Hagamos el debate sobre la televisión pública en la Red
O «Elogio y refutación de la gestión de Luis Fernández, Segunda Parte«. Una de las anécdotas relatadas en el discurso de ayer, es la constatación de un cierto hastío ante la necesidad de desarrollar un debate sobre el rol de la televisión pública que, al final, nunca se produce. UTECA, por boca de Alejandro Echevarría, dejó claro que quiere televisión pública pero con otro modelo: seguramente uno que no incremente la competencia por la publicidad. Y José Miguel Contreras, el jefe de La Sexta, fue invitado a participar casi en contra de su voluntad para decir, en contra de la opinión que estaba en el aire, que él sí, el sí quiere un debate sobre la televisión pública.
Me parece cierto que cada año que pasa el conflicto entre los contenidos y los costes de la televisión pública, en comparación con lo que hacen las televisiones privadas, incrementa los comentarios sobre la presunta insostenibilidad del modelo. Con la TDT y el incremento de oferta, el miedo a no disponer de oferta publicitaria suficiente asusta a los gestores y sus accionistas. Se habla y se habla, pero como dijo Fernández, no termina de debatirse. En la Red no tenemos esos problemas, así que al igual que hemos debatido sobre la televisión 2.0, voy a lanzar el debate desde aquí para todo el que quiera participar. Provocaré, cómo no, a una serie de personas para pedirles su opinión y para que, si lo deseean, les lancen la cuestión también a sus lectores.
Las cuestiones a abordar serían dos:
– ¿Tiene sentido que exista una televisión pública en nuestros tiempos? ¿Se ve ésta necesidad aumentada o disminuida por el auge de internet?
– Sea cual sea la respuesta a la primera cuestión (es decir, si no hay más remedio que la haya si se está en contra), ¿qué modelo es el que tiene sentido?.
Los invitados expresamente a poner su granito, si ellos quieren por supuesto, son los que siguen. Empezaré por bloggers con una reputación bien lograda en esto de hablar de la televisión. Así invito a Chica de la Tele, Héctor Milla, Sonia Blanco, Antonio Delgado, Jack Lab y al colectivo de ¡Vaya Tele!.
Creo que es interesante el punto de vista de personas cercanas a la política. Así, digamos que asumiendo una tendencia socialdemócrata o progresista, el invitado inevitable es César Calderón. Desde una perspectiva liberal, una persona altamente indicada es Albert Esplugas, autor de un interesante ensayo La Comunicación en una Sociedad Libre.
Por último, le pediría a Juan Freire si tiene ya hecho o si puede desarrollar algunas ideas sobre las transformaciones que la digitalización y la sociedad red producen en la prestación de servicios públicos.
A continuación, y pese a que son datos de parte, sugiero la lectura de este informe desarrollado por UTECA en el que se comparan una serie de magnitudes económicas sobre la televisión pública y la privada en España.
Créditos: La fotografía es autoría de Chimi, que se comparte con licencia CC.
Difícil debate porque no todas las cosas son blancas o negras y mucho menos en este difícil asunto de la televisión pública, pero intentaré aportar algunas de las reflexiones que en ocasiones me hago y que no son necesariamente firmes… vamos, que no lo tengo claro.
Empezaré por eso que nos cuentan en la facultad de que la televisión debe «Informar, entretener y educar».
Parece evidente que de un tiempo a esta parte la labor fundamental de la televisión se centra en entretener, de cualquier modo posible, bien con retransmisiones deportivas de lo más saludables, con obras de ficción de mejor o peor calidad o con programas de otras características a veces no muy buenos para la salud mental. En cualquier caso, entretenimiento para las masas.
La parte de información se mantiene, pero siempre conducida como parte del espectáculo televisivo.
Parece indiscutible que lo que más se resiente es la sección educativa, relegada a las televisiones públicas y en gran medida desatendida por estas.
¿Por qué está desatendida la parte educativa de la televisión? Creo que por una mera cuestión de rentabilidad. Los programas educativos son minoritarios en términos de audiencia y por tanto no sirven para competir en las ligas mayores del mercado publicitario y así cada vez tendremos menos.
Llegamos entonces a la segunda cuestión ¿debe la televisión pública financiarse con publicidad igual que el resto de cadenas? Evidentemente si preguntamos al resto de actores del mercado, dirán que no. Quitarse a un competidor tan importante como ese de la noche a la mañana sin apenas esfuerzo es toda una victoria, pero tampoco solucionará el problema al que se enfrentan realmente las cadenas, la fragmentación de las audiencias y el reparto de su tiempo de ocio en otras plataformas hasta ahora inexistentes.
