A mí me lo parece, al menos. Cuando Marcelino Moraleda, de Sony, dice hoy en El País que Soptify «Está atrayendo a usuarios piratas a entornos legales. Es la gran esperanza de la industria«, lo que está reconociendo es que esos usuarios llamados piratas no son gente que está robando por gusto, sino simplemente consumiendo como quiere consumir sin intención de robar nada a nadie.
Si Spotify sigue creciendo, si no ordeñan la vaca antes de tiempo o si la permanente tentación de utilizar la ley para acomodarla a mi negocio no lo impide, el formato de venta de acceso al que se añadirá en el futuro todo tipo de fórmulas de comercio electónico (venta de entradas, merchandising, descargas convenientes a su precio…) terminará por confirmar lo que todo el mundo en la red veía: la canción es un anuncio, ya no es un negocio de copias.
Anticipación o fantaciencia: ¿Con un modelo consolidado querrán cambiar la ley para que no ponga obstáculos a un modelo basado en la difusión de las canciones y el consumo de los fans? No me parece imposible. Pero seguramente querrán jugar en el mejor de los mundos posibles: tenerlo todo.