Una lanza por los titiriteros
El oscar recogido por José Luis Garci por Volver a Empezar en 1982 fue saludado por el diario más influyente de este nuestro país con un editorial que terminaba diciendo «un oscar menor para un cineasta menor». Era la primera vez que una película de verdad española recogía este premio, se piense lo que se piense de la relevancia para la historia de la cultura de la cinta. Hoy, un diario digital publica «No hubo suerte, pero a veces la suerte no se merece. La Academia negó ayer con toda justicia su segundo Oscar a Penélope Cruz», tras titular «La cara para ‘El secreto de sus ojos’ y la ‘cruz’ para Penélope». Que la propia actriz haya advertido de que no tenía ninguna opción de antemano, no sirve. Ni tampoco sirve en la manera de poner los acentos que se trata de una actriz con tres nominaciones y un oscar ganado.
Como si en Los Ángeles regalaran las cosas, la ABC reunió a las nominadas en su categoría y la hizo hablar la primera por ser la más veterana. ¿Cuántas actrices en el mundo tienen ese palmarás en la mayor fiesta de promoción del negocio del cine que existe? Desde luego está Meryl Streep, pero que nos digan cuántas actrices no nacidas en Estados Unidos pueden presumir de una presencia constante en Hollywood de esa manera.
Antonio Banderas ha presentado premios y actuado en las galas, la loseta con su estrella en Hollywood Boulevard está bien cerquita de la entrada del teatro Kodak. Javier Bardem, acompañante como se sabe de Penélope Cruz, ha tenido también la capacidad de ganar uno de estos premios y tener una nominación más. Pedro Almodóvar, además de su oscar, tiene invitaciones regulares. Ayer había un coproductor español cuya película se ha llevado un oscar: esto sí era más casualidad, pero en una actividad que es un negocio, nos digan lo que nos digan, los productores son necesarios y son los dueños de la película.
En fin, que no todos los países del mundo pueden presentar un plantel similar con su talento. Lo que no quiere decir que la estructura de funcionamiento local y el sistema de financiación no sean manifiestamente mejorables. Que lo son. Y que todo el mundo pueda opinar de las posiciones políticas de los artistas, como si no tuvieran derecho a tenerlas. Pero la actitud destructiva por el mérito ajeno no la puedo comprender y todos estos señores se merecen un verdadero respeto. Es que hay que ir allí y ganar, aunque sea una nominación.
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Créditos: Foto de Dave B, con licencia CC
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Yo no tengo nada en particular contra los «titiriteros», salvo que me toca un poco las narices la actitud de (dudosa) superioridad moral de algunos.
Y al margen de esto creo que el talento artístico no tiene relación directa con la estupidez. Grandes artistas fueron grandes cretinos, y aun más, incluso malas personas.
Lo que si me toca la moral, aun congratulándome del éxito internacional de algunos de ellos, es que tengamos que financiar el éxito personal de unos pocos con dineros públicos. Sigo sin ver en qué beneficia eso a la Cultura Española si es que tal cosa existe.
El problema de hacer públicas tus opiniones es que los demás también tienen las suyas, y a partir de ese momento, sobre ti. Y también tienen la libertad de expresarlas.
Si bien lo que dices es totalmente cierto, los de la ceja sufren ahora el ninguneo que antes (y ahora) sufrió Garci a manos de la progesía.