La Nueva Industria Audiovisual

La industria gana a la no industria: diez semanas de taquilla española en el número uno

En algún sitio me ha parecido ver que el incontestable éxito de diversas producciones españolas en la taquilla de las últimas semanas (Agora, Planet 51, Celda211, Spanish Movie) era una muestra de las capacidades del modelo de cine español y que había, desde el lado clásico del cine español, quien alardeaba de ello.

Pero debe mirarse con prudencia: el éxito proviene de las producciones que lidera la televisión – sobre todo Telecinco – con conceptos de mercado (capacidad para tener distribució internacional, tramas destinadas a atraer al público que va al cine pocas veces al año…), algunas casualmente en inglés y, ante todo, un factor diferencial: la intensidad de la promoción que se ha estado realizando en antena ha desbordado todo lo visto antes. Ágora ha tenido un apoyo de Telecinco esperable en la dimensión del presupuesto, pero lo que han hecho con Spanish Movie (esos sketeches, todavía más frecuentes en los segundos canales de TDT) ha sido espectacular.

El éxito es algo poco predecible en general (las historias conocidas por el público anticipan más posibilidades), pero pocas veces se consigue hoy un éxito de taquilla si el producto no se convierte en un evento social, en una razón para ir. Los efectos de la abundancia generan un esquema parecido al de los supermercados, donde hace tiempo que psicólogos y economistas encuentran que a las personas nos resulta más difícil elegir, paradójicamente, cuanta más opciones hay. Una parálisis que puede terminar en no elegir nada.

Pero vamos al hecho evidente que, en mi opinión, no se destaca adecuadamente: sin marketing no hay película que salga adelante y un marketing verdadero cuesta mucho dinero no incluido en los presupuestos de producción: dependiendo del caso, es mayor que el de la propia película en las dinámicas de Hollywood. El apoyo de las televisiones a productos pensados para el mercado genera el acontecimiento que convierte algo en must see. La paradoja es que las televisiones españolas quieren terminar con su obligación de invertir en cine español y tienen un momento procesal que hace pensar que esa circunstancia puede llegar.

En una de las muchas batallas por las leyes de cine, Uteca ha llegado a ofrecerse a producir con todas las consecuencias a condición de que se les diera libertad de trabajo. Algunas palabras nada amables en contra del establishment de producción en España, a los que se llamaba por su nombre – productores independientes – pero sin ocultar ironía y yo diría que hasta rechazo en el término, sólo mostraban el abismo de percepción. Uteca venía a decir algo así como si nosotros hiciéramos las películas… visto el éxito de las series de ficción y, en este año, el buen funcionamiento de las tv movies encargadas por las televisiones españolas hay que darles unas buenas dosis de credibilidad sumado al innegable hecho de que acaparan la taquilla española.

La ruptura radical entre el mundo de la televisión y el del cine en España hay que reconocerlo como el mayor fracaso de la política cinematográfica desde que Pilar Miró sentó las bases del sistema actual. Son necesarios para que las películas se vean y se financien y la pregunta relevante es si tiene sentido hacerlo en contra de ellos. Hay voces y personas que lo han intentado todo para tener un marco común, pero estamos donde estamos en lo que seguramente es un desamor sin reconciliación. Pero la cuestión es que el planteamiento radicalmente industrial que está haciendo la televisión privada gana la partida al tradicional y predominante enfoque de la autoría y la diversidad cultural. Mientras, en medio de una programación futura repleta de incógnitas, la televisión pública estatal, supuesto garante de la diversidad y pluralidad locales, emitía el primero de año otro gran éxito norteamericano destinado a máxima audiencia. Son muchas las contradicciones.