Éticas
La agenda de los medios amaga y no pega: la nota de El País cuenta que un Nobel de medicina espera «sinceramente que estas patentes no sean aceptadas» porque Craig Vandler, el hombre tenido como pionero de una especie de vida artificial «Tendría el monopolio sobre una serie de técnicas». En otra pieza del mismo diario se narra parte de la pugna del mismo científico con su comunidad por el uso propietario que quiso hacer de los datos del genoma humano. Resultaba que había empleado datos públicos para hacerlo y él se defendía diciendo «Para eso están los datos públicos. El redactor del diario se muestra preocupado por las cuestiones éticas de privatizar conocimientos potencialmente vitales para la salud (¿para la Humanidad?) pero entretenido en la diferencia entre «invención» y «descubrimiento» es incapaz de plantearse si esto no es también un problema ético: el de monopolizar una evolución del conocimiento a partir de lo que es procomún. Cuando podemos decir que ni siquiera se sostiene racionalmente. Hagamos una proyección también con el hecho de que yo mirara como tantos otros las ilustraciones de Doré de El Quijote, les diera un barniz hip-hop y dijera que tengo derecho a monopolizar su reproducción. Que resulta ser lo cotidiano.