¿Y si no es Gran Hermano quien nos vigila sino nosotros quienes vigilamos a Gran Hermano?
La batalla de la transición tecnológica reside en la dura pugna entre quienes persisten en su vocación de controlar el contenido y, con ello, una forma ciertamente mucho más sencilla (al menos, visible) de hacer un negocio, y la más que posible realidad de que el público hace lo que le da la gana y retorna al origen de los contenidos: las historias pertenecían a los pueblos y se contaban de unas personas a otras con las transformaciones y añadidos que el salero y el buen contar de cada uno quería ponerle.
Canciones de gesta, romances, cuentos, toda la literatura y las canciones populares se originan en formas perdidas de transformación y difusión de relatos. La abundancia de medios para captar, reproducir y transformar contenidos hace que, lo cuenta Jenkins y suena a autoridad, nuestro miedo atávico al control de nuestras vidas por grandes demiurgos que observan todos nuestros movimientos se invierta de forma muchas veces incómoda: la casi anulación de determinadas formas de intimidad, no digamos de determinados secretos, gracias a la ubicuidad de cámaras y redes convierte al Gran Hermano en el desbordado y vigilado: Orwell imaginó un mundo centralizado como los totalitarismos de su tiempo y nuestra red es una enredadera distribuida e incontrolable.
A ver y escuchar.
Henry Jenkins on Transmedia – November 2009 from niko on Vimeo.
Excelente resumen de la revolución tecnológica que estamos viviendo… la etapa del resurgir del bottom-up, que Obama tanto partido supo sacarle en su campaña, conviertiéndose en el primer candidato de la convergencia cultural.
Sólo un apunte: Henry Jenkins deja el MIT el próximo mes. USC Annenberg le ha fichado para su programa de digital media studies.
off topic, pero relacionado con posts anteriores:
http://blogs.periodistadigital.com/bokabulario.php/2009/06/02/p235609
Alfredo Landa: » O simplemente que el público no va porque no le interesa un grijo lo que le cuentan. Tú te preguntarás: ¿cómo llegas a recaudar en dos semanas esos 300.000 euros de taquilla para recobrar el 33 por ciento del presupuesto. Pues es muy fácil, aunque haya gente que no se lo crea: comprando las entradas.
Que sí, hombre, que sí, que la mitad de los productores las compran. La tira de entradas compran. Hombre, evidentemente no van al Capitol y le dicen a la taquillera: «Póngame una ristra que traigo aquí diez millones».
Tienen sus canales, sus contactos con los exhibidores.
En España hay 5.000 cines, que a este paso pronto se quedarán en la mitad o menos, y SE ORGANIZA UNA RED DE COMPRA DE BUTACAS, en Oviedo, en Carcagante y en Villanueva de la Jurisdicción, qué se yo. Hacerse, no sé exactamente cómo se hace, pero vaya, ellos mismos me lo han contado, es práctica habitualísima. Un negocio redondo. Y lo acojonante es que ni aun así despega el sector.»
Creo que fue George Michael el que ya dijo hace un tiempo que históricamente teníamos miedo de que el gran hermano nos vigilase, pero resulta que el gran hermano somos nosotros mismos que nos vigilamos mutuamente y ofrecíamos los resultados de dicha vigilancia en la diferentes plataformas tecnológicas…