiado incompleto, pero es que se veía venir.
La conocida querencia del periodismo por esos titulares maravillosos que se desmienten dentro del mismo texto que se titula, nos brinda hace poco uno espectacular. Le atribuyen a Antonio Banderas: “Decir que me he quedado en papeles de latino es racista”. Seguir leyendo ofrece matices mucho más interesantes y atinados: ‘Te has quedado en los latinos’, me han soltado. Si lo piensas bien, es muy racista. Y encima te lo dice otro latino. Lo latino forma parte del universo norteamericano. Hay una generación que pasó por las universidades y ocupa puestos de poder, nada que ver a cuando yo llegué al país. ¿Latino? A tope.” Tiene más razón que un santo. Hay famosos artistas españoles que cuando están en Los Ángeles evitan a la prensa latina, no vaya a ser que se les vea de segunda clase. Alguien no se entera de nada. En España, casi nadie. El hecho de que Antonio Banderas haga personajes latinos y que los haga en películas para el mercado general americano (y, por lo tanto, el mundial) indica exactamente lo contrario: que sin una forma de dirigirse al mercado latino un estreno en USA – especialmente familiar – se está más cerca del fracaso. Es decir, no es segundón, sino factor crítico de éxito. Los tópicos a la hora de explicar esto, pesan mucho: aquí se piensan que hablamos de un montón de espaldas mojadas analfabetos. Pero véase: son los latinos los que han echado a Lou Dobbs de CNN, un curioso fenómeno que llevó a FOX a hacerse un branded content con presentador en vez de botellas de leche para lavar su imagen al ficharlo. En un episodio de The Good Wife arreglaron la trama para convertirlo en un personaje tolerante. No está mal. Ya hay un miembro del Tribunal Supremo de origen hispano y hoy vemos cómo Obama se monta un debate por internet con la comunidad latina. La política exterior española más bien haciendo el lila en su estrategia USA. Como la del audiovisual español: si hacemos caso a esta crónica de ayer, siguen sin saber qué política industrial necesitan para ir allí.
El resumen de una intervención de Enrique Cerezo, según Cine y Tele, es la siguiente: “El Presidente de EGEDA afirmó que el cine español e iberoamericano tiene mucho que ofrecer a Estados Unidos, “un país donde los hispanohablantes censados superan ya los 45 millones”. Yo tengo una visión específica sobre esto, adquirida por una de mis actividades principales. En síntesis, con la orientación de la producción que genera el sistema español de incentivos es francamente difícil hacerse un hueco dentro de esa población, es decir, hay y habrá poco que ofrecer. No valen casos aislados casi milagrosos. Al espectador hispano de EEUU, sea cual sea la lengua que use, le gusta el cine de Hollywood. Son el público que más va al cine y su presencia demográfica es clave para garantizar un estreno de éxito en los mercados de referencia de EE.UU así como en el caso del cine familiar e infantil. Esto no se entiende en España por mucho que lo explicamos. Es un nicho tan poderoso que Lionsgate y Televisa lo quieren explotar con no demasiado éxito (por ahora) porque… aún no dominan las claves emocionales. Las películas españolas no tienen espacio si no se crea un marco jurídico y fiscal que incentive la posibilidad de tener distribución propia y productos que funcionen como Hollywood (esto implica que el inglés es básico) y eso es un salto mortal para una legislación que, así lo siento, sobreprotege un modelo pretendidamente de autor, favorece lo localista e incentiva la producción por encima del rendimiento. Por cierto, si la nota es fiel, no son 45 millones de hispanohablantes, hablamos de una población de origen latino de casi cincuenta millones y casi sesenta con indocumentados y con diferentes grados de asimilación al inglés.
Se vió como hito ahora hace un semestre: Univision fue líder de audiencia entre todas las emisiones, fueran en castellano o inglés, de los EEUU. Resucitando un viejo proyecto que no salió bien, Televisa decide unirse con Lionsgate para crear un estudio de cine centrado en la demografía latina. Los movimientos continúan ahora con Fox integrando varias de sus unidades especializadas en el mundo hispano para presentarse como una unidad comercial: se trata de aprovechar el crecimiento en inversión publicitaria hacia una demografía desbordante pero que recibe menos dinero por la publicidad que se dirige a sus medios: malo para la televisión, pero a veces positivo para el cine: por ejemplo, van más proporcionalmente que cualquier otro grupo social norteamericano pero anunciarse en los medios hispanos es mucho más barato. Menos inversión, mismo precio de la entrada, mejor negocio. Por no hablar de que intentar un estreno familiar y no contar con los hispanos es un tanto suicida. Una pregunta para los grupos españoles es si pueden instalarse en ese mercado. Lo de Telecinco y Caribevision no ha sido estimulante. PRISA lo pelea. Es complicado y creo que lo es tanto por la inversión necesaria para situarse con una masa crítica que permita jugar, como porque adaptar los contenidos no es sencillo. Quizá se resuma en mentalidad. Curiosamente, tampoco Televisa ha sido capaz de triunfar rotundamente a este lado del mar, pero no deja de empeñarse.