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Más elegantes explicaciones del conflicto de paradigmas entre el público y los gestores de derechos

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Una interpretación que hacemos del estado de la tecnología y la sociedad los peligrosos libertarios que no nos sentimos bien con las leyes de limitaciones de descargas y que genera la revuelta incluso frente a cosas que podrían ser razonables, reside en la idea de apropiación del estado por parte de grupos reducidos: los lobbies, que pueden llamársele perfectamente cárteles, tienen tal control sobre el origen de la legislación y su enforzamiento que convierten la idea del estado como salvaguarda de los intereses generales en una broma. Esta es, por ejemplo, la visión de John Robb, un reconocido analista sobre los conflictos armados de sociedad informacional. Al fin y al cabo, el asalto global a Megaupload lo ha hecho el FBI. Relacionado con esto, enlaza una apasionante conferencia de Clay Shirky sobre SOPA y PIPA. Me he quedado con una visión fantástica: cuando la televisión era la que conocíamos, la de la escasez, sólo tenías que competir contra dos o tres alternativas. Fácil, ¿no?. Si te cargas la escasez (y el control de ventanas de paso) un estado vaciado de sentido por cárteles protegerá esas industrias que vivían tan “cómodas”. Puedo sugerirles que lean consecutivamente estos enlaces y otros que he asumado estos días: la errónea estrategia (lobby de vieja escuela) de MPAA, la mirada de Paolo Coelho frente, por ejemplo, a la de José Ángel Mañas. La guinda, una entrevista a David Mark en Público: «Por cerrar Megaupload no van a caer todos los sitios similares. Hay que pensar en un contexto mayor».

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Más apasionantes conclusiones de Hollywood Reporter sobre #SOPA

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La frase es interesantísima: uno de los represtantes de la MPAA admite que fueron “desbordados en hombres y armamento por el ciberespacio”. Justo a continuación se añade que están aprendiendo a tener presencia online y que ha sido “una pugna en una plataforma en la que en este momento no nos sentimos confortables y estábamos yendo justo contra los que controlan esa plataforma”. Curiosamente, la MPAA tiene un excelente blog (aunque manipulador, exorbitado, y muy pocos seguidores en twitter) capaz de reflejar con eficacia el framing anti-red de la estrategia de comunicación de la asociación de productoras. No basta, evidentemente. La derrota de imagen de Hollywood y de su representante Chris Dodd ha sido verdaderamente grande aunque, no se sabe si sorprendentemente, poco después de la suspensión sine die de la votación el FBI entrara verdaderamente a saco en Megaupload y otorgara una bella compensación. Hollywood Reporter recoge testimonios y valoraciones que indican que, el enorme poder de lobby que hacía que los capos del cine arrasaran imponiendo legislación en el Congreso, se ha hecho conforme a la vieja escuela e ignorando la realidad social de la comunicación actual. Es interesantísimo. A mi me sugiere dos observaciones, por supuesto personales: a) Cuánto se parece a la Ley Sinde o al caso La Noria: grupos de interés sin fuerza para combatir a enemigos fuertes en los pasillos se ven empoderados para influir en los decisores políticos y económicos apoyándose en la rebeldía expresada cibernéticamente y que los medios tradicionales jalean. Escribí un post sobre cómo el mundo del cine español y su ministra se equivocaba al pretender ganar la batalla de la opinión pública confiando en los medios tradicionales. Uno cree que la gente ya no se forma su opinión allí para estos casos, aunque lea y escuche. b) Es interesante el reequilibrio de las fuentes del soft-power americano: reconocen abiertamente que el enemigo a derrotar es Google, capaz de poner también dinero en la batalla de lobbies a lo que se suman servicios globales de origen americano y que es una nueva forma de influencia mundial, imposible saber ya cuánto más decisivo que los iconos que exporta la industria audiovisual yanqui. ¿Podemos verlo como un signo de los tiempos, la mutación del poder a quienes controlan las redes y no en quienes controlan la producción de gustos y modas (ideología por supuesto) a través de los contenidos? Es la razón de todas las políticas culturales del resto del mundo. Seguramente por eso, a Google le va mal en China. Después de todo, el poder de la MPAA reside en su control de la distribución en todo el mundo, eso que ahora sucede ya en la red. La guinda de la derrota de imagen ha sido la amenaza de retirar las donaciones para la campaña de Obama, un presidente que ganó su campaña frente al tradicionalismo de la Sra. Clinton en su capacidad de recaudar mucho más por la red subido en las microdonaciones de cientos de miles ciudadanos de a pie. Perdonen la cursilería: parece un friso de los tiempos que corren.

Algo pasa cuando ni los tuyos te creen

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Hace pocos días Hollywood Reporter publicó un curioso e interesante artículo titulado “Por qué Hollywood está perdiendo la batalla de las relaciones públicas en la guerra contra la piratería”. Relaciones públicas debiáremos realmente interpretarlo como opinión pública. La curiosidad reside en que la argumentación es sorprendentemente parecida a la que se esgrime en el lado de los peligrosos libertarios que cuestionan los modos de hacer y las propuestas del conglomerado cultural-industrial. Son estos: a) la oscuridad de la creación de las leyes y el poder de lobby, b) el empleo de estadísticas cuestionables y la pretensión de salvar sus empleos cuando se crean en otros sectores de la economía y c) la sensación de que, a pesar de las quejas, la producción ¡sigue existiendo!. La moraleja, en mi opinión, reside en que la búsqueda de consensos nuevos y equilibrios que se reclaman desde el establishment no puede seguir pasando por estas estrategias. Las leyes de propiedad intelectual sólo se endurecen y nunca retroceden, mientras que el problema es el mismo desde hace treinta años: sin renuncia a prerrogativas y privilegios va a ser complicado encontrar una sensibilidad social que apoye no sólo la legislación, sino que desarrolle conductas voluntarias de apoyo a los creadores y las empresas que los contratan. En especial, formas que permitan una reconversión industrial más suavizada. Porque lo de dejar de copiar, lo daría por descartado: ¿cuánto tardan en llegar dipositivos de memoria pasables de mano en mano en el que quepa toda la producción de cine del siglo XX y lo que llevamos del XXI por el precio de un menú del día?

 

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