Una mirada rara a la causa de Pablo Herreros
6 noviembre, 2011 – 17:18 | 18 Comentarios

Ver que un puñado de anunciantes ponen los pies en polvorosa porque un blogger la lía… eso no se había visto por estos lares. De la madre de El Cuco, El Cuco y sus crímenes …

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¿El síndrome Berlusconi?

Escrito por el 26 junio, 2011 – 9:004 Comentarios
¿El <i>síndrome Berlusconi</i>?

Al respecto de la últimas elecciones italianas, el diario El País titulaba: «Internet barre a la televisión». El artículo relataba cómo el control de televisiones públicas y privadas por parte del primer ministro, Silvio Berlusconi, ha sido burlado: «Pero esta vez la manipulación y la censura han sido ineficaces. O contraproducentes. La movilización de la nueva ciudadanía italiana ha utilizado la Red para mofarse de la televisión y a la vez como motor, laboratorio y amplificador de una nueva forma de ser ciudadanos y de entrar en política».

Esto nos lleva a pensar, algún académico debiera tratar de confirmar esta hipótesis, a que la proliferación de la comunicación por canales incontrolables hace que esa idea permanente de la era industrial de que la televisión forja nuestras conciencias se resquebraja. Italia es un caso extremo, pero démosle la vuelta a la hipótesis añadiendo algunas cosas. Extendamos esa pérdida de credibilidad a todos los medios de masas (en el caso del 15M español ha sido bastante evidente) abarcando prensa y radio, ejemplos de lo que llamamos medios tradicionales e imaginario perpetuo de la clase periodística (esa que sigue emocionándose hablando de las portadas de la prensa de papel en los telediarios de la mañana, esa que sigue llevando como tertulianos a reporteros de más o menos prestigio a resolver el mundo mundial).

Llevémoslo ahora a un asunto punzante como es la comunicación gubernamental al respecto de la llamada Ley Sinde: no sólo la ministra titular acude únicamente a medios masivos en entornos generalmente amigables, sino que parecen crearse nuevos spots y herramientas para la comunicación de masas como la que se refiere en esta nota de El Confidencial que serán desmontados por la red: eso de que la cultura se muere.

La pura evidencia puede con ello (miren el Plan B, por poner un ejemplo llamativo, para ver cómo se gana dinero haciendo música, se producen nuevos títulos y aparece nuevo talento sin que la razón de ser sea vender copias y con la audiencia cocreando de modo virulento con los autores), pero añadamos la de horas dedicadas por personas influyentes a debatir y contrargumentar en un entorno donde la gente, como en el caso italiano, confiere credibilidad generalmente a todas las versiones críticas con la propuesta de modo simultáneo a la notoriedad de que ofrecen unos medios en los que ya no creen.

Es decir, todo el mundo conoce las palabras de la ministra o sus vídeos, pero nadie parece tomar la argumentación en serio: ¿recuerdan esas entradas tenebrosas de los DVD donde se equiparaban las copias a asaltos criminales o un tipo se mostraba indignado porque le habían robado una idea a pesar de que la ley no permite registrar ideas sino obras? Como se puede observar, la población no tomó eso que llaman conciencia, que viene a ser aquello de que hagas algo de lo que no te han convencido y sobre lo que no se pueden encontrar argumentos que te lleven a ello.

En los años de la movida Kaka de Luxe cantaba aquello de pero qué público más tonto tengo. Los consultores de marketing suelen decirnos que la gente, cada día más, toma sus decisiones de compra por recomendaciones encontradas en internet de personas en las que depositan credibilidad con el coste que eso tiene para la publicidad convencional. No parece que el público se deje tomar el pelo o, si se lo deja tomar, recurre a canales diferentes en los que la reelaboración sistemática de los contenidos y su debate constante (aunque los hay de todas las calidades) no son precisamente lo que sucede con los medios de masas y sus intereses.

El hecho de que se olvide una solución al tema del canon mientras se arregla un intento más  – conviene atender a lo de más – de terminar con la piratería y se inicie la correspondiente campaña de comunicación para que todas las Españas a través de medios de masas abracen un discurso impopular se va a convertir, no puedo imaginarlo de otra manera, en otro episodio de fracaso comunicativo. Las cosas se harán, pero sin respaldo social, y ya hemos visto donde ha terminado el canon, un debate que no ha sido el de los medios, ha sido el de la red. Subvenciones incomprendidas (en su mecánica y en su justificación), fraudes que se entierran, leyes por la puerta trasera… nada de eso queda borrado en la red y los enlaces vuelven una y otra vez.

Alguien debería ser consciente de que la única salida para recobrar la legitimidad es abordar los debates que se manifiestan en red, formar parte de ellos y proponer un juego de equilibrios nuevos. En resumen, lo que vengo a decir es un tanto la premisa y el paradigma de cualquier consultor de medios sociales que se precie y que, tan olvidado ha quedado ante el aluvión de soluciones de marketing directo en esto de los facebooks y sus otras manifestaciones: aquello de que los mercados son conversaciones. La extensión natural es que la acción de los gobiernos también lo sería. Así que lobbies  y gobiernos sólo pueden perder, más ante un entorno internacional mucho más flexible que el que se está proponiendo aquí, las posibilidades de encontrar una forma de apoyo social sistemática y de largo plazo porque todo son mecanismos represivos.

Quedaría una cuestión más: ¿es legítimo que el gobierno de todos – siguiendo la premisa de que la cultura somos todos de la propias campañas – gaste su dinero en defender una opción cuyas bases intelectuales están cuestionadas por la propia sociedad tomando partido por una de ellas? Es decir, la crítica a las leyes antidescargas contienen en sus apartados menos mediáticos y profundos una crítica al modelo de propiedad de las ideas. El mero hecho de que en el Parlamento Europeo haya dos miembros del Partido Pirata Sueco legitimaría la existencia del debate social y, por tanto, uno se pregunta por qué, además en pleno período de ajuste, se emplea dinero en defender una opinión negando la contraria. Suficiente para que el problema de credibilidad se ahonde.

Quisiera que me discreparan.

Créditos: la fotografía pertenece a la galería de Alessio85 y se distribuye con licencia CC.

4 Comentarios »

  • ¿A quién se le ocurriría que insultar a los clientes es una buena técnica de marketing?

  • Pop Culture dice:

    Cada vez más, se evidencia que el debate social está en las redes, y no en los espectáculos de escenario que tan bien han aprendido a manipular los poderosos.

    Aprenderán los poderes políticos a jugar el juego de la comunicación bi-direccional y horizontal que es la base de la red 2.0?

    Está por ver. Hasta el momento, en España las referencias de las élites hacia la red no ha ido más allá de llamarnos piratas, relacionar Internet con la pedofilia, ningunearnos y desconocer por completo las nuevas realidades emergentes (Mezclar Anonymous con ETA, por poner un ejemplo).

    Los recientes ejemplos de manipulación informativa burda (Telemadrid, que mal mientes…), que fácilmente han sido desenmascarados en las últimas semanas, me hacen pensar que por ahora no saben como relacionarse con la nueva sociedad red y, peor aún, que no saben como relacionarse con la población que vivimos dentro de ella….

  • Ubik dice:

    Si la solución de la música es la publicidad, pues no habrá música.

    • Gonzalo Martín dice:

      ¿Cómo puede ser eso? La música sigue vivísima, con y sin publicidad. ¿No está patrocinando Heineken multitud de festivales? ¿No ha creado CocaCola un sello para amparar música? Me da que todo es al revés…