Acabo de ver una promo de La Sexta – algo distraídamente, a lo mejor no lo cuento bien – que me ha hecho abrir el ojo al ver a los de Malviviendo en lo que parece un relato sobre los productores de series en el alambre (expresión frecuente y atinada de Albert, alma de WebSeries) y sus ingeniosos recursos para rodar pareciendo que se puede rodar: en vez de vías de travelling, hay mesas con ruedas. Si funciona… aconsejo echar una mirada a espacios de consejos sobre producción de vídeo casero para ver la inventiva que puede generar el cineasta hambriento. Teniendo en cuenta que este siempre fue un negocio de truco y camuflaje, propongo que a nadie se le nuble el seso pensando en los medios precarios: en realidad, casi no hay rodaje, cualquiera que sea su condición, donde alguien no eche de menos algo.
La reflexión es que, pese a las amenazas de apocalipsis cercanos, los creadores siguen creando. Y, con ello, siguen las preguntas sobre la viabilidad. Me parece conveniente lanzar estas miradas a ver cuánto comparten:
- Poco a poco hay un espacio que, entre el mundo de la donación y los patrocinios de marcas, comienzan a estructurar un mercado fuera de la publicidad convencional y de las televisiones y la financiación convencional del cine. Queda pretencioso recurrir a la expresión tercera vía, que está muy sobada para muchas cosas pero que creo que se entiende. Hay gente que no puede esperar y, por mucho que sea costoso y frustrante, la opción esencial del mundo red – que pueden ser vistos – parece imponerse como una manera de estar en la pobreza. Pido ahora que miren al comienzo del párrafo: poco a poco.
- Porque puestos a estar en la pobreza, los creadores pequeños llevan décadas en la pobreza y nadie dice que el mundo previo a la red ya era una ruina. Resulta que no todo el que quería rodar podía. Cortometrajistas: pidan la palabra, ratifiquen sus miserias. Es decir, que el vídeo online sea un espacio de dura monetización para el pequeño creador no es ninguna novedad ¿cuándo lo ha sido?.
- Muchas personas me preguntan por LA solución. Vaya, como si uno tuviera una bola de cristal. Lo que sucede es que antes de cualquier reflexión sobre modelos de negocio y espacios de rentabilización (aunque sea para tener un pasar) hay que mirar a cuestiones que están por encima y son más estructurales: de toda la vida, hay cosas que se ven (pocas) y cosas que no se ven (muchas). Y que nadie tiene la llave del éxito. Sin éxito, generalmente no hay dinero. En definitiva, pareciera que todo pudiera hacerse y, claro, no. Pero de eso no tiene la culpa nadie. Y menos el vídeo online.
- El dinero ha estado antes del mundo digital en la financiación previa – preventas se le llama a eso – protagonizada por gente que tiene o tenía la llave para ser visto. Es decir, nunca han cabido todas las opciones y necesariamente unos proyectos se financian y otros no. Esa escasez, me temo, seguirá aunque bajen sus umbrales. Por tanto, no hay solución, siempre habrá gente que no pueda vivir de esto. La abundancia de contenido es tal, y va ser muchísima más, que encontrar audiencias se vuelve complicado y no es, seguramente, hacer un episodio de algo y ¡ya!.
El profesor Shorofsky, aquél personaje de Fama (la serie de televisión, queridos jóvenes, no el concurso de Cuatro), interrumpió una vez a sus alumnos escandalizados por la indignidad que para ellos suponía ganarse la vida haciendo canciones para la publicidad. La observación era evidente: que dieran gracias a la publicidad porque, al menos, tenían la opción de ganarse muy bien la vida componiendo, algo no frecuente en la historia si no eras un artista muy brillante. Los que piensan en soluciones mágicas deben pensar que, al menos, en la era del vídeo en la red tienen la opción de ser vistos, crearse una audiencia y, a lo mejor, vivir de ella y de los encargos que genera. Antes, ser visto implicaba un esfuerzo titánico de festivales y programadores de televisión que cerraban la llave a producir o a tener la opción de demostrar algo. Sin duda, algo ha cambiado y, con ello, terminará estructurándose un mercado. Un mercado que no creo que difiera del mercado actual en cosas muy básicas, la diferencia es que el canal de distribución – la red – sea válido para los financiadores. Y, hecho esto, unos podrán tener más recursos y otros seguirán haciendo el travelling con carretillas. Por supuesto, habrá otros que nunca puedan hacer nada.