Además, surge el problema de cómo financiar entonces esas televisiones públicas y ninguna de las dos posibles soluciones mejora la anterior: de un lado, pedirle al contribuyente que pague un cánon por ver la televisión pública cuando dispone de montones de canales gratuitos que le dan todo lo que necesita para cubrir su tiempo de ocio televisivo parece inviable. Es la típica cuestión que debió haberse hecho en su momento, pero que ahora no tiene sentido. La otra solución sería financiar las televisiones públicas sólo con dinero de los presupuestos (del estado o de las correspondientes administraciones). Yo personalmente creo que hay mejores cosas en las que invertir ese dinero.
Existe una tercera opción: la privatización, entendida como compromiso de aportar al ciudadano todo aquello que la televisión pública debe dar: información cercana a su localidad si hablamos de una televisión local o regional, educación, espacio para talentos jóvenes… pero si este modelo no tiene publicidad ¿quién va a querer hacerse cargo de la gestión?
A día de hoy y con la oferta tan variada que tenemos en materia de televisión y dado que ninguna de las cadenas públicas existentes parece hacer nada por los ciudadanos que no haga por su propio beneficio en términos de audiencia y consecuentemente de ingresos, no encuentro motivo alguno para que existan las televisiones públicas… y eso sin empezar a hablar de política.
Con su permiso, voy a opinar 🙂
Creo que hay tres cosas a considerar previamente:
–El sistema actual de medición de audiencia mide atención, pero no mide aceptación de los programas. La atención es lo que dispensamos a una accidente de tráfico cuando vamos por la autopista, que hace que el tránsito se ralentice. A casi nadie le gusta ver accidentes de tráfico (aceptación), pero les hacemos caso (interés).
–La inversión publicitaria sigue dependiendo de los niveles de audiencia, pese a que es un sistema muy defectuoso. Eso lleva a contenidos cochambre 😛
–Una televisión pública no puede ser de pago directo, porque se violentaría su sentido de servicio público universal. Lo asdecuado es vía impuestos progresivos.
Si el sistema por el que se deciden las inversiones publicitarias en televisión no cambia creo que el sistema actual de televisión pública no sirve. para competir por la publicidad tiene que competir por la audiencia y hacer cochambre. Mejor olvidarse de índices de audiencia y de competir con televisiones privadas por la publicidad. Preferible hacer una encuesta de aceptación de porgramas cada mes y hacer tele baratita con cargo a presupuestos del estado.
Si el sistema de medición de audiencia cambiara y midiera lo que tiene que medir (no reacciones instintivas que hacen que nos quedemos viendo una zona erógena, una pelea o un chillido, sino aceptación de contenidos) el sietema mejoraría por sí solo. Que compitan todas por la publicidad, pero ni una peseta del estado.
N.B.: A veces se nos olvida que la tele en España es de titularidad pública (pero de gestión pública o privada). Nada nos impediría crear reglas del juego que limitaran los contenidos volcados en la atención y no en la aceptación.
he vivido en Francia el tiempo suficiente como para que me quede claro la importancia del TV púbica, cierto, en un país muy robusto en eso de la cosa pública, quizás incluso demasiado. Pero en España jamás he comprendido esa necesidad, la tv pública me resulta igual o incluso más atrasada que la tv privada. Ahora mismo me inclinaría a que no tiene sentido una tv pública si su comportamiento esta en las mismas coordenadas que el mercado privado del audiovisual. Y soy un hombre hecho en una perspectiva intelectual de izquierdas. Y no solo pienso de cara a la tv pública estatal sino también a la autonómica, tan refugiada (la catalana) en sus búsquedas nacionalistas y de identidad que han perdido del todo la atención en mi hogar donde jamás la vemos. Me pasa lo mismo con la pública estatal, no me aporta ningún valor que justifique que se mantenga con el dinero de todos. Si en Francia, con ese arraigo de cosa pública importante, la tv pública pasó a ser privada, aquí con mayor razón.
La televisión pública debe de existir como tal y hay que dejar a un lado lo de la privatización alegando partidismo u otras razones. El problema de la pública, como todo lo público, es que no es del agrado de todo el mundo. Así, yo no soporto los programas del corazón, un informativo autobombo y diez mil programas chorras que son dignas de las privadas.
