Una mirada rara a la causa de Pablo Herreros
6 noviembre, 2011 – 17:18 | 18 Comentarios

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YouTube inventando el nuevo entretenimiento con Ridley Scott

Escrito por el 12 julio, 2010 – 10:00Un Comentario

Y Kevin McDonald y LG. «La vida en un día» tiene todos los tintes claros de la revisión de la construcción de contenidos renovada por la convergencia digital y la contribución colectiva a los contenidos que ha traído la transformación de internet. «La vida en un día» es un largometraje que se creará con las piezas enviadas por la gente en lo que hoy ya llamamos remezcla, la creación moderna como puro collage.

Desde hace unos veinte años, el proyecto Un día en la vida de…, arroja a un grupo de fotógrafos de reconocido prestigio sobre un país durante un día con la misión de fotografiar su vida cotidiana. Ahora, YouTube pone la plataforma, en vez de fotógrafos famosos tenemos al público y los editores son Ridley Scott y Kevin McDonald. Una marca paga, al menos parcialmente. Un festival espera su estreno, Sundance. En la línea de renovación de los festivales que uno espera ver, se contribuye a la creación de un evento mundial que debe terminar en un producto de consumo universal. Last, but not least, el nuevo distribuidor, YouTube, que la reproducirá y que se apresta a ser un líder en los contenidos.

Durante mucho tiempo ha sido extremadamente difícil que el agregador de vídeo de Google pudiera encontrar los acuerdos suficientemente profundos con la gran industria como para tener una ventaja real en su distribución. Una cosa es que tenga acuerdos con las grandes productoras y televisiones, otra cosa es que se haga dinero con ello (ambas partes) y otra más que se pueda disponer de lo mejor de lo mejor en condiciones de explotación verdaderamente serias.

¿Pero qué sucede si entro a competir con los grandes creando contenido original? En YouTube, siempre que les he escuchado, insisten en que lo suyo no es eso. Es más, es lógico pensar que si te lanzas directamente contra las grandes majors, te vean como competidor y te pongan más problemas aún para disponer de ese contenido que todo el mundo quiere ver y que, vaya por dios, está en Hulu y en los propios sites de sus productores. Pero puede haber una diferencia: crearse una forma de acaparar audiencia dando vueltas por la periferia del sistema.

Del sistema geográfico y del centro del mundo, como ya ha sucedido con la liga de cricket hindú, a la periferia de los contenidos: las experiencias transmediáticas y de participación del público donde los grandes grupos no tienen tanto incentivo en experimentar con riesgo real. Es decir, se trata de hacer cosas fuera de los circuitos previstos. Con todo, «La vida en un día» está sometida al absurdo sistema de la propiedad intelectual vigente, pues rápidamente se aclara en las instrucciones que si aparecen marcas, si se emplean fragmentos de programas de televisión, los vídeos aportados por los contribuyentes pueden no ser válidos.

Nada como un proyecto como este para darse cuenta como el concepto de autoría, la dichosa originalidad, la remezcla de los contenidos como base para la innovación y creatividad constante no caben en un sistema de control exhaustivo del uso del contenido por parte de sistemas de explotación monopolísticos que no están hechos para estimular la creatividad y la innovación, sino para proteger las formas de hacer de determinadas empresas e instituciones. El caso es que parece complejo que, a medida que más y más personas en busca de libertad creativa recurren al poder del público, la atención quedará desplazada hacia productos que ni precisan esa protección ni tendrían sentido con ella. Aunque, después de todo, ¿dicen en algún sitio LG, YouTube, Kevin Mc Donald y Ridley Scott si piensan imponer la cesión de las imagenes para que ellos las puedan explotar y el público no pueda usarlas libremente?

Yo no lo encuentro. Pero, hagan lo que hagan, tanto si deciden imponer controles al público para su reutilización o para su difusión (parece que no, pues se lanzará por YouTube) el avance de un uso cada vez más libre de los contenidos parece inevitable. No sólo tras la sentencia del Viacom vs YouTube, sino porque se va a hacer difícil decirle a la gente que si le pides que aporte para conseguir tu financiación la gente no pueda hacer lo mismo con lo tuyo.

Es un nuevo mundo. El Cosmonauta, Panzer Chocolate o Euskal Okelak, no han sido inventados por ningún ministerio de cultura. Ni siquiera piensan realmente en ellos preocupados en repartir de su dinero y en clamar contra unas descargas que es imposible que puedan arruinarles: está por ver algo de la cinematografía española que sea rentable por sí misma y en base al mercado. Consigan los osados del crowdfunding y la contribución del público terminar sus proyectos o no. Tampoco ha sido inventado por la publicidad local. Y eso que ya tenemos unas pocas (muy pocas, es cierto), marcas globales que, nos dicen, tienen que ser innovadoras.

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