Cuando hablamos de televisión pública pensamos automáticamente en la 1 de TVE. Existen muchos más canales como docu, 24h, tdp… canales especializados. Ese es el auténtico cometido de la pública y no batallear con las generalistas. La televisión pública debe cubrir lo que económicamente no puede una privada sin inflar los precios como han hecho con la Champions. El mejor ejemplo son las olimpiadas o las series de alto presupuesto. Probablemente si la 1 no existiera como tal, el lastre económico desaparecería.
Para mí la televisión pública del estado debe de ser especializada y prestar mucha atención a los contenidos, que sean plurales y de interés general, aunque no nos guste un programa por su realización, estilo… pero no por contenido.
Así pienso, que la 1 tiene una programación trabajada pero que se viene abajo en cuanto a contenidos.
Mi aportación al debate:
Televisión Pública: ¿es necesaria?
¿Por qué tenemos que pagar con nuestros impuestos una televisión que muchos no queremos ver? Y aún más sorprendente cuando hay otras televisiones, como las privadas, que ofrecen ese servicio sin que lo tengamos que pagar mediante impuestos.
Hola Gonzalo,
Mi comentario: «Debate sobre la televisión pública«.
Un saludo
Lo mejor sería demoler o privatizar todas las televisiones públicas salvo una, dejar un sólo canal. El dinero de todos tiene que servir para reflotar la sanidad o la educación. Caray que los enfermos esperan amontonados en los pasillos de los hospitales y mientras nos estamos gastando fortunas en pagarnos la mejor manipulación televisiva de los caciques de turno o en irradiar al universo entero (literalmente) las babosadas de famosetes, vividores y soplagaitas en programas infames de telebasura que pagamos todos. Sólo veo razonable mantener un canal de televisión que fuera la misma para el territorio nacional y para todo el mundo (una TVE internacional), más modesta que eliminara el 90% de su programación actual (concursos y demás basuritas) y se centrara en un buen equipo para producir sólo noticias y documentales de pintorescos paisajes de España, para promocionar el turismo.
Hola, quizás es un poco tarde, pero me he leído más o menos todas las opiniones de una forma un poco extraña, pero bueno esta visión así de sopetón me sirve para intentar hilvanar una opinión.
Yo soy de la opinión de Sonia, la verdad es que la televisión pública debe seguir existiendo, pero está claro que no a cualquier precio. Siempre he sido valedor del uso del canon pero está claro que no tiene sentido hoy día.
Pero una cosa sí tengo clara, el servicio público debe garantizar la ecuanimidad por ejemplo en la información política, en el debate democrático, en el acceso a los medios de comunicación aquellos que no pueden comprarlos. ¿Esto se ha conseguido en la vida democrática de rtve? Pues probablemente no, pero hay cosas y cosas, programas y programas… por suerte no todo es mierda en la televisión pública.
A ese nivel debería funcionar bajo los mismos principios de la educación o la sanidad públicas… se debe garantizar el acceso universal y sobre todo debe poner en valor la información, la educación, y el entretenimiento.
Tampoco estaría mal recordarle a todos que esos principios están en la directiva europea de Tv Sin Fronteras que nadie de la UTECA respeta o en lo que comenta alberto de francisco. Yo iría más lejos, «obligaría» a todas las televisiones a que destinasen parte de su programación por ejemplo a explicar qué es la televisión, cómo funciona, cómo «manipula» la realidad… es hora de que estos preceptos educomunicativos sean asumidos como algo propio de la alfabetización de los ciudadanos.
Yo creo que la televisión pública además debería potenciar el tercer sector, y ahí lo enlazo con el tema de internet. La televisión pública debería ser la garante de acceso a canales TDT gestionados por la ciudadanía o debería destinar sus espacios televisivos de manera pública para que otros tipos de televisiones, las que no están en UTECA, florezcan.
Está claro que no es fácil poner en marcha todo esto, pero seguro que hay ejemplos (mira la PBS por ejemplo) de televisiones públicas que se alejan de Mira quién baila! o España Casposa Directo…
Dos libros interesantes y muy posicionados, para el debate son estos dos:
LA AGONÍA DE TVE, O CÓMO SE DESTRUYE LA TELEVISIÓN PÚBLICA
AUTOR: JOSÉ MANUEL MARTÍN MEDEM
y
Una Televisión Para La Educación
Agustín García Matilla (Ed. Gedisa)
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Pedro Jiménez – http://www.zemos98.org